Dos equipos de jóvenes estudiantes puertorriqueños se alzaron como ganadores de una competencia de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés). Se trata de estudiantes de la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico (UHS) y del colegio Otoqui en Bayamón.
TechRise, en su tercer año, es un desafío STEM para estudiantes de 6º a 12º grado en el que los alumnos deben diseñar y probar sus propias soluciones innovadoras para la exploración espacial y el estudio de la Tierra, mientras obtienen información práctica sobre el diseño de la carga útil y proceso de prueba de vuelo.
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El desafío de este año fue diseñar un experimento científico o tecnológico que pudiera probarse en un vuelo en globo a gran altitud patrocinado por la NASA o en un módulo de aterrizaje propulsado por un cohete. El experimento de los estudiantes de la UHS, titulado “Generación de electricidad mediante movimiento y vibración”, fue diseñado para un módulo de aterrizaje propulsado por cohete, mientras que los estudiantes del Colegio Otoqui eligieron un globo de gran altitud para el suyo, titulado “Ooblek Reaches the Skies”. Los estudiantes ahora trabajarán durante el resto del año escolar desarrollando sus experimentos con el apoyo directo de ingenieros profesionales, en preparación para una prueba de vuelo este verano.
Parte del equipo de UHS llegó a la redacción de Metro Puerto Rico para dialogar sobre el logro y la experiencia que representará para ellos lo que resta del proyecto.
Cariam Rodríguez y Carlos Rodríguez, ambos de 17 años y en duodécimo grado, compartieron el gran orgullo que sienten por el logro alcanzado junto con el equipo de STEM de su escuela. Así mismo la profesora Gina L Ortiz Andrade, quien es la mentora del club, atestigua lo que gestas como esta representa para los jóvenes y para otros estudiantes en grados menores que los pueden ver como ejemplo a seguir.
Uno de los factores evaluados en la competencia fue la viabilidad de la idea. En el caso del equipo de UHS se concentraron en generar energía, un tema neurálgico para la sociedad puertorriqueña.
“La energía es algo súper importante, siempre estamos quemando combustible, siempre estamos necesitando energía, siempre estamos teniendo algún tipo de actividad en la que lamentablemente estamos teniendo efectos que no son los mejores en el ambiente y pues cuando tenemos un proyecto así, lo que queremos hacer es crear como una reserva de energía para el futuro. Vamos a entender que si podemos tener esa energía reservada, podemos quemar menos combustible. (Generar energía) de una manera más eco amigable y de una manera que no dañe el ambiente y el mundo”, explicó Carim Rodríguez.
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Para la profesora, lo mejor de la propuesta fue la parte experimental. “(Ver) como ellos dijeron bueno, vamos a utilizar este tipo de energía por si acaso el cohete se queda sin energía. Tienen una energía que pueden utilizar en una emergencia”, detalló Ortiz Andrade en el contexto de los objetivos de la competencia.
Sin embargo, más allá de la competencia Carlos Rodríguez enfatizó que hay que plantearse el escenario de la NASA como uno que impacta la vida de todos en La Tierra. “Cuando uno piensa en la NASA, uno piensa en el espacio. ¿Por qué están diseñando estas cosas? Eso es para para afuera. Hay que enfocarnos aquí en La Tierra, pero muchas cosas que ha desarrollado la NASA en el pasado, por ejemplo, el velcro. Tú piensas en el velcro y eso se diseñó para las naves espaciales, para las estaciones en el espacio, en la atmósfera. Pues muchas de estas invenciones que se desarrollan en NASA terminan teniendo beneficios acá en la Tierra. Siento que aunque es un proyecto, uno piensa ‘esto un proyecto de nenes de escuela secundaria’, posiblemente algunos de nosotros en el futuro vuelva este proyecto y diseñe algo revolucionario. Siento que esta oportunidad con la NASA, en verdad que está brutal”, reflexionó el joven estudiante.
