Japón y Estados Unidos retomarán la próxima semana en Washington una ronda crucial de negociaciones para evitar que entren en vigor nuevos aranceles del 25% sobre productos japoneses, una medida que podría impactar miles de millones en exportaciones si no se llega a un acuerdo antes del 1 de agosto.
El principal negociador japonés, Ryosei Akazawa, encabezará la delegación que buscará frenar la imposición de estos aranceles, los cuales afectarían sectores clave como la industria automotriz, baterías, semiconductores y equipos electrónicos. La administración del presidente Donald Trump ha planteado esta medida como parte de un esfuerzo para proteger la industria nacional y corregir lo que considera condiciones comerciales desiguales.
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A cambio de suspender los aranceles, Estados Unidos exige mayores compromisos por parte de Japón en temas como la protección de la propiedad intelectual, acceso a su mercado agrícola, comercio digital y estándares laborales. Japón, por su parte, ha manifestado su disposición al diálogo, pero insiste en que cualquier acuerdo debe ser justo, recíproco y respetar los intereses de ambas naciones.
Desde Tokio, autoridades del Ministerio de Comercio han advertido que una guerra comercial con uno de sus principales aliados estratégicos tendría efectos negativos en la estabilidad regional y en las cadenas globales de suministro. La tensión se produce en un momento de fragilidad económica internacional, agravada por el conflicto geopolítico con China y los rezagos de la pandemia.
Expertos advierten que imponer estos aranceles podría provocar aumentos en los precios, limitar el acceso a productos tecnológicos y frenar inversiones. Las reuniones de la próxima semana serán determinantes para saber si ambas potencias logran un nuevo acuerdo o si se abre otro frente de tensión comercial con consecuencias globales.