Los pescadores y residentes de Río Grande que establecieron, en mayo de este año, el Campamento Erizo, para reclamar el libre acceso a la playa Las Picúas, en Río Grande, discutieron hoy, martes, la Ordenanza Municipal Número 9 del 2023, que reafirma, como política pública del gobierno municipal, el libre uso y disfrute de la playa en dicho sector.
Tras la exigencia del colectivo por la remoción de los portones y vallas que prohíben el acceso a la playa, la Asamblea Municipal aprobó la ordenanza unánimemente, el 28 de octubre de este año, y el alcalde de Río Grande, Ángel “Bori” González Damudt, la firmó el 30 de octubre.
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“Estos invasores llevaban años bloqueando los caminos de acceso con portones instalados ilegalmente, reclamando sin título de propiedad o escrituras que certifiquen que esos terrenos son privados, impidiendo así el acceso de pescadores y público en general a la playa Las Picúas”, lee el comunicado del Campamento Erizo.
El pescador y portavoz de la colectividad Jesús Acosta Berríos indicó que, luego del establecimiento del campamento, los líderes de la comunidad y pescadores se unieron para comenzar a abrir los accesos a la playa, pues habían sido bloqueados por portones establecidos por propietarios de casas en la estrecha franja de tierra entre la reserva natural del río Espíritu Santo y la playa Las Picúas.
Acosta Berríos contó que, durante los pasados meses, los integrantes del Campamento Erizo removieron la mayoría de los portones, “y los colocábamos al lado para que el dueño o dueños los recogieran”.
“Todavía quedan creo que dos o tres portones en la parte casi dentro de la reserva. Son los que más abajo están, que están prácticamente dentro, yo diría que a pies de la reserva”, sostuvo.
El problema de acceso al litoral de la playa Las Picúas, según el alcalde de Río Grande, data de décadas y la raíz de la controversia es que la franja de tierra pertenece a una finca privada de 77 cuerdas ubicada entre la reserva y la playa. La finca, a su vez, ha sido vendida por lotes de tierra mediante afidávits, ya que nunca ha sido segregada legalmente, según informó este medio.
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Conforme a los portavoces del Campamento Erizo, “todo esto pasaba frente a los vigilantes de Recursos Naturales, que permitieron, por años, este abuso de poder de parte de los invasores. Desde que esta nueva generación de pescadores nos instalamos en el Campamento Erizo, estábamos determinados a conseguir ese acceso libre a la playa, porque las playas son del pueblo”.
Acosta Berríos informó que el colectivo le envió una carta informándole la situación a la secretaria del Departamento de Recursos Naturales (DRNA), Anaís Rodríguez Vega, “a través de uno de los oficiales que llegó allí (al Campamento) en una de las ocasiones que nos visitaron, y no hemos obtenido contestación de ninguna clase”.
Conforme a Acosta Berríos, la lucha por el libre acceso a la playa Las Picúas comenzó en 1976 con la Federación de Pescadores de Las Picúas. “Esa generación de pescadores prácticamente ha muerto o ha desaparecido toda, y ahora los pescadores que usábamos esa área como de atraco y desembarco, pues nos vimos en la necesidad de llevar nuestra protesta. Nadie nos hizo caso, y, entonces, decidimos organizarnos y levantar un campamento y comenzar a abrir todos los accesos”.
“Se puede decir que hemos avanzado en la lucha, pero nada es final y firme”, continuó. El portavoz comunicó que, actualmente, el grupo le ha solicitado, al DRNA, llevar a cabo un proceso de deslinde para determinar los límites entre los bienes inmueble colindantes con el dominio público marítimo terrestre.