El cruce fronterizo entre Egipto y la Franja de Gaza abrió el sábado para permitir la entrada de un poco de la ayuda humanitaria que necesitan los palestinos, por primera vez desde que Israel aisló el territorio y empezó a bombardearlo hace dos semanas en respuesta al ataque de Hamás, el grupo islamista que gobierna Gaza.
Sólo se permitió la entrada de 20 camiones, una cantidad que los trabajadores de salud dijeron que era insuficiente para hacer frente a la crisis humanitaria sin precedentes que se vive en Gaza. Más de 200 camiones con aproximadamente 3.000 toneladas de ayuda llevan días estacionados cerca del cruce fronterizo.
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Los 2,3 millones de habitantes de Gaza, la mitad de los cuales han huido de sus hogares, están racionando la comida y toman agua no potable. Los hospitales dicen que se están quedando sin suministros médicos y sin combustible para sus generadores de emergencia en medio de un apagón que afecta a todo el territorio.
Cinco hospitales han dejado de funcionar debido a la escasez de combustible y los daños causados por los bombardeos, informó el Ministerio de Salud de Gaza.
Hay expectativas cada vez mayores de una ofensiva terrestre israelí que, según Israel, tendría como objetivo erradicar a Hamás. Israel dijo el viernes que no planea tomar el control a largo plazo del pequeño pero densamente poblado territorio palestino.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, convocó a su gabinete el sábado por la noche para discutir la invasión prevista, informaron los medios israelíes.
El portavoz militar de Israel, el contralmirante Daniel Hagari, dijo que el país planeaba intensificar sus bombardeos a partir del sábado como preparación para la siguiente etapa de la guerra.
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“Vamos a profundizar nuestros ataques para minimizar los peligros para nuestras fuerzas en las próximas etapas de la guerra. Vamos a aumentar los ataques, a partir de hoy”, dijo Hagari, repitiendo su llamado a los residentes de Ciudad de Gaza para que se dirijan al sur por su seguridad.
Israel ha prometido destruir a Hamás, pero ha dado pocos detalles sobre lo que prevé para Gaza si lo consigue.
Yifat Shasha-Biton, ministra del gabinete, afirmó que existe un amplio consenso en el gobierno sobre la necesidad de crear una “zona de seguridad” en Gaza para mantener a los palestinos alejados de la frontera.
“Tenemos que crear una distancia entre la frontera y nuestras comunidades”, declaró al Canal 13 de televisión, añadiendo que no se había tomado ninguna decisión sobre su tamaño u otros detalles.
La apertura del paso en Rafah se dio tras más de una semana de gestiones diplomáticas de alto nivel, incluyendo las visitas a la región del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Israel había insistido en que nada entraría a Gaza hasta que Hamas liberara a todos los rehenes que tomó en su ataque del 7 de octubre en el sur de Israel.
El viernes por la noche, Hamás liberó a sus primeros rehenes, una adulta estadounidense y su hija adolescente.
De momento no estaba claro si había alguna relación entre la liberación y las entregas de ayuda. Israel dijo que Hamas aún tiene a por lo menos 210 personas como rehenes, aunque se desconocen sus condiciones, y si siguen con vida.
El sábado por la mañana, un periodista de The Associated Press vio los 20 camiones que se dirigían a Deir al-Balah, una tranquila localidad agrícola al norte de Rafah donde se han refugiado muchos evacuados del norte de la Franja de Gaza. No se permitió que cientos de personas con pasaportes extranjeros que esperaban escapar del conflicto abandonaran la Franja de Gaza.
La ciudadana estadounidense Dina al-Khatib dijo que ella y su familia estaban desesperados por salir. “No es como las guerras anteriores”, comentó. “No hay electricidad, ni agua, ni internet, nada”.
Los camiones llevaban 44.000 botellas de agua potable, suficientes para 22.000 personas durante un solo día, dijo la UNICEF. “Esta primera y limitada agua salvará vidas, pero las necesidades son inmediatas e inmensas”, declaró la directora general de la UNICEF, Catherine Russell.
La Organización Mundial de la Salud dijo que cuatro de los camiones que cruzaron por Rafah llevaban suministros médicos, como medicamentos y suministros para traumatología, y bolsas portátiles de traumatología para los rescatistas.
“La situación es catastrófica en Gaza”, dijo la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Cindy McCain, a The Associated Press. “Necesitamos muchos, muchos, muchos más camiones y un flujo de ayuda continuo”, comentó y añadió que unos 400 camiones ingresaban a Gaza a diario antes de la guerra.
El gobierno de Gaza pidió un corredor seguro que funcione las 24 horas del día.
Hagari, el portavoz militar israelí, afirmó que “la situación humanitaria en Gaza está bajo control” y apuntó que la ayuda se repartirá en el sur del territorio —a donde el ejército israelí ordenó que la población de Gaza se desplazara— y que no entrará combustible.
Biden dijo que Estados Unidos “sigue comprometido en garantizar que los civiles de Gaza sigan teniendo acceso a alimentos, agua, atención médica y otro tipo de ayuda, sin que se desvíe a Hamas”.
El gobierno estadounidense trabajará para mantener el cruce de Rafah abierto y dejar que los ciudadanos estadounidenses abandonen Gaza, señaló en un comunicado.
Guterres dio voz a la creciente preocupación internacional por los civiles en Gaza, diciendo en una cumbre en El Cairo que el “reprobable asalto” de Hamas a Israel hace dos semanas “nunca puede justificar el castigo colectivo al pueblo palestino”.
Dos funcionarios egipcios y un diplomático europeo afirmaron que las extensas negociaciones con Israel y la ONU para permitir el suministro de combustible a los hospitales habían dado pocos resultados hasta la fecha. Hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a divulgar información sobre las delicadas deliberaciones.
Un funcionario egipcio dijo que estaban discutiendo la liberación de rehenes con doble nacionalidad a cambio del combustible, pero que Israel insistía en la liberación de todos los rehenes.
La liberación de Judith Raanan y su hija de 17 años de edad, Natalie, el viernes llevó algo de esperanza a las familias de las otras personas que se cree fueron tomadas como rehenes.
Rachel Goldenberg, cuyo hijo se cree que fue herido de gravedad antes de ser tomado como rehén, dijo que estaba “muy aliviada” por las noticias, pero exhortó a trabajar con celeridad para salvar otras vidas, incluida la de su hijo.
“Creo que él podría estar muriendo”, manifestó. “Así que no tenemos tiempo”.
Hamás indicó que estaba trabajando con Egipto, Qatar y otros mediadores “para cerrar el caso” de los rehenes si las circunstancias de seguridad lo permiten.