Un hombre de Florida fue declarado culpable el 5 de junio por haber llevado a cabo una elaborada estafa durante seis años, en la que se hizo pasar por asistente de vuelo para abordar más de 120 vuelos de forma gratuita en distintas aerolíneas, incluyendo Spirit Airlines.
Las autoridades calificaron el caso como uno de los fraudes más audaces registrados en el ámbito de la aviación comercial en EE.UU.
Tiron Alexander, de 35 años, fue encontrado culpable de varios delitos federales, entre ellos fraude electrónico, suplantación de identidad y acceso no autorizado a zonas de seguridad restringida en aeropuertos. La sentencia será anunciada el próximo 25 de agosto. Enfrenta hasta 20 años de prisión por cada cargo de fraude electrónico, además de 10 años adicionales por cada cargo relacionado con el ingreso ilegal a áreas protegidas. También podría recibir multas que, en conjunto, superan el millón de dólares.
Un fraude digno de Hollywood
Según los fiscales, Alexander se valió de lagunas en el sistema interno de verificación de aerolíneas para hacerse pasar por tripulante de vuelo de múltiples compañías. Usó al menos tres decenas de identidades falsas y manipuló datos en portales diseñados para empleados de aerolíneas, aprovechando un sistema que permite a personal de vuelo viajar sin costo en vuelos de otras compañías como “pasajeros de cortesía”.
El esquema, que comenzó en 2018, incluyó vuelos nacionales e internacionales. Aunque no tenía permiso ni licencia para volar como tripulante, Alexander pasó en múltiples ocasiones los controles de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) al presentar documentos aparentemente válidos.
Las autoridades estiman que el acusado obtuvo beneficios por más de $37,000 en boletos aéreos gratuitos antes de ser detectado.
Spirit Airlines, principal afectada
Spirit Airlines fue la compañía más afectada por la estafa, con al menos 34 vuelos detectados en los que Alexander abordó como supuesto asistente de vuelo. Según el Departamento de Justicia, la aerolínea cooperó en la investigación una vez que comenzaron a surgir inconsistencias en sus registros internos.
Un portavoz de Spirit declaró que “la seguridad de nuestros pasajeros y la integridad de nuestras operaciones son prioridades absolutas”, y añadió que desde entonces se han reforzado los mecanismos de verificación de credenciales.
Reacciones y fallas sistémicas
El caso ha provocado alarma en la industria aérea, donde expertos en seguridad han señalado la necesidad urgente de revisar los procedimientos para validar identidades y credenciales dentro de las aerolíneas.
“Esto no fue simplemente un error humano, sino una brecha sistémica en los controles internos de seguridad”, afirmó un funcionario del Departamento de Transporte bajo condición de anonimato. “Un individuo sin formación ni autorización logró infiltrarse repetidamente en un sistema que debería ser hermético.”
Comparaciones con Catch Me If You Can
El caso ha sido comparado con el famoso estafador Frank Abagnale Jr., cuya historia fue llevada al cine en la película Catch Me If You Can. Al igual que Abagnale, Alexander logró explotar las debilidades de grandes instituciones con una combinación de carisma, conocimiento técnico y documentos falsos.
Sin embargo, a diferencia del caso de Abagnale, que ocurrió en los años 60, Alexander operó en una era de supuesta alta seguridad post-11 de septiembre. Este contraste ha reavivado el debate sobre cuán efectivas son las medidas actuales frente al ingenio de los delincuentes.