LA PAZ, Bolivia (AP) — Al menos siete incendios forestales seguían activos el viernes en Bolivia y se están prolongando más allá del período habitual debido a la dura sequía, la escasez de lluvias y las altas temperaturas, informaron las autoridades.
Las débiles y dispersas lloviznas que han caído hasta ahora no lograron apagar las quemas, muchas de los cuales se han reactivado y amenazan a reservas forestales de la Amazonía boliviana, explicó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes.
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El viernes el gobierno envió más equipos contra incendios y ayuda al norte de La Paz donde la quema amenaza con ingresar al Parque Nacional Madidi, una de las mayores reservas de flora y fauna, señaló el funcionario.
Pobladores de San Buenaventura y Rurrenabaque, al norte de La Paz, dos poblaciones en los bordes de la reserva, salieron a protestar para exigir acciones efectivas contra los incendios que están contaminando con humo los cielos al punto que forzaron la suspensión de labores escolares hace dos semanas en Santa Cruz y La Paz donde también hubo protestas en las calles.
“El 50% de los incendios activos en octubre ya se han reducido, ahora son incendios nuevos, no es que se han reactivado, son provocados”, explicó Calvimontes en un informe a la prensa.
Durante septiembre y octubre, los satélites detectaron numerosos incendios en las tierras bajas de Bolivia, según un reciente informe de la NASA, cuyas imágenes desde el espacio todavía muestran enormes bancos de humo sobre territorio boliviano.
Los incendios forestales son habituales en esta época seca. Los agricultores usan esa técnica tradicional y cuestionada para estimular el crecimiento de pastizales y habilitar tierras nuevas para la agricultura.
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Con frecuencia salen de control, pero las primeras lluvias se encargaban de apagarlos. Este año la dura sequía, los vientos y las altas temperaturas están prolongando las quemas con perjuicio para la flora y fauna, según los expertos.
“Ya estamos sintiendo dos años consecutivos de sequía y eso está configurando un escenario delicado, pero todavía manejable”, señaló a The Associated Pres el hidrólogo y glaciólogo Edson Ramírez.
Según la estatal Autoridad Boliviana de Bosques y Tierras hasta octubre se quemaron más de dos millones de hectáreas, un 70% de pastizales y áreas agropecuarias y un 23% de bosque virgen.
Organizaciones independientes estiman que el área afectada es mayor.
Expertos en clima atribuyen la fuerte sequía y las altas temperaturas al fenómeno climático de El Niño, que provoca un calentamiento estacional de las aguas del Pacífico que reduce las lluvias y al calentamiento excepcional del Atlántico producto del cambio climático.
La sequía golpea a gran parte de Sudamérica, sobre todo a Uruguay, Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia.
Según el observatorio europeo Copernicus, Bolivia registró este año más incendios forestales en la región con elevadas emisiones de carbono que alcanzaron a casi 15 megatoneladas en octubre, una de los mayores registros mensuales de las dos últimas décadas.
El viernes, el observatorio de la ONG Greempeace registraba 541 focos de calor en las tierras bajas, sobre todo en las regiones agrícolas y ganadera de Beni y Santa Cruz, considerada el motor agroindustrial del país.
Detrás de los incendios forestales hay un negocio especulativo sobre la tierra en esas regiones donde la frontera agrícola se expande sin control, según la privada Fundación Tierra.