Las escuelas a lo largo y ancho de Estados Unidos carecen de sombra, y están pavimentadas con asfalto, el cual absorbe el calor. Asimismo, los edificios a menudo son construidos con materiales que irradian calor a los espacios interiores.
Está comprobado que los niños son más vulnerables al calor que los adultos, y las temperaturas extremas afectan al aprendizaje, el rendimiento y la concentración, por lo que los cierres de escuelas a causa del calor son cada vez más frecuentes.
PUBLICIDAD
Sin embargo, los estragos del calor extremo no se sienten por igual. Los vecindarios de bajos ingresos y las comunidades no blancas pueden ser hasta 3.9 grados Celsius (7 grados Fahrenheit) más calientes que los vecindarios más ricos con población blanca.
No obstante, hay formas bien conocidas para refrescar las escuelas y los vecindarios. Éstas son algunas de ellas:
SUPERFICIES FRESCAS
En 2022, estudiantes de una escuela cercana a Atlanta colocaron termómetros en su cancha de baloncesto y registraron una temperatura de unos 40.5 grados Celsius (105 grados Fahrenheit). Un fabricante de techos donó un revestimiento reflejante y les ayudó a pintarlo. Hicieron otra medición y esta vez fue de 35 °C (95 °F).
Las superficies pavimentadas se calientan mucho bajo el sol. Absorben la energía solar y la irradian lentamente en forma de calor, aumentando las temperaturas hasta unos 3.9 grados Celsius (7 grados Fahrenheit).
PUBLICIDAD
Hacer que los patios de recreo y los caminos sean más frescos mediante el uso de reflejantes solares no es algo nuevo, pero el interés ha ido creciendo junto con un mejor entendimiento de cómo la acumulación puede afectar a los vecindarios, lo que se conoce como islas de calor urbanas, explicó Daniel Metzger, investigador de la Facultad de Derecho de Columbia.
Recientemente, la Facultad de Ciencias, Artes y Emprendimiento hizo pintar su estacionamiento con el mismo revestimiento. En ambas ocasiones, los revestimientos y la mano de obra fueron donados. Sin eso, la escuela habría tenido que recaudar fondos, señaló Scott Starowicz, cofundador y director financiero de la escuela.
TECHOS FRÍOS Y PELÍCULAS PARA VENTANAS
Al este de Los Ángeles, los techos en el distrito escolar unificado conjunto de Chaffey alguna vez alcanzaron los 60 °C (140 °F). Los techos calientes significan que las aulas de los pisos superiores podrían estar calientes, lo que afectaría a muchos de los alumnos de Chaffey, de los cuales cerca del 65% son latinos o hispanos.
Chaffey ha gastado 11,4 millones de dólares en dinero de bonos y fondos de mantenimiento para convertir los techos con tejas de asfalto en techos blancos fríos desde 2017.
Estos techos, así como las películas para ventanas, las pinturas y otras tecnologías, reflejan parte de la radiación solar, en lugar de permitir que se transfiera al interior en forma de calor. Estas son algunas de las medidas más sencillas y menos costosas que puede adoptar un distrito escolar.
Los expertos coinciden en que los techos frescos reducen la temperatura interior y la necesidad de aire acondicionado.
El distrito también ha invertido en estructuras de acero para sombra, árboles y dispositivos de temperatura para monitorear el estrés térmico.
PATIOS MÁS FRESCOS Y VERDES
En los días calurosos, Sharon Gamson Danks recuerda ver a sus hijos y a sus compañeros sentados en la sombra a lo largo de los bordes del edificio de su escuela.
Cada vez más escuelas se están deshaciendo del asfalto caliente y de las alfombras de goma o pasto sintético y están recurriendo al césped natural, jardines, mantillo o los árboles. Según los expertos, los árboles son una de las mejores formas de refrescar el ambiente.
En la escuela primaria Parkway de Sacramento, los árboles reemplazaron al césped artificial este verano gracias a una subvención. El proyecto forma parte de una iniciativa para bosques en patios escolares de California para aumentar la cubierta arbórea en las escuelas públicas, especialmente en las comunidades desfavorecidas.
PAGAR POR LOS CAMBIOS NECESARIOS
Para las escuelas más calurosas, estas soluciones suelen estar fuera de su alcance.
Las agencias federales ofrecen subvenciones, pero a menudo no cubren el costo total, y las escuelas a veces no tienen personal para solicitarlas y gestionarlas. También preocupa el aumento de los costos de mantenimiento.
Según V. Kelly Turner, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, depender del dinero de las subvenciones “puede exacerbar por completo las diferencias entre los que tienen y los que no tienen” a la hora de reducir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
Muchos creen que no hay que dejar a las escuelas solas. Cada solución individual marca la diferencia, señaló Greg Kats, de la Smart Surfaces Coalition. Pero combinar esfuerzos con el gobierno local o el vecindario significa que las escuelas pueden sentirse aún más cómodas, comentó.
“Es una especie de integración de distintas estrategias en una zona geográfica más amplia”, añadió. “Realmente estás transformando el entorno escolar”.
En Phoenix, los esfuerzos de Aguilar mejoraron el distrito de la escuela primaria Osborn, pero el trabajo continúa. Recientemente recibió dinero para plantar más árboles y añadir más sombra.
Aguilar comprendió que cada vez haría más calor. “Sabía que teníamos que tomar medidas”.