En medio de un mercado inmobiliario cada vez más desafiante, para los jóvenes es cuesta arriba adquirir su primera propiedad.
Los altos precios de las viviendas y los salarios estancados se combinan para crear una tormenta perfecta que obstaculiza el acceso a la propiedad para la generación más joven.
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Valeria Rodríguez, de 27 años, expresó su frustración por las dificultades que ha experimentado al intentar comprar una propiedad. Rodríguez, una profesional con empleo estable, ha estado buscando de manera activa en el mercado de viviendas, solo para encontrarse con obstáculos que hacen que la adquisición de una vivienda sea prácticamente imposible.
“El mercado de propiedades está fuera de control en términos de precios”, declaró Rodríguez. “Las propiedades disponibles tienen precios exorbitantes, y las inversiones necesarias para ponerlas en condiciones adecuadas son igualmente altas. Incluso cuando encontramos propiedades dentro de nuestro presupuesto, a menudo se venden por encima de su valor de tasación, lo que nos deja fuera de juego en el proceso de oferta”, narró.
Rodríguez también destacó la falta de transparencia en el proceso de venta de viviendas, al apuntar que muchas propiedades se venden por encima del precio de tasación, lo que deja a los jóvenes compradores sin margen de negociación. “Es extremadamente complicado para nosotros hacer ofertas cuando los precios no se alinean con nuestra pre-cualificación”, agrega.
Además, la falta de opciones asequibles y la presión de tener que competir con inversionistas han exacerbado la situación. “Incluso las casas que podríamos considerar remodelar o invertir en su arreglo tienen precios prohibitivos”, explicó Rodríguez. “La inversión necesaria para ponerlas en condiciones nos lleva más allá de nuestra capacidad de adquisición”, añadió.
Rodríguez no está sola en su lucha. Junto con su hermana, se encuentra en busca de una propiedad que se ajuste a sus necesidades y presupuesto, pero se encuentran con los mismos desafíos una y otra vez. Las dos jóvenes son graduadas de la Universidad de Puerto Rico y llevan apenas unos años ejerciendo sus respectivas profesiones.
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De igual forma, Jean Carlos Vélez, de 27 años, compartió sus experiencias y desafíos en la búsqueda de una vivienda. El joven egresado de la Universidad de Puerto Rico ha estado en proceso de búsqueda durante aproximadamente un año y medio. Son varios los obstáculos que ha enfrentado en el proceso.
“El problema principal que he encontrado es que, además de la alta demanda y la baja oferta, muchas de las casas no cumplen con el valor que están pidiendo”, explicó Vélez. Señaló que ha encontrado propiedades con un precio mucho más alto de lo que él considera un valor justo, especialmente en comparación con el estado en el que se encuentran.
Vélez compartió un ejemplo concreto de su experiencia. “He visto casas construidas en la década de 1970 con un precio de venta de $180,000 a $200,000, pero que claramente necesitan mejoras significativas, como reparaciones en los techos y estructuras”, relató.
Cuando se le preguntó sobre su presupuesto y los precios que ha visto en el mercado, Vélez explicó que su rango de presupuesto oscila entre $112,000 y $200,000. Sin embargo, señaló que muchas de las propiedades que ha visto requieren inversiones adicionales significativas para ponerlas al día, lo que las hace inaccesibles dentro de su presupuesto.
Además, el joven mencionó un factor adicional que ha dificultado su búsqueda ha sido la competencia en el mercado. “He perdido varias oportunidades de compra porque otras personas han ofrecido dinero en efectivo y se han llevado la casa”, lamentó.
Vélez expresó su frustración con los beneficios a los individuos que se mudan a Puerto Rico y aumentan la competencia por las propiedades disponibles.
¿Por qué el auge de la venta por subasta?
El corredor de bienes raíces, Ricardo Negrón señaló que las propiedades en subasta suelen ser aquellas que necesitan extensas reparaciones. Dijo que este factor complica significativamente la obtención de financiamiento hipotecario convencional, ya que las instituciones financieras son reacias a otorgar préstamos para propiedades en condiciones tan precarias.
“Para ese tipo de vivienda cuando usted va a procurar un financiamiento hipotecario de una institución, no tiene, para nosotros los comunes, mucho ofrecimiento de financiamiento, no tiene disponibilidad, financiamientos accesibles, cómodos para el consumidor. Por eso muchas veces la mayoría de las propiedades las subastan porque son en deterioro y están en verdad perjudicadas”, explicó Negrón.
Por ello, los propietarios optan por subastarlas, permitiendo que inversionistas con recursos adquieran estas propiedades a precios más bajos, para luego renovarlas y revenderlas.
“La gente que hace las ofertas para esas propiedades son gente que tiene recursos para comprarlas, arreglarlas en su modo y espacio, y en su día revenderlas, que es un negocio”, dijo.
Desafíos para el techo
Por su parte, la licenciada Ariadna Godreau, de Ayuda Legal, también destacó el creciente desafío económico que enfrentan los puertorriqueños al tratar de adquirir una vivienda. Con los costos de vivienda alcanzando un promedio de $193,000 y la reducción de oportunidades de financiamiento, junto con el aumento de los intereses hipotecarios, muchos se encuentran luchando por encontrar opciones asequibles.
Godreau abordó las desigualdades de género que afectan el acceso a la vivienda en Puerto Rico. “Las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de ser propietarias de viviendas, incluso cuando se encuentran en situaciones socioeconómicas similares”, dijo.
“Los proyectos de vivienda asequible han sido históricamente antipáticos para algunos sectores, pero son fundamentales para abordar la crisis actual”, destacó la experta. “Medidas como los controles de renta, los registros de arrendatarios y las transacciones inmobiliarias transparentes pueden ayudar a garantizar un acceso equitativo a la vivienda para todos los puertorriqueños”, detalló.
Godreau también enfatizó la necesidad de una legislación que reconozca la vivienda como un derecho humano fundamental.
También abordó la preocupación por las transacciones anónimas de bienes raíces. “El gobierno federal está tomando medidas para acabar con estas prácticas, que a menudo se prestan para actividades ilícitas como el lavado de dinero”, explicó la abogada.