La deserción escolar en Puerto Rico, específicamente en estudiantes de educación especial, tuvo un aumento significativo luego del huracán María, los terremotos del año 2020 y la pandemia del COVID-19. Sin embargo, aunque en este año no se refleja un aumento con la misma magnitud que el periodo escolar anterior, sigue teniendo números significativos.
Según las estadísticas de deserción escolar del Departamento de Educación (DE) del año escolar 2022-2023, a nivel de grado, el 2.68% de estudiantes de primaria abandonaron la escuela, el 4.7% la secundaria, y a nivel general de educación especial el total fue de 5.92% en deserción. Esto quiere decir que de 10,440 estudiantes de educación especial matriculados, unos 618 no culminaron el grado.
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Para el periodo escolar de 2020-2021, las cifras de deserción escolar en estudiantes de educación especial era del 8.97%, entiéndase que de 10,927 estudiantes, 980 no regresaron al plantel escolar, teniendo así una diferencia de 487 en matrícula y 362 en deserción en comparación con el año anterior.
De acuerdo con el reporte del DE, las razones por las que los estudiantes no culminaron sus estudios varían entre irse a trabajar, enfermedad, ausencias excesivas, faltas disciplinarias, asumir responsabilidades en el hogar, matrimonio, estudiar programas acelerados, paradero desconocido, bajas para estudiar en instituciones privadas para adultos, entre otros.
Roxanna Vizcarrondo Casiano, ayudante especial de la secretaria ejecutiva de la Secretaría Asociada de Educación Especial del DE (SAEE), explicó que uno de los mayores retos que enfrentan los estudiantes de educación especial en su proceso de enseñanza es la falta de recursos económicos familiares.
“Las familias en ocasiones no brindan el apoyo al estudiante, no ofrecen el seguimiento necesario y no son activos en estos procesos con el componente escolar. Tenemos también la falta de interés de los estudiantes en querer superarse y las presiones de grupo. En ocasiones nos enfrentamos a la falta de comprensión por parte de los padres y en ocasiones funcionarios escolares”, destacó la ayudante especial de la secretaria ejecutiva.
Asimismo, Vizcarrondo Casiano mencionó que “también trabajamos continuamente con el reto de adaptar el currículo a la necesidades reales, a los intereses reales de nuestros estudiantes. Sucede que hay escuelas que son más atractivas que otras para estos jóvenes, así que algunos de estos cuando se encuentran ubicados en escuelas que no son atractivas para ellos pues pudieran sentirse un poco desmotivados”.
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El Departamento de Educación no cuenta con un currículo específico para estudiantes de educación especial, sino que de acuerdo a las necesidades del estudiante le añaden destrezas alternas o acomodos razonables al currículo regular.
A preguntas sobre si entendía que tener un currículo específico para estos estudiantes podría ser una solución o si entendía que no era necesario, la ayudante especial respondió que “esto es un asunto que nosotros tendríamos que trabajar en una mesa de trabajo, tener que discutirlo con el área de planificación académica porque esto conllevaría también lo que es el diseño y la revisión de políticas públicas. O sea, siempre hay espacio para mejorar, pero tenemos que atenderlo en una mesa de trabajo”.
La región de Caguas figura como una de las más afectadas, con una tasa de desertores en educación especial del 8.31% en 2023, o sea, que de 1,143 estudiantes matriculados, 95 de ellos no continuaron con sus estudios. Para el año escolar 2020-2021, el número de desertores escolares en la región era de 9.92%, lo que quiere decir que de 1,462, 145 no terminaron de estudiar, teniendo una diferencia de 50 estudiantes más que este año. Este dato es considerablemente superior a la tasa general de desertores en la misma región que es de un 3.21%.
En San Juan, la tasa de desertores en educación especial es del 4.71% en 2023, un aumento del 0.23% con respecto al año anterior. Mientras que en Humacao, la tasa es del 7.02%, mientras que el año anterior era de 8.04%, revelando un problema persistente en la región.
Según Vizcarrondo Casiano, la diferencia de cifras de deserción escolar entre regiones se debe también a que hubo un éxodo a través de los años tras muchas familias mudarse hacia Estados Unidos.
“Tuvimos un huracán, terremotos, hay distintos factores en ciertas partes de la Isla que provocan que las familias y los estudiantes tomen otros caminos o decisiones”, añadió.
De otra parte, la ayudante especial destacó que “muchas veces estos padres y familiares no se acercan a dirigirse a ser orientados, a ver qué otras alternativas o recursos nosotros tenemos. Toman la decisión por su cuenta y en ocasiones nosotros como funcionarios de la agencia nos enteramos ya cuando han tomado una decisión final”.
En el sistema público de enseñanza de Puerto Rico para que un estudiante pueda recibir los servicios de Educación Especial debe pasar por un proceso de registro. El registro llega al director de la escuela y se hace un referido al Centro de Servicios de Educación Especial. Posteriormente, al personal de Educación Especial le corresponde orientar a los padres sobre sus derechos, cumplimentar la Planilla de Registro y solicitar al padre la autorización para llevar a cabo las evaluaciones necesarias para ejecutar la evaluación final, donde determinan si el estudiante es elegible para recibir el servicio o no.