Tras el paso de los huracanes Irma y María en septiembre de 2017, la comunidad Seboruco, en colaboración con la Universidad del Sagrado Corazón (Sagrado), desarrolló su Plan de Resiliencia Comunitaria. Esta iniciativa busca enfrentar los efectos del cambio climático en la zona mediante soluciones concretas para la recuperación colectiva y la adaptación ante desastres naturales.
Los residentes de Seboruco empezaron por identificar las vulnerabilidades y riesgos que presenta el cambio climático. En reuniones mensuales con el equipo de Nuestro Barrio, de la Unidad sagradeña de Enlace Comunitario, discutieron sus ideas y cómo se pueden ejecutar.
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“El cambio climático no se atiende con solo elementos científicos, también se enfrentan con unión comunitaria”, detalló Edwin Figueroa Narváez, director de Enlace Comunitario.
La reverenda Arelis Cardona, pastora por 22 años de la Iglesia Presbiteriana Rvdo. Ramón Olivo Robles de Villa Palmera, se unió al proyecto hace dos años y medio. Cardona compartió que las inundaciones son lo que más afecta a la población de Seboruco, dado a que tienen un sistema pluvial antiguo y las calles son inclinadas, lo que potencia el problema.
Una mirada al plan
La comunidad estableció tres metas dentro del plan: promover un entorno urbano seguro para la comunidad, fomentar espacios de viviendas seguros e impulsar espacios de cohesión comunitaria.
Para poder completar el primer objetivo, se creará un programa de manejo de residuos colectivos a través de una red comunitaria, coordinarán con el Municipio de San Juan para promover una mejor infraestructura eléctrica, crearán un grupo de trabajo que reporte vehículos abandonados y se insertarán en el proceso de inventario municipal para conocer las estructuras en desuso.
En cuanto a la segunda meta, Seboruco propone realizar un censo comunitario para conocer las vulnerabilidades de las propiedades en la comunidad. También, esperan orientar a los residentes sobre sus derechos relacionados a temas de viviendas. De esta forma, buscan saber cómo mejorar las propiedades antes de que pase un desastre ambiental.
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La tercera meta tiene como fin establecer lazos comunitarios y designar espacios comunitarios en Seboruco. El plan detalla que desean convertir la escuela Emilio Castelar en un Centro Comunitario, y luego en un Centro Resiliente para fomentar los lazos comunitarios. Igualmente, pretenden orientar y concientizar a los residentes para fortalecer relaciones comunitarias, lo que estiman necesario para enfrentar un evento atmosférico.
“¡Ay dios mío, si logramos alcanzar la mitad de lo que esperamos, eso sería un éxito!”, exclamó la reverenda.
Desde el 2022, el proyecto está en su última etapa, que incluyó consultas continuas con los vecinos y recogido de comentarios y sugerencias. El plan de implementación necesita aprobación del Departamento de Hacienda para transicionar a la fase de ejecución. Por tanto, el trabajo no ha culminado y los participantes necesitan el apoyo de los vecinos para acercarse a sus metas.
“Somos agentes activos en el cuidado de la creación, en vez de estar señalando las cosas que nos diferencian. Así que yo me siento muy bendecida con esta experiencia”, culminó Cardona.
Karelys Rosa Soto es estudiante de Periodismo en la Universidad del Sagrado Corazón. Esta publicación es producto de una colaboración con el programa EntreMedios, de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel. La historia fue publicada originalmente en La Península.