La Asociación de Constructores de Puerto Rico defendió la aprobación del Proyecto de la Cámara 25 en vista pública y argumentó que el lenguaje propuesto busca dar claridad jurídica y promover un desarrollo económico formal y sostenible en las zonas costeras.
El Proyecto de la Cámara 25 planteó una actualización del concepto de zona marítimo terrestre (ZMT) con el objetivo de adecuarlo a las condiciones actuales. Propuso que la ZMT se reconozca como un bien común de dominio público, limitado al uso público no comercial de la llamada “playa seca”. También estableció una franja de 20 metros para manejo de emergencias y otra de 6 metros destinada a tareas de vigilancia.
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La definición incluida en el proyecto describió la ZMT como el área costera de Puerto Rico alcanzada por el mar en su flujo y reflujo, hasta el punto de mayor avance horizontal de la marea astronómica durante los equinoccios, en zonas donde las mareas son perceptibles, y por las olas más altas durante temporales comunes no ciclónicos, en áreas donde las mareas no se sienten.
Además, el proyecto especificó que más allá de la zona marítimo terrestre comienzan las propiedades privadas, pero aclaró que ese espacio estará sujeto a servidumbres públicas para fines de salvamento y vigilancia.
Agustín Rojo, presidente de la Asociación, indicó que la actual definición de zona marítimo terrestre (ZMT) es “imprecisa y excesivamente discrecional”, lo que ha provocado paralización de proyectos, litigios prolongados y fuga de inversión. Señaló que “Puerto Rico necesita urgentemente herramientas para promover el desarrollo económico y, más importante aún, el desarrollo económico formal. Formal no sólo construye proyectos, pero construye futuro también”.
A su vez, recalcó que el desarrollo formal es compatible con la conservación ambiental, pues incluye infraestructura, acceso seguro a la costa, mantenimiento y vigilancia. “Lo que impacta nuestras costas no es el desarrollo formal. Lo que impacta es la falta de planificación, la ocupación informal y la falta de fiscalización a construcciones informales”, expresó.
La Asociación respaldó una enmienda al proyecto para que se utilice el nivel medio de pleamar como base técnica y jurídica para delimitar la ZMT, en lugar del criterio de la marea astronómica en los equinoccios propuesto en el proyecto. Según Rojo, esa recomendación tiene base científica y responde a prácticas empleadas en múltiples estados de Estados Unidos.
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El licenciado Patricio Martínez Lorenzo, quien fue contratado en los años noventa por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) para trabajar un reglamento sobre la ZMT, explicó que el sistema actual permite demasiada discreción administrativa, lo que ha generado interpretaciones inconsistentes entre funcionarios y ha resultado en “determinaciones inesperadas que difieren sustancialmente de deslinde en propiedades adyacentes”.
Martínez sostuvo que el uso de la marea astronómica durante los equinoccios no es el criterio más adecuado, ya que representa eventos extremos que sólo ocurren dos veces al año. Defendió en cambio el criterio de “nivel medio de pleamar” —usado por NOAA y respaldado por jurisprudencia federal— por ser predecible, consistente y basado en datos recolectados por estaciones de medición en Puerto Rico.
Según su análisis, vincular la delimitación de la ZMT a eventos excepcionales como mareas equinocciales “potencialmente empuja los límites aún más tierra adentro”, lo que crea vulnerabilidad jurídica, incertidumbre para los desarrolladores y espacio para presiones externas.
El licenciado también argumentó que el deslinde de la zona marítimo terrestre tiene un propósito legal y de propiedad, no ambiental, y que la protección de especies o hábitats debe atenderse con legislación ambiental específica. “¿De qué forma el deslinde de la zona marítimo terrestre evita la erosión? Lo desconozco”, dijo.
La asociación aseguró que sus propuestas no buscan debilitar la protección ambiental, sino fortalecer el proyecto con base científica, visión a largo plazo y balance entre desarrollo y conservación. El documento presentado incluyó un glosario de términos marinos preparado por la NOAA, el cual fue acogido por la Comisión para integrarse a la ponencia oficial.
