El hombre que mató a tiros a un guardia de seguridad en un hospital de Nuevo Hampshire y al que luego abatió la policía, fue identificado como John Madore, de 33 años, según informaron las autoridades.
El procurador general del estado, John Formella, dijo que Madore, entró al hospital ayer viernes en la tarde y mató a tiros a Bradley Haas, un guardia de seguridad que vigilaba la recepción.
PUBLICIDAD
Además, Formella dijo que Madore residía en un hotel en la región de Seacoast y también había vivido en Concord. Mató a Haas, que estaba desarmado, con una pistola calibre 9 mm. La policía también encontró un fusil tipo AR, un chaleco antibalas y varios cargadores en un camión de alquiler en el estacionamiento del hospital y estaba investigando si Madore tenía algo que ver con el vehículo.
‘’Las acciones del agente y de Bradley Haas salvaron muchas vidas’', expresó el general del estado.
El tiroteo ocurrió a las 3:30 de la tarde en el hospital de 185 camas, pero no pasó más allá de la recepción, dijo el coronel de la policía estatal Mark Hall el viernes por la noche. Dijo que se le practicó masaje cardíaco a Haas, quien murió luego en el hospital de Concord.
Los motivos no fueron divulgados.
Haas vivía en Franklin, una pequeña localidad situada a 20 millas (32 kilómetros) de Concord. Fue agente policial durante 28 años y ascendió a jefe, según una declaración de la procuraduría estatal.
PUBLICIDAD
El Departamento de Policía de Franklin deploró la muerte de su antiguo jefe, de quien dijo que dedicó décadas de su vida a la ciudad y el departamento hasta su retiro en 2008.
“Siguió dedicando su tiempo a la comunidad de NH como guardia de seguridad que ayudaba y protegía a las personas en el Hospital Estatal de NH”, dijo el departamento de policía en su página en Facebook. Añadió que izará su bandera a media asta y todos llevarán bandas de luto en el uniforme.
El tiroteo del viernes fue el acto de violencia más reciente en un hospital en Estados Unidos. Centros médicos de todo el país han tratado de adaptarse a las amenazas crecientes, que han hecho de la atención de la salud una de las profesiones más violentas del país.
Este suceso ocurrió varias semanas después de un tiroteo en el estado vecino de Maine que dejó 18 muertos y 13 heridos.