El Viernes Santo es uno de los días más significativos dentro de la Semana Santa para los católicos, marcado por la reflexión, el lamento y la reverencia hacia el sacrificio de Jesucristo.
Este día conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesús, eventos que son el centro de la fe cristiana, ya que representan el acto supremo de amor y redención por la humanidad.
Según el Evangelio de la biblia católica, en esa época el gobernador de Judea, Poncio Pilatos se lavó las manos al condenar a muerte a Jesús de Nazaret tras la elección del pueblo de Jerusalén, quienes eligieron que liberara al ladrón Barrabás por las festividades de la Pascua, y crucificar a Jesús por proclamarse “Rey de los judíos”, acrónimo de “Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum” mejor conocido como “INRI”; las siglas que se encuentra en los crucifijos.
Antes de la crucifixión, Pilatos ordenó que Jesús fuera azotado, por lo que recibió 39 latigazos, lastimándole brutalmente la espalda, piernas, torso, cabeza en presencia del pueblo.
Posteriormente, le pusieron sobre la cabeza una corona de espinas para luego hacerlo cargar su propia cruz por un largo y lento camino a las afueras de Jerusalén; esta acción es conocida como “viacrucis o vía crucis”.
Una vez que llegó al Monte Calvario, fue crucificado junto a dos ladrones llamados Dimas y Gestas, quienes se encontraban a los costados de Jesús, considerado un “falso profeta”, tras el anuncio al pueblo judío al autoproclamarse como el Mesías (Hijo de dios).
A este suceso bíblico se le conoce como “La Pasión de Cristo”, que es representada desde hace años en varios países.
El Papa Francisco también rememora el viacrucis y la crucifixión de Jesús en el Vaticano, que se lleva a cabo en la Basílica de San Pedro y se transmite en vivo a nivel global.
Tradicionalmente esta representación se puede ver por su canal oficial de YouTube.