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Blanqueamiento masivo arrasa los corales del Caribe y la ayuda no llega

Un evento histórico de blanqueamiento de corales ha devastado el Caribe en los últimos dos años y ha puesto en peligro los ecosistemas que alimentan, protegen y sostienen la vida en toda la región. Esta investigación, realizada en seis países de la región, revela la magnitud del daño y los costos a la vida humana que se acumulan bajo la superficie

El coral se blanqueó intensamente el pasado septiembre cerca de Secret Harbor frente a la costa de St. Thomas en las Islas Vírgenes Estadounidenses.
Fotos por Freeman Rogers | The BVI Beacon
El coral se blanqueó intensamente el pasado septiembre cerca de Secret Harbor frente a la costa de St. Thomas en las Islas Vírgenes Estadounidenses. Fotos por Freeman Rogers | The BVI Beacon

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Del CPI.

Un sofocante día del 2023, el pescador Zacchari Stoutt, de las Islas Vírgenes Británicas, se preparaba para tirarse al agua cuando observó algo inusual en el fondo del mar. Al principio, creyó que se trataba de un barco hundido.

“Era bastante visible”, recordó Stoutt, quien pesca langosta, pescado y caracoles junto a su padre y su hermano. “Pero al ponerme la máscara y mirar, noté que en realidad era un coral que se había vuelto pálido: blanco, como si lo hubieran sumergido en cloro”.

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Stoutt presenciaba así, desde las Islas Vírgenes Británicas, el inicio de lo que los científicos ahora llaman el evento de blanqueamiento de corales global más severo de la historia.

Desde enero de 2023, el aumento en las temperaturas del océano ha afectado casi el 84 % de las áreas de arrecifes de coral del mundo, causando un blanqueamiento masivo en las aguas de al menos 83 países y territorios, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, en inglés). El calor excesivo hace que los corales expulsen las algas que los alimentan, dejándolos pálidos y vulnerables.

Para pescadores como Stoutt, el impacto es profundamente personal. Y en el Caribe, que alberga cerca del 10 % de los arrecifes de coral del planeta, las pérdidas van mucho más allá de los medios de sustento individuales: amenazan el turismo, la seguridad alimentaria y la protección costera en una región donde más de la mitad de la población vive a menos de una milla del mar.

El blanqueamiento de corales es un claro ejemplo de la injusticia climática global: países isleños como los que componen el Caribe, que aportan apenas una fracción de los gases de efecto invernadero del planeta, sufren muchos de los impactos más catastróficos del calentamiento global.

La crisis de los corales en el Caribe también es resultado de fallos en las políticas públicas locales y regionales. Durante décadas, los gobiernos no han protegido los arrecifes, incluso cuando los expertos han advertido sobre los riesgos.

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“Fue a finales de los años 80 cuando la gente empezó a darse cuenta y decir: ‘Puede que tengamos problemas con estos ecosistemas”, dijo Melanie McField, fundadora de Healthy Reefs for Healthy People, una organización sin fines de lucro que trabaja para proteger el Arrecife Mesoamericano de 625 millas de largo frente a la costa caribeña de México y Centroamérica. “Contaminación por aguas residuales, sobrepesca, sedimentación y escorrentías, los problemas son los mismos. No estamos atendiendo esos problemas”, indicó.

En un día lluvioso de mayo de este año, la escorrentía enturbió las aguas cerca de un arrecife frente a Playa Azul, en Luquillo, al norte de Puerto Rico.
Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon
En un día lluvioso de mayo de este año, la escorrentía enturbió las aguas cerca de un arrecife frente a Playa Azul, en Luquillo, al norte de Puerto Rico. Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon

Ese patrón de negligencia continuó mientras el blanqueamiento reciente alcanzaba nuevos extremos, según una investigación liderada por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) de Puerto Rico, que se extendió por un año en seis países del Caribe.

Incluso, durante las muertes masivas de corales en el punto álgido de la crisis en los meses más calurosos de 2023 y 2024, el CPI encontró que los arrecifes seguían siendo afectados por prácticas nocivas de décadas, deficiencias regulatorias, fallos en la aplicación de las leyes y una escasez crónica de fondos globales para prevenir y mitigar los daños.

