En apenas dos años, Javier Milei pasó de ser un estrafalario y lenguaraz economista que denostaba a la clase política en televisión a uno de los presidentes más votados de la historia reciente de Argentina.
El líder del partido La Libertad Avanza, de 53 años, se constituyó en una luz de esperanza para quienes desean un drástico cambio político y económico que ataje la inflación anual de más de 140%, la creciente pobreza que afecta a más de 40% de la población y la rampante delincuencia.
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Conocido entre sus seguidoras como “El León Libertario”, “El Peluca” o “El Loco”, Milei sacudió la campaña desde el principio y arremetió contra todos y todo lo que a su juicio representa la “casta política” que ha dañado al país. Y en un país harto de no ver una solución al paso de los años, al economista le funcionó su posición disruptiva.
“Quiero decirle a todos los argentinos que hoy comienza el fin de la decadencia argentina. Hoy empezamos a dar vuelta a la página de nuestra historia”, dijo Milei en su primer discurso como mandatario electo.
Hijo de un empresario de transporte de pasajeros y un ama de casa, el economista ha contado que su infancia y juventud estuvieron marcadas por una infeliz relación con su padre, de quien sufrió maltratos. En paralelo a la vida en casa el joven Milei tocaba en una banda que rendía tributo a The Rolling Stones y jugaba como arquero en las divisiones inferiores del club de fútbol Chacarita.
La relación con sus padres se mantiene distante.
Su vida tomó un nuevo rumbo en 1989, en medio de la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989). Dice que entonces veía en el supermercado “que la gente se tiraba arriba de la mercadería mientras pasaban las chicas remarcando” los precios. Y fue cuando decidió apartarse de su carrera futbolística.
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“La solución de dignidad hizo que dejara de jugar al fútbol y me dedicara a estudiar. A los 20 años escribí mi primer artículo académico que se llama ‘La hiperinflación y la distorsión en los mercados’”, dijo hace poco en una entrevista.
Milei se graduó en la Universidad de Belgrano y luego cursó dos posgrados. Terminó siendo un admirador de la escuela austríaca, una corriente de pensamiento que se opone a cualquier regulación del mercado por parte del Estado.
Trabajó como asesor económico en bancos y consultoras. Fue economista jefe en la Corporación América y también dictó clases en dos universidades argentinas.
Es autor y coautor de libros como “Otra vez sopa: Maquinita, infleta, devaluta”, “El camino del libertario” y “El fin de la inflación”.
Ese trabajo no evitó que cultivara una faceta histriónica, como la que desplegó en 2018 con la obra “El consultorio de Milei” en la que, en formato de sesión terapéutica, repasaba con su lengua cáustica las medidas económicas del gobierno. Entre insultos y gritos, durante las funciones a sala llena rompía a garrotazos un Banco Central de cartón.
También desplegó sus agresivos modos en programas de televisión en los que denostaba a los políticos al considerarlos una “casta” de privilegiados y cuestionaba el orden establecido. En uno de ellos calificó al papa Francisco de “imbécil” que defiende la justicia social y “maligno” encarnado en la Tierra.
Su creciente popularidad, sobre todo entre los jóvenes, se extendió con los provocadores videos que subía en las redes sociales.
Por un tiempo, y antes de moderar recientemente su carácter para atraer más votos, Milei sostenía una motosierra en las caravanas proselitistas con la que simbolizaba el recorte del gasto que hará en el Estado.
El libertario tiene varios mastines ingleses, todos con nombres de economistas liberales y a los que llama “hijitos de cuatro patas”.
Recientemente le preguntaron si se comunica a través de un médium con Conan, otro mastín ya fallecido y que fue su sostén en momentos difíciles de su vida, como se ha mencionado en versiones periodísticas y en el libro “El Loco”, la biografía no autorizada escrita por Juan Luis González. El economista no lo negó. “Que digan lo que quieran”, se limitó a decir.
En los últimos meses el economista ha presentado como su pareja a la humorista Fátima Florez, quien parodia —entre otras figuras públicas— a la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
En su campaña para la presidencia, prometió erradicar a los “políticos parásitos y ladrones” para terminar con la decadencia de Argentina.
El ultraderechista recuerda a otros líderes disruptivos como Donald Trump, en Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, en Brasil.
Entre sus principales propuestas para combatir la inflación está la dolarización de la economía, aunque ha dado pocos detalles de cómo lo implementará. También defiende el cierre del Banco Central al que considera responsable de la emisión monetaria sin freno.
Milei ha propuesto, además, convocar a un plebiscito popular para derogar la ley que legalizó el aborto y su programa contempla la desregulación del mercado legal de armas.
Su grupo político, la Libertad Avanza, es una fuerza joven con algo más de 30 diputados electos y casi una decena de senadores, lo que obligará a Milei a pactar con otras fuerzas políticas para sacar adelante sus proyectos de ley. No tiene gobernadores electos.
Sus desafíos serán asegurar la gobernabilidad con esa estructura política a priori débil y tener “la estabilidad emocional para liderar todo un país cuando no ha ejercido liderazgos previos”, dijo a AP Mariel Fornoni, de la consultora Management & Fit.
Por ahora, Milei ya prometió tras su triunfo que comenzará “la reconstrucción de Argentina”.