Recientemente, la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (ANUMA) examinó una resolución sobre la modificación de la radiación solar, que se refiere a las controvertidas tecnologías destinadas a enmascarar el efecto de calentamiento de los gases de efecto invernadero reflejando parte de la luz solar de vuelta al espacio.
El proyecto pedía inicialmente la convocatoria de un grupo de expertos para examinar los beneficios y riesgos de la modificación de la radiación solar; sin embargo, la propuesta se descartó al no alcanzarse un consenso sobre el tema.
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Aunque sus defensores sostienen que estas tecnologías limitarán los efectos del cambio climático, en realidad, según advierten expertos, este tipo de geoingeniería corre el riesgo de desestabilizar aún más un sistema climático ya profundamente perturbado.
“Ya sabemos que nuestro clima está cambiando, pero la modificación de la radiación solar no invertiría los cambios, sino que introduciría un nuevo clima que sería impredecible e incontrolable”, explicó a Metro James Kerry, investigador principal adjunto en la Universidad James Cook de Townsville, Australia.
Por ejemplo, “reduciría los niveles de luz y la temperatura. Esto cambiaría los patrones meteorológicos y climáticos globales y locales. Mientras que algunas partes del mundo podrían ser más frías, otras experimentarían más sequías o más inundaciones”, dijo el experto.
La visión de Kerry es compartida por más de 500 científicos de 61 países que firmaron una carta abierta pidiendo un acuerdo internacional de no utilización de la geoingeniería solar. El documento del 2022, decía que las tecnologías especulativas van en detrimento de la urgente necesidad de reducir las emisiones globales, y que no existe ningún sistema de gobernanza mundial que regule de forma justa y eficaz su despliegue.
3 preguntas para Kerry:
¿Cómo se pretende reflejar la luz solar?
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—Entre las ideas están la inyección de aerosoles estratosféricos, el aclaramiento de las nubes marinas o las sombras espaciales. Requeriría inyectar millones de toneladas métricas de contaminantes, como el dióxido de azufre, en la estratosfera mediante una flota de aviones construida a tal efecto. La idea es que las partículas bloqueen o reflejen parte de la luz solar entrante y, por tanto, el calor. Esta tecnología fue probada en abril de 2022 por una empresa estadounidense, sin permiso, en México, utilizando globos meteorológicos. El aclaramiento de nubes marinas sigue una lógica similar.
¿Por qué es mala idea?
—En muchos casos, supondría combatir décadas de contaminación con otras décadas de contaminación, ya que estas tecnologías tendrían que llevarse a cabo a lo largo de varias generaciones. En segundo lugar, ya sabemos que el despliegue de cualquiera de estas tecnologías tendrá muchas repercusiones negativas en nuestro planeta. En tercer lugar, nunca podremos conocer todas las consecuencias hasta que se desplieguen por completo. Por último, existe un gran riesgo de que se produzca un “shock de terminación”.
¿Qué opción sería mejor a este plan?
—Eliminar los combustibles fósiles de inmediato, y ya disponemos de las tecnologías renovables y eficiencia energética que necesitamos para hacerlo. Lo que falta es voluntad política e inversión. Aún no es demasiado tarde, pero el tiempo apremia: El IPCC ha dejado claro que el mundo necesita alcanzar un pico de emisiones en 2025 antes de reducirlas a la mitad en 2030 para cumplir el objetivo de París.