Por primera vez en casi dos años, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos parece decidida a mantener sin cambios su tasa de interés a corto plazo por segunda reunión consecutiva, en la más clara señal hasta la fecha de que el banco central estadounidense podría poner fin a su política de subir las tasas.
La aparente decisión se debe en parte a que la economía va en la dirección deseada por el titular de la Fed, Jerome Powell: la inflación se ha moderado y las contrataciones, el consumo y el crecimiento económico siguen robustos. La tan temida recesión nunca ocurrió.
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Pero la baja de la inflación se ha ralentizado, y el sólido crecimiento económico podría impulsarla. En consecuencia, Powell y los demás funcionarios de la Fed no descartan totalmente aplicar otro aumento en el futuro. En la conferencia de prensa del miércoles, es probable que Powell resalte el progreso que ha logrado el banco central y al mismo tiempo advierta que la inflación sigue alta y podrían necesitarse más aumentos de tasas para terminar la misión de llevar la inflación a la meta de la Fed de 2%.
“La Fed tiene que mantener su retórica contra la inflación”, estimó Michael Arone, estratega de inversiones de State Street Global Advisors. “No tienen otra opción si es que quieren mantener intacta su credibilidad como luchadores antiinflacionarios”.
Desde marzo de 2022, la Fed ha aumentado su tasa de interés referencial desde casi cero a 5.4%, en un esfuerzo por domar una inflación que llegó a niveles no vistos en cuatro décadas en 2022, cuando la economía se recuperó vertiginosamente de la recesión pandémica. En consecuencia, las hipotecas, los créditos automotores y los balances de tarjetas de crédito se han disparado. La inflación anual, en cuanto al índice de precios al consumidor, ha bajado de su cima de 9.1% en junio del año pasado a 3.7%.