Más estadounidenses afirman que, en comparación con la administración de Joe Biden, las políticas de la administración del presidente Donald Trump han debilitado la economía estadounidense (49%) en lugar de fortalecerla (37%).
Otro 13% afirma que no hay mucha diferencia. Incluso señalan que las políticas de Trump colocan a EE. UU. en una posición más débil a nivel internacional (49%) en lugar de fortalecerla (39%).
El índice de aprobación de Trump ha caído 7 puntos porcentuales desde febrero. Hoy, el 40% de los estadounidenses lo aprueba, en comparación con el 47% de hace dos meses.
Su aprobación ha disminuido en la mayoría de los subgrupos, pero la caída es ligeramente más pronunciada entre sus partidarios menos entusiastas en las elecciones del año pasado, así como entre quienes no votaron en 2024.
Así lo indica una encuesta dada a conocer en días recientes por el Centro de Investigación Pew, la cual coincide con otras encuestas presentadas durante la última semana, indicando que Trump muestra niveles de aprobación muy bajos.
De hecho, los niveles de aprobación más bajos para un presidente estadounidense en al menos siete décadas.
Otros hallazgos de interés de esta encuesta indican que menos de la mitad de los estadounidenses confían en que Trump pueda gestionar la mayoría de los asuntos, desde el comercio hasta la política exterior y el aborto.
En los 10 temas sobre los que se preguntó en la encuesta – y van desde inmigración, acuerdos comerciales y emergencias sanitarias, hasta impuestos y política exterior, entre otros – los adultos son más propensos a decir tener poca o ninguna confianza en Trump que a decir tener mucha o algo de confianza.
El público confía ligeramente más en su capacidad para tomar buenas decisiones sobre inmigración (el 48 % tiene mucha o algo de confianza) que en su gestión del comercio (45 %), una posible emergencia de salud pública (45 %) y otros temas.
Para profundizar sobre los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump, platicamos con el analista político William Becker.
1. ¿Cómo describirías los primeros 100 días de Donald Trump como POTUS 47?
–Han sido 100 días desastrosos, es la mejor forma de describirlos. Trump ha hecho más en tres meses que cualquier otro presidente de la historia para desmantelar el gobierno, despedir a funcionarios públicos, nombrar a personas incompetentes en los puestos más altos, generar agitación económica en Estados Unidos y en el mundo, poner en peligro las alianzas de Estados Unidos y socavar la confianza del resto del mundo en Estados Unidos, entre otros desaciertos.
Mientras finge liberar a Estados Unidos de la interferencia del gobierno en sus vidas, utiliza los poderes reales o inventados de la presidencia para modificar el comportamiento de individuos e instituciones mucho más allá de su administración. Es una estrategia diseñada para intimidar a sus críticos y extorsionar a las instituciones y gobiernos de la sociedad para que se adhieran a las rígidas ideologías de la extrema derecha.
2. ¿El resto de su mandato seguirá estando marcado por lo que pareciera ser un poder ilimitado?
–Su estrategia consiste en acumular poderes sin precedentes sobre los gobiernos federal y estatal, instituciones culturales preciadas, bufetes de abogados, universidades y otros sectores de la sociedad estadounidense.
Declara repetidamente crisis, donde no las hay, con el objetivo de darse las facultades extraordinarias que el Congreso, los tribunales y la Constitución le permiten a un presidente ejercer durante las crisis reales.
En algún momento, el Congreso y los tribunales podrían encontrar el coraje para frenar los excesos de Trump. Mientras tanto, Trump está impulsando una estrategia especialmente destructiva cuyos daños serán duraderos, si no permanentes, para Estados Unidos y para el mundo. De hecho, ya ha enfrentado algunos reveses en las cortes estadounidenses, incluyendo la Corte Suprema.
3. Entre sus muchas percepciones, iniciativas y acciones, ¿hay algo que consideres muy preocupante?
Trump está obsesionado con la combinación energética del siglo pasado. Es decir, petróleo, carbón y gas natural. Los líderes de otras naciones coinciden en que debemos hacer la transición hacia recursos energéticos que no provoquen enfermedades pulmonares ni el cambio climático. Están disponibles, son limpios, inagotables, autóctonos y económicos.
Sin embargo, Trump ha distorsionado los mercados para favorecer la energía contaminante, ha suprimido la transición a la energía limpia y ha frustrado los programas gubernamentales que ayudan a las personas a lidiar con los daños que él y los combustibles fósiles están causando. Justifica estas acciones irracionales fingiendo que el cambio climático es un engaño y que los combustibles fósiles pueden ser limpios. Ninguna de las dos cosas es cierta. Te lo dice alguien que trabajó mucho tiempo para el Departamento de Energía.