Hezbollah atacó una base de control de tráfico aéreo en el norte de Israel, informaron el domingo las fuerzas armadas israelíes, las cuales advirtieron de “otra guerra” contra el grupo miliciano respaldado por Irán.
La intensificación de los combates en la frontera con Líbano, en un momento en que Israel libra una guerra con milicianos de Hamás en Gaza, le da un nuevo sentido de urgencia a las gestiones diplomáticas de Estados Unidos ahora que el secretario de Estado Antony Blinken se alista para visitar Israel en su gira más reciente por Oriente Medio.
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“Este es un conflicto que fácilmente podría hacer metástasis, causando todavía más inseguridad y dolor”, dijo Blinken a la prensa después de una reunión en Qatar, un mediador crucial en esta guerra. El agravamiento en los combates transfronterizos entre Israel y Hezbollah ha complicado las labores de Washington para prevenir un conflicto regional.
Las fuerzas armadas israelíes indicaron que Hezbollah impactó el sábado una importante base de control de tráfico aéreo en el monte Merón, pero que las defensas antiaéreas no resultaron afectadas debido a que los sistemas de respaldo estaban operando. Dijeron que ningún soldado resultó herido y que se repararán todos los daños.
No obstante, fue uno de los ataques de mayor magnitud por parte de Hezbollah en los meses de combates que han acompañado al conflicto de Israel en Gaza, y obligó a miles de israelíes a evacuar comunidades ubicadas cerca de la frontera con Líbano.
Hezbollah dijo que su oleada de cohetes es una “respuesta inicial” al asesinato selectivo de un alto funcionario de Hamás en un bastión de Hezbollah en Beirut la semana pasada, el cual presuntamente fue perpetrado por Israel.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Israel, teniente coronel Herzi Halevi, dijo que la presión militar sobre Hezbollah — un aliado de Hamás — iba en aumento, y que, o será eficaz, o “entraremos en otra guerra”. El portavoz militar, contraalmirante Daniel Hagari, declaró que el hecho de que Israel esté enfocándose en la fuerza Radwan —el grupo de élite de Hezbollah— está obligando a ésta a alejarse de la franja fronteriza.
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Israel ha intentado en gran medida contener los combates en su región norte. Las capacidades militares de Hezbollah son muy superiores a las de Hamás. Pero el gobierno de Israel ha indicado que se le agota la paciencia, y que si las tensiones no pueden ser solucionadas a través de la diplomacia, entonces está preparado para usar la fuerza.
“Sugiero que Hezbollah aprenda lo que Hamás ya ha aprendido en los últimos meses: ningún terrorista es inmune”, dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu a su gabinete. “Estamos decididos a defender a nuestros ciudadanos y a llevar a los residentes del norte de regreso a sus hogares de forma segura”.
Los combates de menor intensidad a lo largo de la frontera norte de Israel comenzaron cuando Hezbollah comenzó a lanzar cohetes poco después del ataque de Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre, el cual desató la guerra en Gaza, dejó unos 1.200 muertos — en su mayoría civiles — y unas 250 personas tomadas como rehenes. Hezbollah ha dicho que el objetivo de sus ataques es aliviar la presión sobre Gaza.
En una sesión informativa conjunta con Blinken, el gobierno de Qatar reconoció que la muerte de un alto miembro de Hamás en Líbano puede afectar las complicadas negociaciones en torno a la posible liberación de más rehenes que se encuentran en manos de Hamás en Gaza, pero “continuamos nuestras conversaciones con las partes para tratar de concretar un acuerdo lo más pronto posible”.
Dentro de Gaza, la guerra contra el grupo miliciano ingresó el sábado a su cuarto mes.
El ejército israelí informó el domingo que ha concluido los combates de gran envergadura en el norte de Gaza, y que ya terminó de desmantelar la infraestructura militar de Hamás allí. Ahora intensifica su ofensiva en el sur del territorio, donde la mayoría de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza están apiñados en zonas cada vez más pequeñas, en una catástrofe humanitaria bajo los bombardeos israelíes.
Netanyahu insiste en que la guerra no terminará hasta que se alcancen los objetivos de eliminar a Hamás, recuperar a los rehenes israelíes y garantizar que Gaza no será una amenaza para Israel.
Miembros del gobierno del presidente estadounidense Joe Biden han instado a Israel a que reduzca su dura campaña aérea y terrestre en Gaza y opte por ataques más específicos contra los líderes de Hamás.
Más de 22.800 palestinos han muerto y más de 58.000 han resultado heridos desde que la guerra comenzó, según el Ministerio de Salud de Gaza, un territorio controlado por Hamás. La cifra de muertos no distingue entre civiles y combatientes. Las autoridades de salud dicen que unas dos terceras partes de los fallecidos eran mujeres y menores.
Israel responsabiliza a Hamás de las numerosas bajas civiles porque el grupo opera en vecindarios densamente poblados.
Dos periodistas murieron el domingo en un ataque aéreo cerca de la ciudad sureña de Rafah, incluido Hamza Dahdouh, el hijo mayor de Wael Dahdouh, el corresponsal en jefe de Al Jazeera en Gaza, según dijeron el canal árabe de propiedad qatarí y médicos locales. Al Jazeera transmitió imágenes de Dahdouh llorando junto al cuerpo de su hijo y sosteniendo su mano. El ejército israelí no hizo comentarios por el momento.
Al Jazeera condenó categóricamente las muertes y otros “ataques brutales contra periodistas y sus familias” por parte de las fuerzas israelíes. Dahdouh ya había perdido a su esposa, dos hijos y un nieto en un ataque aéreo el 26 de octubre, y él mismo resultó herido en un ataque israelí el mes pasado en el que murió un colega.
“El mundo está ciego ante lo que está sucediendo en la Franja de Gaza”, lamentó Dahdouh, parpadeando para contener las lágrimas.
Otro ataque aéreo alcanzó una casa entre Jan Yunis y la ciudad sureña de Rafah, lo que dejó al menos siete muertos, cuyos cadáveres fueron trasladados al cercano hospital Europeo, según un periodista de The Associated Press en el lugar. Un hombre se apresuró a llevar a un bebé, y poco después lo cargó envuelto en una manta hasta la morgue.
“Todo lo que está pasando aquí está fuera de los ámbitos del derecho, fuera de los ámbitos de la razón. Nuestros cerebros no pueden comprender plenamente todo lo que nos está pasando”, dijo una pariente, Inas Abu al Najja, alzando su trémula voz. Hombres escarbaban entre los escombros con picos y las manos descubiertas.