El director de Operaciones Comerciales de la compañía Airbnb, Dave Stephenson, conversó con Metro Puerto Rico acerca de cómo la plataforma está contribuyendo a dispersar el turismo desde el área metropolitana hacia diversas regiones de la isla, lo que aseguró ayuda a mitigar el problema del sobreturismo en la capital.
“El sobreturismo es un problema. Tener a todos en un solo lugar es un problema. Entonces, si podemos distribuirlo más, es muy útil”, dijo Stephenson al ser abordado sobre las prácticas sostenibles que la empresa emplea para garantizar un turismo responsable.
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“Cuando vas a Airbnb, y haces una búsqueda, resaltamos lugares donde puedes quedarte que no son tradicionales. Puede ser una increíble cabaña o una increíble villa que esté fuera de tu área de búsqueda inicial, vamos a destacar eso para intentar redistribuir los viajes a áreas menos populares o a áreas menos típicamente turísticas”, continuó.
Otras formas en las que la empresa de alquiler de alojamientos a corto plazo promueve un menor impacto al ambiente, según el jefe de Experiencia del Empleado en Airbnb, es facilitando los viajes en grupo, al ofrecer una amplia gama de servicios dirigidos a colectivos.
Sobre las medidas propuestas por varios sectores de la isla —incluyendo al profesor de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, Raúl Santiago Bartolomei— para frenar la proliferación desmedida de esta industria, el director de Negocios sostuvo que la empresa está muy a favor de la “regulación inclusiva”, la cual permite a los propietarios individuales compartir su hogar y beneficiarse económicamente, al tiempo que las comunidades también sean favorecidas.
Para esto, la plataforma cuenta con una herramienta llamada City Portal (Portal de la Ciudad), donde las comunidades pueden encontrar información sobre las tendencias de viaje locales y recursos para ayudar a desarrollar y hacer cumplir regulaciones sobre alquileres a corto plazo.
Además, el ejecutivo enfatizó que Airbnb es el mayor recolector de impuestos turísticos en todo el mundo —con sobre $10 billones a la fecha— devolviéndoles así a las comunidades.
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“Y porque la mayoría de nuestros propietarios son propietarios individuales y están en estas comunidades locales, los beneficios económicos están en esas comunidades en vez de ir a las corporaciones o ir a otro lugar”, expresó, mientras recalcó que el 92 % de los anfitriones en Puerto Rico son puertorriqueños.
Sin embargo, este mes, Santiago Bartolomei comunicó escepticismo respecto a dicho dato, pues sostuvo que los anfitriones “pueden poner el nombre que sea”.
“Siento que esa es una afirmación que ha traído por ejemplo a la empresa Airbnb, pero yo siento que no hay manera de determinar eso. Aún cuando la localización de la dirección electrónica de donde someten información o llega la solicitud puede ser que sea de Puerto Rico, eso no es indicativo de que la persona sea de aquí o venga de afuera”, dijo el investigador en entrevista con este medio más temprano en el mes.
Aunque, en Puerto Rico, existe un proyecto de ley dirigido a regular el mercado de alquileres a corto plazo— el Proyecto de la Cámara 1557— Santiago Bartolomei opinó que el mismo “se queda sumamente corto”, al tiempo que recomendó legislar la cantidad de noches al año que un arrendador puede alquilar una propiedad.
En cuanto a dicha propuesta, Stephenson indicó apoyo a ese tipo de regulación.
No obstante, referente a las repercusiones que ha tenido la legislación implementada el año pasado por el estado de Nueva York, Stephenson replicó que este es un ejemplo de una regulación “no inteligente”.