Cuando Blanca Marrero Rosario, de 71 años, se jubiló —después de dedicar 35 años como sargenta en el Negociado de la Policía de Puerto Rico— decidió continuar trabajando, debido a que aún se sentía productiva y quería seguir sirviendo a la comunidad.
Con su salud y visión aún en óptimas condiciones, la jubilada optó por trabajar como conductora de Uber, pues le resultó atractiva la flexibilidad en el horario, mas disfruta de ayudar a las personas en tareas como subir y bajar la compra del vehículo.
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“Trabajé 35 años, y no estoy acostumbrada a estar en la casa, ni levantarme tarde, ni estar viendo televisión todo el día. Entonces, yo vivo sola y, cuando uno está en un trabajo casi militar, como es lo de la policía, uno es bien organizado. Por lo tanto, mi casa está limpia, está organizada, ¿qué yo voy a hacer en la casa?”, explicó Marrero Rosario, quien lleva siete años trabajando como conductora para la plataforma de transporte.
Esto a pesar de tener una pensión que le aseguraba una vida tranquila, ya que desde temprano en su carrera se preparó para el retiro, y mantuvo un segundo trabajo por una década para aportar al Seguro Social.
“Me visualizo trabajando tal vez hasta los 80 [años], fácil”, dijo.
Como Marrero Rosario, en Puerto Rico hay alrededor de 47,000 personas de 65 años o más activas en la fuerza trabajadora.
Particularmente, en la plataforma de Uber, el 15 por ciento de los más de 5,000 socios conductores activos en la isla son personas mayores de 55 años.
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“La plataforma de Uber ha tenido un impacto positivo en la vida de muchos adultos mayores en Puerto Rico. Para algunos, representa una oportunidad de generar ganancias adicionales de forma flexible, incluso después de la jubilación”, estableció Carolina Coto, gerente de Comunicaciones de Uber en Centroamérica y el Caribe.
El secretario del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), Gabriel Maldonado González, expuso que las recientes tendencias apuntan a un aumento en las personas que han alargado sus vidas de trabajo, por múltiples razones, ya sea por necesidad económica o porque les apasiona trabajar y sentirse productivos.
“Contrario a otras épocas en la historia, hoy día, no necesariamente todo el mundo está listo para poder retirarse. Cuando tiras la matemática entre lo que guardaste para el retiro, si es que guardaste algo, y el Seguro Social, por ejemplo, pues tal vez ese ingreso que vas a tener posterior al retiro no te da para tú poder seguir sufragando los gastos que sea que tengas”, dijo Maldonado González.
“Por otro lado, también puede haber personas que simplemente quieran seguir trabajando y quieran seguir siendo productivos y que tengan la capacidad para seguir haciéndolo”, añadió.
Una fuerza laboral intergeneracional
Para el director estatal de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP, en inglés), José Acarón, de 63 años, el retiro no es algo que ve en su futuro cercano, pues todavía goza de la misma pasión por trabajar que tenía a sus 30 años.
“La pasión, la innovación, nada de eso caduca con la edad. Es importante para el ser humano, para su salud integral, mantenerse productivo”, reiteró Acarón.
Dicha organización sin fines de lucro ofrece, entre otros servicios, apoyo a las personas de 55 años o más que buscan empleo, al tiempo que aboga por los derechos laborales de este sector.
Ante el impacto del envejecimiento poblacional en la fuerza trabajadora, el director estatal de AARP señaló que “el mensaje a las empresas y a los gerentes de Recursos Humanos es: tienes que aprender a manejar una fuerza laboral intergeneracional”.
“Cada grupo generacional trae algo diferente al ambiente laboral y eso es lo que fortalece la toma de decisiones y la creatividad, la innovación”, continuó.
Acarón informó que, conforme a recientes encuestas de AARP en Puerto Rico, la mayoría de las personas afirman que se visualizan trabajando luego de alcanzar su edad de retiro.
Asimismo, los adultos mayores tienden a inclinarse por cambiar del campo de trabajo en el que ejercieron previo a su jubilación, recurrir al empresarismo o buscar opciones flexibles de empleo.
“Porque después de los 50 años se hace difícil el reclutamiento, está la tendencia a hacer empresarismo para ser dueño de tu propio tiempo. Estamos viendo una alta tasa en la parte de gente mayor en programas de empresarismo”, sostuvo.
Al ser abordado sobre cómo visualiza la fuerza laboral en la isla a futuro, el líder ciudadano compartió que la imagina “cada vez más diversa”, puesto que ya el 24 % de la población tiene más de 65 años y se estima que esa tendencia persista.
Incertidumbre para los próximos a retirarse
Mientras el 6.3 % de la población de adultos mayores permanece activo en el mercado laboral, una portavoz del sector próximo a cumplir los 50 años no anticipa que se jubilará una vez alcance la edad de retiro.
“Las dos únicas formas que yo me veo jubilada es o porque llegó el Seguro Social o porque me pegué en la loto”, expresó la trabajadora social y profesora universitaria Astrid Santiago.
La también gerontóloga, quien lleva 27 años trabajando en asuntos de la vejez, articuló que la perspectiva en cuanto a la edad de retiro ha cambiado a través del tiempo, pues “antiguamente todo el mundo pensaba que, una vez tú cumplías los 60 años o 62, era como tu condena”.
“En el caso mío, yo quiero seguir siendo productiva, pero yo no quiero verme produciendo porque tenga una necesidad económica, sino porque tengo la capacidad de aportar al país con los conocimientos, con las destrezas y con todas las capacitaciones que uno tiene”, añadió.
Por esto, la educadora en Salud apuntó a la importancia de que las personas tengan acceso a educación financiera desde temprana edad.
“Si a mí me lo hubiesen dicho antes, créeme que hubiese tenido más dinero invertido”, aseguró.
Sobre la posibilidad de que persista una fuerza laboral más madura a través de los próximos años, el secretario del DTRH estableció que “si la tendencia se queda como está hasta el día de hoy, la respuesta es que sí”.
“La meta es poder revertir esa tendencia, en cuestión de que, a largo plazo, esa no sea la situación. Eso es algo que diferentes componentes del gobierno, organizaciones sin fines de lucro y del sector privado están muy atentos y hay una discusión continua de cómo podemos revertir estas tendencias. Definitivamente, en el corto plazo, pues, sí, la mediana de edad en Puerto Rico debería seguir aumentando”, puntualizó.