El ejército israelí prosiguió el sábado su dura ofensiva aérea y terrestre en Gaza, respaldado por el veto estadounidense que desbarató los intentos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de poner fin a la guerra y por la noticia de que Washington aprobó una venta de emergencia de munición para tanques por valor de 106 millones de dólares.
Al no poder salir de Gaza, un territorio de 40 kilómetros (25 millas) de largo por 11 kilómetros (7 millas) de ancho, más de 2 millones de palestinos se enfrentaron el sábado a nuevos bombardeos, incluso en zonas que Israel había designado como seguras.
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La venta de alrededor de 14.000 cartuchos de munición para tanques de guerra se anunció un día después que Estados Unidos vetara una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exigía un alto el fuego inmediato en Gaza, medida que contaba con un amplio apoyo internacional.
Estados Unidos declaró que el secretario de Estado, Antony Blinken, determinó que “existe una emergencia” de interés nacional que exige la venta inmediata, lo que significa que elude la revisión del Congreso. Esta resolución es poco frecuente.
Un día después que Israel confirmara que estaba deteniendo a palestinos para interrogarlos, algunos hombres liberados el sábado dijeron a The Associated Press que habían sido maltratados, proporcionando los primeros testimonios sobre las condiciones de detención.
Osama Oula declaró que las tropas israelíes habían sacado a varios hombres de un edificio de la zona de Shujaiyah, en Ciudad de Gaza, ordenándoles que salieran a la calle en ropa interior. Oula dijo que las fuerzas israelíes lo ataron a él y a otros con bridas, los golpearon durante varios días y les dieron poca agua para beber.
Ahmad Nimr Salman mostró sus manos, marcadas e hinchadas por las ataduras de las bridas, y dijo que los hombres mayores con diabetes o hipertensión eran ignorados cuando pedían a los soldados que se las quitaran.
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Relató que las tropas preguntaban: “‘¿Están con Hamás?’ Respondíamos que no, y entonces nos daban bofetadas o patadas”. Dijo que su hijo Amjad, de 17 años, sigue retenido por las tropas.
El grupo fue liberado después de cinco días y se les dijo que se dirigieran hacia el sur. Diez detenidos liberados llegaron el sábado a un hospital de Deir al-Balah luego que pararan a una ambulancia.
El ejército israelí no ofreció comentarios cuando se le preguntó por los presuntos abusos.
En el tercer mes de guerra, los muertos palestinos en Gaza son más de 17.700, la mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud del territorio controlado por Hamás. El Ministerio no distingue entre muertes de civiles y de combatientes.
Dos hospitales del centro y el sur de Gaza recibieron los cadáveres de 133 personas a causa de los bombardeos israelíes de las últimas 24 horas, informó el Ministerio de Salud a mediodía del sábado.
Israel responsabiliza a los milicianos de Hamás de las víctimas civiles, acusándoles de utilizar a la población como escudo humano, y afirma que ha realizado considerables esfuerzos con órdenes de evacuación para alejar a los civiles del peligro. Israel asevera que 97 soldados israelíes han muerto en la ofensiva terrestre después que Hamás atacara el sur de Israel el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomando unos 240 rehenes.
Hamás reiteró el sábado que seguía disparando cohetes contra Israel.
En Gaza, los residentes informaron de ataques aéreos y bombardeos, incluso en la ciudad de Rafah, cerca de la frontera egipcia, una zona a la que el ejército israelí había ordenado evacuar a los civiles. En una colorida aula de la ciudad, los pupitres de los niños estaban cubiertos de escombros.
“Ahora vivimos en la Franja de Gaza y estamos gobernados por la ley estadounidense de la selva. Estados Unidos ha acabado con los derechos humanos”, declaró Abu Yasser al-Jatib, residente en Rafah.
En el norte de Gaza, Israel ha estado tratando de asegurar el control militar, a pesar de la fuerte resistencia de Hamás. El ejército dijo que encontró armas dentro de una escuela en Shujaiyah, un barrio densamente poblado de la ciudad de Gaza, y que, en un incidente separado, milicianos dispararon contra soldados desde una escuela administrada por la ONU en la ciudad norteña de Beit Hanoun.
Más de 2.500 palestinos han muerto desde el fin de una tregua de una semana el 1 de diciembre, aproximadamente dos tercios de ellos mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza.
La tregua permitió la liberación de rehenes y prisioneros palestinos, pero Israel indicó que 137 rehenes permanecen en Gaza.
Sin un nuevo alto el fuego a la vista y la ayuda humanitaria llegando a poca parte de Gaza, los residentes denunciaron una grave escasez de alimentos. Nueve de cada 10 personas en el norte de Gaza sostienen que han pasado al menos un día y una noche completos sin comida, según una evaluación del Programa Mundial de Alimentos (PMA) durante la tregua. Dos de cada tres personas en el sur dijeron lo mismo. El PMA calificó la situación de “alarmante”.