BOISE, Idaho — Lo que comenzó como una emergencia por un incendio forestal en una comunidad montañosa del norte de Idaho terminó en una emboscada mortal que ha conmocionado a las autoridades y residentes de la región. Dos bomberos murieron y un tercero resultó herido este domingo después de que un hombre, que supuestamente inició el fuego intencionalmente, les disparara desde una posición de francotirador en Canfield Mountain, una zona boscosa cercana a la ciudad de Coeur d’Alene.
De acuerdo con el alguacil del condado de Kootenai, Bob Norris, todo indica que el sospechoso provocó el incendio con el fin deliberado de tender una trampa a los bomberos que acudieran a contenerlo. “Fue una emboscada. Estos bomberos no tuvieron ninguna oportunidad”, declaró el oficial en una rueda de prensa nocturna.
Durante el ataque, que se prolongó por varias horas, los bomberos intentaron protegerse detrás de sus camiones mientras eran alcanzados por los disparos. Un despacho de radio, registrado en medio del tiroteo, refleja la desesperación de los primeros en llegar: “Todos están heridos aquí... envíen a la policía ahora mismo”.
El agresor, identificado como Wess Roley, fue hallado muerto más tarde en las montañas, junto a su arma. Aún no se ha determinado la causa exacta de su muerte ni se conoce el motivo detrás del ataque, según confirmaron a la agencia AP fuentes policiales bajo condición de anonimato.
La rápida respuesta de las autoridades incluyó el despliegue de helicópteros con francotiradores y el rastreo del sospechoso mediante datos de su teléfono celular. Mientras tanto, el alguacil ordenó el confinamiento de los residentes cercanos por seguridad.
El bombero herido fue sometido a una cirugía y permanece en condición estable, aunque “lucha por su vida”, precisó Norris.
El atentado generó una inmediata reacción de apoyo en Coeur d’Alene, una ciudad de unos 55,000 habitantes cercana a la frontera con el estado de Washington. Decenas de personas se alinearon a lo largo de la autopista interestatal 90, ondeando banderas estadounidenses mientras los cuerpos de los bomberos caídos eran trasladados a la oficina forense en Spokane, Washington.
El gobernador de Idaho, Brad Little, calificó el ataque como “una agresión atroz y directa contra nuestros valientes bomberos” e instó a la ciudadanía a orar por ellos y sus familias. Líderes republicanos de la Cámara estatal también expresaron su consternación: “Estamos horrorizados por este asesinato y conmocionados por un ataque tan despiadado contra nuestros socorristas”.
Aunque la orden de confinamiento fue levantada, las autoridades advirtieron que el incendio continúa activo y pidieron a los residentes estar preparados ante posibles evacuaciones. Canfield Mountain, donde ocurrió la tragedia, es una zona frecuentada para senderismo y ciclismo, cubierta de espesa vegetación y ubicada en las afueras de la ciudad.