Aun así, los científicos ven esperanza. Las intervenciones de emergencia que están en marcha en la región incluyen proyectos de bioingeniería, el estudio de arrecifes que han sobrevivido a condiciones extremas y la creación de “arcas” de arrecife de coral que son espacios controlados en los que se cultivan y preservan corales fuera del mar para reintroducirlos más adelante.

Sin embargo, la mayoría de estos proyectos son de pequeña escala y cuentan con poca financiación. Y con un 90 % de los arrecifes del mundo en riesgo de blanqueamiento cada año de aquí al año 2050 —si continúan las tendencias actuales de calentamiento—, los científicos advierten que el futuro del Caribe será sombrío si no se reducen drásticamente las emisiones globales y no se hacen nuevas inversiones de envergadura.

“La gente en estas islas no estaría aquí si no fuera por esos arrecifes de coral”, dijo Bryan Wilson, biólogo marino de la Universidad de Oxford que estudia los arrecifes en el Caribe y el Océano Índico. “Esos arrecifes de coral son su única línea de vida hacia el océano. Protegen las islas de las marejadas ciclónicas y huracanes. Brindan el pescado que comemos. Aportan el dólar del turismo que paga por gran parte de lo que sucede en las islas. Si perdemos esos arrecifes, las islas lo pierden todo. Literalmente todo”, alertó el biólogo.

Zacchari Stoutt se toma un descanso junto al mar en Carrot Bay, Islas Vírgenes Británicas, después de un día de pesca en abril.
Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon
Zacchari Stoutt se toma un descanso junto al mar en Carrot Bay, Islas Vírgenes Británicas, después de un día de pesca en abril. Foto por Freeman Rogers | The BVI Beacon

“Un fenómeno salvaje”

Mientras buceadores como Stoutt observaban cómo los corales se volvían blancos como hueso bajo las olas del Caribe, Derek Manzello seguía de cerca la misma crisis, viéndola desde arriba. Como coordinador del programa Coral Reef Watch de la NOAA de Estados Unidos, Manzello monitorea los arrecifes de todo el mundo utilizando datos satelitales e informes de campo. En sus más de dos décadas en la NOAA, las buenas noticias han sido escasas, particularmente en el Caribe.

Incluso antes del reciente blanqueamiento, los científicos estimaban que la región había perdido entre el 50 % y el 80 % de su cobertura de coral duro desde que comenzó el monitoreo sistemático a finales de los años 70, dejando a los arrecifes del Caribe entre los más degradados y vulnerables del planeta.

Ahora, las temperaturas en aumento están acelerando el declive.

Los corales, animales constructores de arrecifes que se asemejan a pequeñas medusas, dependen de algas que conviven con los corales y dan alimento por medio de la fotosíntesis. Cuando las temperaturas oceánicas suben entre dos a cuatro grados Fahrenheit por encima de lo normal durante el verano, los corales a menudo expulsan las algas y se tornan blancos, que es el proceso conocido como blanqueamiento. Si las temperaturas bajan a tiempo, las algas pueden regresar y la recuperación es posible. Si no, los corales a menudo mueren, especialmente si ya están debilitados por la contaminación, la escorrentía, enfermedades u otros factores de estrés como la sobrepesca, el desarrollo o el turismo intensivo.

Los corales son animales diminutos similares a medusas que a menudo viven en colonias. Secretan exoesqueletos duros de carbonato de calcio, que se acumulan con el tiempo y forman arrecifes. Aquí una imagen de un coral saludable en Jamaica.
Los corales son animales diminutos similares a medusas que a menudo viven en colonias. Secretan exoesqueletos duros de carbonato de calcio, que se acumulan con el tiempo y forman arrecifes. Aquí una imagen de un coral saludable en Jamaica. Foto por Mariane Aimar-Godoc | IGREC Mer

A mediados de 2023, con un evento climático de El Niño en marcha y las temperaturas en aumento, Manzello comenzó a ver señales preocupantes al sur de la costa este de Estados Unidos.

“A principios de julio, vimos el desarrollo de estrés térmico en Florida, que batió récords por un amplio margen”, dijo Manzello al CPI. “Y desafortunadamente, este estrés térmico récord se desarrolló más ampliamente en todo el Caribe”.