Definitivamente es un logro “brutal” en palabras de Carlos, pero ¿cómo lo celebran sus pares en la escuela? “A nivel de estudiantado como tal pues te dicen ‘que cool’, ‘que bueno’, pero se queda ahí. Un campeonato de baloncesto, por ejemplo, si llega a la Copa Buzzer Beater y ganan un campeonato casi hacen una parada por la calle, que es diferente porque obviamente hay una cultura de deporte más desarrollada”, opinó el estudiante científico, aunque no pone en duda el orgullo que levanta en su comunidad escolar.
¿Qué sucede una vez ganaron el premio?
“Ahora nosotros vamos a tener reuniones todas las semanas con el equipo de NASA, de ingenieros que nos van a ayudar a con cualquier pregunta, cualquier duda, cualquier problema que nos enfrentemos al momento de construir y armar la cápsula. Muchos de nosotros no tenemos experiencia con soldadura, con programación. Ellos nos proveen unos módulos y los recursos para aprender a hacer esas cosas y no tener miedo de enfrentarnos a retos nuevos como lo que es construir esto sin tener experiencia previa”, explicó Carlos, al tiempo que urgió a los jóvenes que les observen a motivarse a participar en este tipo de programas y competencias, pues “no tienen nada que perder y tienen todo que ganar”.
De hecho, el premio conlleva una dotación de $1,500 para materiales. Carlos apuntó a que esa dotación y el hecho de que la participación no conllevó costo es un ejemplo de programas que balancean los retos económicos que puedan enfrentar jóvenes con curiosidad intelectual y metas académicas.
“A nivel personal es una oportunidad. Yo nunca pensé que estaría aquí. (Es una experiencia) del otro mundo. Esta experiencia va a ser muy enriquecedora. Va a ser fuerte, eso no se le puede negar a nadie. Son estas reuniones de una hora y media, dos horas una vez a la semana, en donde no solamente vamos a estar dialogando con ellos, sino que vamos a estar trabajando, van a estar enseñándonos a soltar, van a estar enseñándonos a programar, vamos a tener que bajar el módulo, hacer nuestros propios cohetes, vamos a tener que hacer cosas que de verdad. Va a ser un reto”, compartió Carim.
Además, ambos estudiantes reconocieron que este logro amplía sus posibilidades para sus planes de estudios en Estados Unidos. “La carta de recomendación de este proyecto va a ser bien fabulosa para las inscripciones de la universidad”, destacó la profesora.
Pero, Carlos observa más allá de la ruta académica. “Esto me hace un estudiante más completo para tu institución y honestamente, y no tan solo para ir a la universidad afuera para que te vea más atractivo. Es una experiencia enriquecedora en el sentido de que, si te sale o si no te sale, te atrever a hacer más cosas en el futuro”, afirmó el joven.
Carim por su parte dijo que, aunque en el caso de ellos dos tienen metas que los llevan fuera de Puerto Rico, “dentro de esta isla se puede tener muchas de las mismas oportunidades que estamos teniendo nosotros y aún mejores, por ejemplo, para esta competencia”.
¿Cómo ven el panorama en Puerto Rico para la juventud?
Los jóvenes científicos describen a su generación como una resiliente y con el talento para enfrentar los retos actuales.
“Los retos en Puerto Rico son fuertes. No se puede negar de eso. Pero yo siento que la juventud puertorriqueña tiene las agallas para poder seguir. Son una juventud muy esforzada, una juventud muy dedicada y una juventud que cualquier cosa que se propongan lo van a lograr. Nuestros compañeros, todos tienen potencial de hacer cosas iguales o mejores que la de nosotros. Son igual de brillantes, igual de talentosos cada uno en su área y siguen brillando. Así que todos, todos los demás jóvenes puertorriqueños tienen la misma posibilidad”, afirmó Carim.
Sus experimentos se realizarán en una de las dos plataformas comerciales de vuelo suborbital. En el caso de UHS será en un módulo de aterrizaje propulsado por cohetes Xodiac operado por Astrobotic de Pittsburgh. El equipo ganador de Bayamón lo hará en un globo de gran altitud operado por World View de Tucson, Arizona.