Rosalynn Carter fue recordada el martes como una matriarca que se sentía más cómoda entre los empobrecidos y vulnerables, durante un servicio funerario que reunió a todas las ex primeras damas estadounidenses vivas y a varios expresidentes, incluido su marido Jimmy Carter, de 99 años, en primera fila.
La ceremonia en la Glenn Memorial Church en Atlanta marcó el segundo de tres días de tributos a la ex primera dama y activista humanitaria mundial que falleció el 19 de noviembre en su casa en Plains, Georgia, a los 96 años. Los homenajes empezaron el lunes en el condado Sumter, natal de los Carter.
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“Mi madre fue el pegamento que mantuvo unida a nuestra familia a través de los altibajos y las vicisitudes de la política familiar”, declaró su hijo James Earl “Chip” Carter III.
El expresidente, que lleva 10 meses en cuidados paliativos y a quien no se le veía en público desde septiembre, observaba desde su silla de ruedas, un poco reclinado y cubierto por una manta con la cara de su mujer, tomado de la mano de Chip y de su hija Amy. Sus otros hijos, Jeff y Jack, les rodeaban.
El expresidente se alojó el lunes por la noche en el Centro Carter, dijo la directora ejecutiva Paige Alexander, a pocos pasos de donde yacía en reposo la ex primera dama.
“Nunca quiere estar muy lejos de ella”, dijo.
El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden, viejos amigos de los Carter, estaban entre los dignatarios. El expresidente Bill Clinton y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, junto con las ex primeras damas Melania Trump, Michelle Obama y Laura Bush, presentaron sus condolencias, al igual que la vicepresidenta Kamala Harris y el segundo caballero Doug Emhoff. Los senadores estadounidenses de Georgia y el gobernador Brian Kemp y su esposa Marty Kemp se unieron a más de 1.000 personas en el santuario. Los expresidentes Donald Trump, Barack Obama y George W. Bush fueron invitados pero no asistirán.
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La ceremonia reflejó el estatus de Rosalynn Carter como figura mundial, al tiempo que puso de relieve su faceta más privada como matriarca de una familia que prefería una vida sencilla y profesaba una profunda fe religiosa.
“Había conocido a reyes y reinas, presidentes, otras personas con autoridad, poderosos líderes empresariales y celebridades”, dijo Chip Carter. “Decía que las personas con las que se sentía más cómoda y con las que más disfrutaba eran aquellas que vivían en la más absoluta miseria”.