Un insólito suceso ha generado revuelo en el corregimiento de Puerto Belén, en el sur de Córdoba, luego de que varios habitantes afirmaran haber visto el rostro del papa Francisco —fallecido el pasado 21 de abril— en la piel de un pescado capturado en el río San Jorge. La historia ha corrido de boca en boca, sorprendiendo a la comunidad y despertando tanto fervor religioso como escepticismo.
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Según relataron testigos del hecho, el hallazgo fue realizado por un hombre conocido como ‘el Mono’ Quintero, pescador de la zona, quien madrugó a lanzar su atarraya en las aguas del río. Luego de una faena común, regresó a casa con su pesca del día, sin notar nada fuera de lo habitual. Fue su hija quien, al observar uno de los peces, decidió fotografiarlo y subir la imagen a su estado de WhatsApp.
Horas más tarde, al revisar la fotografía, la familia Quintero notó un detalle asombroso: un rostro que parecía humano, con facciones que recordaban al papa Francisco, estaba claramente visible en la piel del pescado. Impactados por la coincidencia, compartieron la imagen con amigos y vecinos, quienes rápidamente difundieron la noticia.
La comunidad, movida por la curiosidad y el asombro, acudió masivamente a la vivienda de la familia para ver con sus propios ojos la misteriosa figura. Algunos interpretaron la imagen como una manifestación divina y no dudaron en considerarla una señal espiritual. Otros, sin embargo, se mostraron escépticos y señalaron que podría tratarse de una simple ilusión óptica.
Expertos en psicología y percepción han explicado que lo ocurrido podría atribuirse al fenómeno de la pareidolia, un proceso mental mediante el cual el cerebro humano tiende a encontrar patrones reconocibles —como rostros— en objetos o superficies con formas ambiguas. Este fenómeno es común y ha sido ampliamente documentado, especialmente en contextos religiosos o sobrenaturales.
Pese a las explicaciones científicas, el asombro persiste en Puerto Belén. Para muchos, la aparición es un hecho extraordinario que refuerza su fe. Para otros, solo se trata de una curiosa coincidencia que refleja cómo la mente humana busca sentido en lo inesperado.