Ese verano, algunos arrecifes de Florida experimentaron temperaturas de cinco grados Fahrenheit por encima del promedio durante una ola de calor marino; condiciones tan extremas que algunos corales se saltaron la etapa de blanqueamiento por completo. “Vimos lo que se llama pérdida rápida de tejido, que es básicamente observar a los corales muriendo y desprendiéndose de sus tejidos”, señaló Manzello. “Se calientan tanto y tan rápido que ni siquiera tienen tiempo para blanquearse, lo cual es un fenómeno salvaje”.

A medida que las aguas se enfriaron en los meses de invierno, algunos de los corales de la región se recuperaron. Pero los científicos, que aún están evaluando el daño, dicen que en otras áreas murió hasta el 100 %.

El coral se blanqueó intensamente el pasado septiembre cerca de Secret Harbor frente a la costa de St. Thomas en las Islas Vírgenes Estadounidenses.
Fotos por Freeman Rogers | The BVI Beacon
El coral se blanqueó intensamente el pasado septiembre cerca de Secret Harbor frente a la costa de St. Thomas en las Islas Vírgenes Estadounidenses. Fotos por Freeman Rogers | The BVI Beacon

Para el Caribe, los riesgos son particularmente altos. Los arrecifes de coral, a menudo llamados los “bosques tropicales del mar” cubren menos del 1% del fondo marino mundial pero albergan casi una cuarta parte de la biodiversidad marina. Solo en el Caribe, se estima que 41 millones de personas dependen en gran medida de ellos para su alimentación o sustento, según el Instituto de Recursos Mundiales con sede en Washington D.C.

Sin embargo, la crisis es casi invisible.

“El problema es que está sucediendo bajo el agua, donde la mayoría de la gente no lo ve”, dijo Marilyn Brandt, bióloga de corales en las Islas Vírgenes estadounidenses. “La persona promedio probablemente no tiene idea de que esto está sucediendo”.

El costo humano

Para pescadores como Stoutt, sin embargo, el blanqueamiento era demasiado obvio. Lo vio extenderse a través de los arrecifes en los que pesca en las Islas Vírgenes Británicas, muchos de los cuales aún se recuperaban del huracán de categoría 5 Irma, ocurrido hace seis años.

A unas 100 millas de distancia, en Puerto Rico, el pescador Miguel Ortiz dijo que el blanqueamiento obligó a los pescadores a tener que ir más lejos de la costa a medida que los arrecifes poco profundos disminuían.

“Notamos los cambios, vivimos con los cambios, pero también somos parte de ellos”, dijo Ortiz, y agregó: “La naturaleza es exigente: le está diciendo a la gente, le está diciendo al mundo, le está diciendo a los gobiernos: ‘basta ya de la contaminación para poder recuperarme de nuevo’”.

Los turistas también lo han notado. En la República Dominicana, la instructora de buceo, Julie Piron, dijo que los visitantes a menudo preguntaban sobre el coral pálido, pero seguían llegando a ver los peces. Le preocupa que eso cambie.

“Sabemos que nos afectará a largo plazo, porque cuantos más corales mueran, menos peces tendremos”, dijo Piron, natural de Bélgica. “Así que es todo como una espiral”.

Una persona recibe clases de buceo en la República Dominicana. Los instructores temen que los turistas dejen de venir a medida que los arrecifes se deterioran.
Foto por Slow Dive Casa Chihuahua
Una persona recibe clases de buceo en la República Dominicana. Los instructores temen que los turistas dejen de venir a medida que los arrecifes se deterioran. Foto por Slow Dive Casa Chihuahua (Picasa)

Esa espiral se extiende más allá de los arrecifes. A medida que los corales se degradan, también lo hacen las playas y otros atributos costeros que atraen a los turistas, uno de los motores económicos más grandes del Caribe.

“Con el tiempo, si todo está muriendo, no vas a tener esa reproducción de arena”, advirtió la bióloga marina de las Islas Vírgenes Británicas, Shannon Gore, quien ha estudiado el retroceso de la línea de costa en las Islas Vírgenes Británicas. “Simplemente va a desaparecer eventualmente”.

