El ingeniero Carlos Ignacio Pesquera, exsecretario de Transportación y Obras Públicas (DTOP) y actual coordinador especial para la estabilidad del agua potable en Puerto Rico, asegura que la crisis de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) pudo manejarse mejor, tanto en el aspecto técnico como en la comunicación con la ciudadanía.
A la pregunta sobre si la falla fue técnica o de gerencia, el doctor en ingeniería estructural enfatizó varias veces que él hubiese manejado la situación de forma diferente.
PUBLICIDAD
En entrevista con Punto por Punto, Pesquera explicó que el incidente que dejó sin servicio a miles de abonados se originó en la rotura de un tubo de 54 pulgadas por parte de un contratista, que desconocía su existencia.
“La persona que hizo la perforación no estaba consciente de que había un tubo ahí. Y eso es un hecho. Obviamente, Acueductos tiene protocolos, y hay una responsabilidad por el procedimiento 811. En este caso es interno y probablemente utilizaron el concepto de que esto es una emergencia y la voy a reparar, y desafortunadamente no tuvieron conocimiento de eso”, explicó.
Pesquera subrayó que la situación se agravó por decisiones operacionales que alargaron la crisis. La AAA intentó reparar la avería sin detener el servicio, pero el estado inoperante de las válvulas lo impidió.
“Ellos decidieron: ‘Vamos a tratar de arreglarlo sin parar el servicio’. Pero la condición del sistema no permitió hacer esa maniobra. Lo que tuviste fue un tiempo más largo entre lo que trataron de repararlo sin parar el servicio, hasta que lo tuvieron que reparar parando el servicio”, relató.
El ingeniero fue contundente al señalar que él hubiera tomado un curso de acción distinto.
PUBLICIDAD
“Yo, si hubiese ido 100 veces al sitio a reparar ese tubo, 80 veces hubiese retrasado la reparación hasta que se resolviera la crisis”, afirmó. “Es como arreglar la carretera de noche en vez de hacerlo de día cuando está transitada por todo el mundo. Se pudo haber hecho así. Estoy seguro de que se hubiera recuperado mejor el servicio. Es una cuestión de juicio, pero creo que es una lección aprendida”, agregó.
Más allá de las fallas técnicas, Pesquera apuntó a la comunicación como una de las grandes debilidades de la AAA durante la emergencia.
“Hubo una falla de comunicación. Yo creo que eso es clave y eso yo lo aprendí a cantazo en el gobierno. Más que la parte técnica, era la parte de saber entender qué es lo que le preocupa a la ciudadanía, cómo se debe informar y que siempre tiene que haber una transparencia total”, sostuvo.
Según el ingeniero, la corporación debió explicar desde temprano que se estaban acumulando averías en distintas plantas y bombas desde el 10 de julio, para que la gente se preparara.
“Definitivamente pudieron haber manejado mejor la fase de comunicación de los problemas e involucrar a la ciudadanía para que entendieran por qué estábamos ahí. No necesariamente era un indicio de que estaban haciendo cosas mal, era que realmente había una falta de capacidad”, puntualizó.
¿Sabotaje?
El informe que Pesquera entregó a la gobernadora no tiene señalamientos que apunten a sabotaje, como se insinuó en un inicio. Explicó que no es posible hacer esa evaluación porque el sistema opera con controles obsoletos.
“Recomendé que se pusieran cámaras. Hoy eso es vital en los puntos críticos donde hay válvulas que controlan el sistema. Para mí es insólito que no las haya”, dijo.
Relató que las válvulas se siguen manejando de forma artesanal: “Básicamente es manual, con un instrumento bien rudimentario y que trabaja a base de vueltas relativas. Tú no sabes cuántas vueltas tiene la válvula acumulada. La única forma de saber es dándole un reset, cerrándola completa o abriéndola completa y comenzar desde esa posición. Eso es insólito para un sistema tan crítico”.
Recomienda una inyección estatal de $200 millones
En cuanto al costo de estabilizar el sistema, Pesquera fue claro en que se necesitan fondos inmediatos más allá de los proyectos de FEMA que suelen tomar años.
“Identifiqué proyectos que se pueden hacer a corto plazo y que pueden rondar los 200 millones de dólares en fondos estatales”, indicó.
Advirtió, además, sobre una brecha de financiamiento que la AAA debe prever: “Hay una brecha de 200… 275 millones porque se queda descubierto el apoyo para el 10% estatal que ahora mismo provee CDBG-DR y que vence en 2029. En vez de dejar eso para lo último, desde ahora comiencen a presupuestar para tenerlo disponible”.
A su vez, recomendó que la AAA aumente gradualmente su presupuesto para mantenimiento, pues “muchas veces trabaja de forma reactiva para resolver problemas inmediatos, pero hay estándares de la industria que dicen cuánto debe invertirse para que los sistemas no pierdan su capacidad”.
También hizo un llamado a manejar adecuadamente la distribución de agua del Superacueducto para que pueda apoyar el suplido de la zona metropolitana.
Si hubiese sido gobernador…
La conversación también abordó su trayectoria política. Pesquera, quien en los ’90 gerenció los proyectos más ambiciosos de infraestructura, no fue exitoso en sus intentos de ser electo a los más altos cargos electivos en Puerto Rico. Aspiró a la gobernación en 2000 y a la comisaría residente más adelante, sin resultar electo.
Sin embargo, distintos gobernadores lo han convocado en momentos de crisis, como en 2020 con los terremotos y ahora con la emergencia del agua. “El pueblo se equivocó en el 2000, sin lugar a duda, y fueron factores externos a mi responsabilidad lo que ocurrió. Pero también te aseguro que no hubiésemos ido en quiebra”, afirmó.
Reconoció que nunca fue un político sagaz: “No sé mentir. Soy transparente, y si me hacen una pregunta, contesto lo que entiendo que es la verdad. Esa pregunta que me haces (por qué los gobernadores lo llaman para atender crisis, pero el pueblo no le dio el voto) me la hago yo mismo, pero estoy satisfecho con mi vida. He realizado mi vida a plenitud sin ningún tipo de limitación”.
A futuro
Pesquera adelantó que su compromiso con la gobernadora Jenniffer González en el tema del agua es puntual y terminará el 31 de agosto.
“Yo recomendaría que cualquier trabajo posterior lo haga alguien distinto. Vengo a hacer algo puntual, no tengo intereses económicos en esto”, aclaró.
No obstante, aseguró que está disponible si en el futuro lo llaman para atender otros asuntos.
“Estoy mejor preparado ahora que nunca. Tengo una empresa con 35 jóvenes puertorriqueños y mi pasión es transmitirles conocimiento. Puerto Rico me ha dado mucho y cuando me toca dar, lo doy”, concluyó.