El huracán Norma tocó tierra el sábado por la tarde cerca de los complejos turísticos de la localidad mexicana de Los Cabos, en el extremo sur de la península de Baja California.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Norma, que llegó a ser un huracán de categoría 4, tocó tierra como huracán de categoría 1 con vientos de 130 km/h (80 mph) justo al sur de Todos Santos. A primera hora de la tarde, se encontraba a 24 kilómetros al oeste-noroeste de Cabo San Lucas y se movía hacia el norte-noreste a 11 km/h (7 mph).
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Mientras tanto, en el Atlántico, el huracán Tammy se encontraba muy cerca de Antigua y amenazaba con azotar otras islas de las Antillas Menores.
Se espera que Norma continúe debilitándose durante el fin de semana mientras cruza el Mar de Cortés pero la alerta en la península de Baja California continúa y las lluvias podrían afectar al estado costero de Sinaloa como tormenta tropical.
John Cangialosi, especialista del Centro Nacional de Huracanes, dijo que la zona es vulnerable a la lluvia porque en general es una región seca y estimó que las precipitaciones podrían pasar de los 15 centímetros de lluvia a los 30. “Creemos que ése será el impacto más significativo que podría provocar inundaciones repentinas urbanas y corrimientos de tierra”.
A primera hora de la tarde, el gobierno de Baja California Sur no había reportado ninguna víctima pero el ciclón ya había derrumbado árboles, techos de algunas endebles viviendas y postes de la luz.
Autoridades de San José del Cabo tuvieron que auxiliar a dos familias de turistas –-una mexicana y otra estadounidense-- que se quedaron varadas por el cierre del aeropuerto y fueron trasladadas a uno de los 24 refugios temporales que se instalaron en el municipio donde el sábado por la tarde ya había unas 1.700 personas, informó Francisco Cota, de Protección Civil de la localidad.
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Los hoteles de Los Cabos permanecían casi llenos, a tres cuartos de su capacidad, pero se habilitaron refugios tanto en las propias instalaciones como en escuelas. Según la presidenta de la Asociación de Hoteles, Lilzi Orci Fregoso, permanecen en la zona 30.000 turistas de diversas nacionalidades.
El director del aeropuerto de San José del Cabo, Francisco Villaseñor, confió en que los vuelos desde ese aeródromo puedan reiniciarse a mediodía del domingo, ya que los aeropuertos de Los Cabos y La Paz seguían cerrados.
Los comercios de Cabo San Lucas habían colocado desde el viernes láminas de madera contrachapada sobre sus ventanas y el personal del gobierno colgó pancartas advirtiendo a la gente que no intentara cruzar barrancos ni cauces de arroyos, pues Norma comenzaba a dejar fuertes lluvias en la zona.
El lento paso del huracán aumentaba la posibilidad de graves inundaciones. Se esperaba que Norma arrojara entre 15 y 30 centímetros de lluvia, con un máximo de 45 centímetros en algunas zonas del sur de Baja California y gran parte del estado de Sinaloa, un estado mayoritariamente agrícola que estaba sufriendo una gran sequía y confiaba que Norma al menos aumentara las reservas de agua del estado.
La policía de San José del Cabo rescató a dos personas de su camioneta cuando una corriente de agua la arrastró a primera hora del sábado y zonas populares quedaron convertidas en pequeñas islas incomunicadas entre sí y rodeadas por cauces de agua. Algunas áreas se quedaron desde el sábado por la mañana sin energía eléctrica e internet.
A última hora de la mañana, las calles de la zona ya estaban llenas de palmeras y otros escombros y prácticamente desiertas, salvo por las ocasionales patrullas militares. Los fuertes vientos azotaban las señales de tráfico, los árboles y las líneas eléctricas.
Homero Blanco, comandante estatal de la Guardia Nacional, dijo que se había ordenado el cierre de las playas y se habían enviado tropas de la Guardia para desalojar a la gente de la orilla del mar, donde no faltaba algún curioso.
El gobierno federal envió 500 militares a este enclave turístico para ayudar con los preparativos para la llegada de Norma y las autoridades municipales dijeron que podrían abrirse hasta 39 refugios de emergencia en caso necesario.
En el Atlántico, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos indicó que el huracán Tammy tenía vientos de 140 km/h (85 mph) y se emitieron alertas de huracán para las islas de Antigua, Barbuda, Montserrat y San Cristóbal y Nieves, Anguila, San Martín y San Bartolomé. Tammy se movía hacia el noroeste a 17km/h (10 mph).
Se esperaba que Tammy mantuviera su fuerza de huracán e incluso se fortaleciera ligeramente a medida que avanzaba hacia las Antillas Menores durante el sábado, pasando por Guadalupe, Antigua y Barbuda. Tanto Martinica como Guadalupe son departamentos franceses de ultramar.
El Centro de Huracanes preveía fuertes lluvias e inundaciones en gran parte de las Antillas Menores.
Los habitantes de Antigua y Barbuda —un país formado por dos islas gemelas-- se preparaban para la llegada de Tammy dos semanas después de verse afectados por la tormenta tropical Phillippe, que dejó entre 15 y 20 centímetros de lluvia y sumió a ambas islas en la oscuridad. Ahora se preveía que el nuevo ciclón dejará más de 30 centímetros de lluvia en la nación que quedó devastada en 2017 por el huracán Irma y que todavía se resentía por los daños de Phillippe.
Las oficinas gubernamentales, los bancos y la mayoría de las grandes empresas cerraron temprano el viernes para que el personal pudiera prepararse. Las prisas de los residentes por abastecerse de artículos de primera necesidad provocaron atascos en St John’s y cerca de los centros comerciales y supermercados más populares. Las autoridades locales de gestión de catástrofes anunciaron planes para abrir unos 40 refugios en comunidades de todo el país.