Si los turistas también se van, la región tiene mucho que perder. Un estudio de 2019 de The Nature Conservancy encontró que el turismo asociado a los arrecifes atrae a 11 millones de visitantes y produce alrededor de $8 mil millones al Caribe anualmente, lo que representa el 23% de todo el gasto turístico, equivalente al 10% del Producto Interno Bruto en la región. Según el Instituto de Recursos Mundiales, los ecosistemas de coral contribuyen con un estimado de $300 millones más en pesca cada año, así como unos $2.2 mil millones en protección costera al actuar como barreras naturales frente al oleaje, las tormentas y la erosión, ayudando así a proteger la línea de costa de los impactos del mar.

“Toda la estructura de la economía marítima, o al menos una gran parte de ella, depende de estos ecosistemas saludables”, dijo Jessica Crillon, gerente de proyectos en el Parque Nacional Marino de Martinica. “Y sin embargo, ahora nos damos cuenta de que el deterioro ha sido extremadamente severo y rápido en los últimos años”.

“Es como una explosión de dinamita”

A finales de 2023, el blanqueamiento global había crecido tanto que el Coral Reef Watch de la NOAA amplió su sistema de alerta de calor de dos niveles a cinco. Luego, en abril de 2024, la agencia confirmó lo que muchos biólogos temían: la Tierra estaba experimentando su cuarto evento global de blanqueamiento de corales, y lo peor estaba por venir.

Desde el comienzo de 2023, casi el 100% de los arrecifes en el Caribe experimentaron calor a nivel de blanqueamiento, y al menos 25 países y territorios en la región vieron un blanqueamiento masivo, según la NOAA. El daño ya no es invisible, incluso desde tierra.

En Martinica, la conservacionista Louise Chourot había pasado años cuidando una colonia de coral cuerno de ciervo en peligro de extinción que había sido trasplantada frente al pueblo costero de Sainte-Luce como parte de un proyecto de restauración de coral en el arrecife Grande Caye. El coral, ya debilitado por años de contaminación y otros estresores, se blanqueó gravemente.

“Estuvieron estresados [por el calor] durante casi un año entre 2023 y 2024”, dijo Chourot, quien es la jefa de proyectos científicos en la organización ambiental sin fines de lucro L’Asso-Mer Martinique. “El estrés del coral, manifestado por el blanqueamiento de los pólipos, debilita al animal, el coral”.

Luego llegó el huracán Beryl. Cuando pasó al sur de Martinica en julio de 2024 como un ciclón de categoría 4, la isla fue golpeada por condiciones de tormenta tropical y fuertes oleajes que causaron estragos bajo el agua.

“Es como una explosión de dinamita que hizo que todo explotara”, dijo Chourot. “Todas las enormes estructuras de coral que habían estado allí durante cientos de años ahora están en el fondo y se están erosionando”.

Con el arrecife Grande Caye roto cerca de la costa sur de Sainte-Luce, la fuerza total de la tormenta golpeó la costa. En el agua, la destrucción también comprometió aún más el hábitat de docenas de especies de peces de arrecife coloridos y coral que durante mucho tiempo han atraído a personas que hacen buceo en profundidad y buceo de superficie a la zona.

El pescador de Sainte-Luce Steve Senzemba pesa un pez dorado junto al mar en Martinica.
Foto por Jean-Michel Hauteville | Centro de Periodismo Investigativo
El pescador de Sainte-Luce Steve Senzemba pesa un pez dorado junto al mar en Martinica. Foto por Jean-Michel Hauteville | Centro de Periodismo Investigativo

En la tarde de un lunes de mayo, el pescador Steve Senzemba, de 31 años, estaba de pie en la costa de Sainte-Luce y señaló hacia el mar después de vender su último pez dorado del día.

“Donde ves que salen las olas, solías poder ver las rocas saliendo del agua”, dijo.

El huracán rompió esta barrera. “Así que ahora no hay protección”, dijo. “Ahora todo está entrando: algas, sargazo, olas. Francamente, es un gran problema para el pueblo de Sainte-Luce”.

A medida que más coral muere, este patrón podría repetirse en toda la región. Los arrecifes de coral, que pueden reducir la energía promedio de las olas hasta en un 97%, ayudan a proteger alrededor de una quinta parte de las costas en el Caribe.

Esta nota se publica en Metro.PR gracias a una alianza con el CPI. Puedes ver la historia original AQUÍ.

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