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La desextinción del tigre de Tasmania puede estar más cerca gracias a la recuperación del ARN

Científicos aislaron y secuenciaron moléculas de ARN de un espécimen de tigre de Tasmania conservado a temperatura ambiente en una colección de museo

Restos de un tigre de Tasmania
Restos de un tigre de Tasmania

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En los años 90, la película “Parque Jurásico” planteó la posibilidad de traer de vuelta de la extinción a animales como los dinosaurios; 30 años después, estamos más cerca de la desextinción de una especie desaparecida hace más de 100 años, como el tilacino, más conocido como tigre de Tasmania, gracias a la recuperación de su ácido ribonucleico (ARN).

Desde hace algunos años ha surgido la idea de traer de vuelta al tigre de Tasmania, una especie que se extinguió en el siglo XX, porque era un animal muy especial, y existe un video en blanco y negro del que se considera el último ejemplar vivo que estuvo en cautividad.

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Existen algunos proyectos enfocados a esa tarea, pero un reciente descubrimiento científico podría acercar aún más a la realidad la posibilidad de “revivir” al tigre de Tasmania, ya que un nuevo estudio muestra la posibilidad de aislar y secuenciar las moléculas de ARN de más de un siglo de antigüedad de un espécimen de tigre de Tasmania conservado a temperatura ambiente en una colección de museo.

El resultado de ese estudio es la primera reconstrucción de los transcriptomas de la piel y el músculo esquelético de una especie extinta. Los investigadores señalan que sus hallazgos tienen implicaciones relevantes para los esfuerzos internacionales por resucitar especies extinguidas.

“Es la primera vez que hemos podido vislumbrar la biología y el metabolismo reales de las células del tigre de Tasmania justo antes de morir”, explica a Metro Emilio Mármol Sánchez, biólogo computacional del Centro de Paleogenética y SciLifeLab de Suecia y autor principal del estudio.

La investigación explica que reconstruir un tigre de Tasmania vivo y funcional requiere no sólo un conocimiento exhaustivo de su genoma (ADN), sino también de la dinámica de expresión génica específica de cada tejido y de cómo funciona la regulación génica, algo que sólo se consigue estudiando su transcriptoma (ARN).

Los investigadores responsables de este estudio secuenciaron, por primera vez, el transcriptoma de los tejidos de la piel y el músculo esquelético de un ejemplar de tigre de Tasmania desecado, de 130 años de antigüedad y conservado a temperatura ambiente en el Museo Sueco de Historia Natural de Estocolmo. Se identificaron firmas de expresión génica específicas de cada tejido que se asemejan a las de mamíferos marsupiales y placentarios vivos actuales.

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“Es la primera vez que vislumbramos la existencia de genes reguladores específicos de los tilacinos, como los microARN, que se extinguieron hace más de un siglo”.

—  Marc R. Friedländer, profesor asociado del Departamento de Biociencias Moleculares del Instituto Wenner-Gren de la Universidad de Estocolmo y de SciLifeLab.

Los transcriptomas recuperados eran de tan buena calidad que fue posible identificar ARN codificadores de proteínas específicos de músculo y piel y condujeron a la anotación de genes de ARN ribosómico y microARN desaparecidos, estos últimos siguiendo las recomendaciones de MirGeneDB.

Este estudio también abre nuevas oportunidades e implicaciones para explorar las vastas colecciones de especímenes y tejidos almacenados en museos de todo el mundo, donde las moléculas de ARN podrían estar esperando a ser descubiertas y secuenciadas.

“En el futuro, es posible que podamos recuperar ARN no sólo de animales extintos, sino también genomas de virus ARN como el SARS-CoV2 y sus precursores evolutivos de las pieles de murciélagos y otros organismos huéspedes conservados en colecciones de museos”, concluyó Love Dalén, catedrático de genómica evolutiva de la Universidad de Estocolmo y del Centro de Paleogenética.

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Han pasado años desde la extinción del último tigre de Tasmania en 1936.

Especies que podrían desextinguirse

Colossal Biosciences, una empresa de biotecnología e ingeniería genética que trabaja para resucitar genéticamente varias especies, ya tiene planes para devolver a la vida a estos animales:

Dodo

El 31 de enero de 2023, la empresa anunció sus planes para resucitar al dodo, con el lanzamiento de un nuevo Grupo de Genómica Aviar y una inversión adicional de 150 millones de dólares. Esta ave, originaria de la isla de Mauricio, en el Océano Índico, se extinguió a mediados o finales del siglo XVII tras la llegada de los humanos a la zona.

Mamut lanudo

Otro proyecto de desextinción de Colossal será la resurrección del mamut lanudo o, más concretamente, de un elefante resistente al frío con todos los rasgos biológicos del mamut lanudo. Caminará como un mamut lanudo, tendrá el aspecto de un mamut lanudo, sonará como un mamut lanudo y, lo que es más importante, podrá habitar el mismo ecosistema que abandonó al mamut extinto.

Tigre de Tasmania

Además de traer de vuelta al primer tigre de Tasmania, Colossal quiere centrarse en la cría de estos ejemplares para formar una población sana en condiciones seguras. Afortunadamente, el hábitat de Tasmania ha permanecido relativamente inalterado, lo que proporciona el entorno perfecto para reintroducir la especie.

Entrevista

Emilio Mármol Sánchez, biólogo computacional del Centro de Paleogenética y SciLifeLab de Suecia

¿Qué le llevó a intentar recuperar el ARN de una especie extinta?

- La secuenciación de ADN a partir de restos antiguos de especies existentes o extinguidas ha sido la norma durante la última década, y los primeros avances en este campo a finales de los 80 y los 90 incluso fueron reconocidos el año pasado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Mientras que el ADN antiguo ha acaparado mucha atención y es ya un campo de investigación bastante maduro, el estudio de las moléculas antiguas de ARN es mucho más reciente. Gracias a algunos estudios anteriores sabíamos que, en determinadas condiciones de conservación (por ejemplo, permafrost, desecación o conservación química), no sólo el ADN sino también el ARN siguen presentes en restos animales muy antiguos.

Nuestro estudio es único en este sentido, ya que por primera vez hemos podido secuenciar ARN de una especie extinta, el tigre de Tasmania. Es la primera vez que hemos podido vislumbrar la biología y el metabolismo reales de las células del tigre de Tasmania justo antes de morir.

El tilacino fue nuestro primer objetivo, ya que estábamos enfocados en analizar especies extintas de renombre. Dado que este estudio se consideraba para nosotros un primer intento y una prueba de concepto de que sí era posible extraer ARN de restos de tejidos descuidados (nuestro tigre de Tasmania estaba desecado pero no completamente momificado y se ha conservado a temperatura ambiente y en condiciones no estériles durante casi un siglo), nos centramos primero en la manzana “fácil de atrapar” que es el tigre de Tasmania. Es un ejemplo de extinción reciente provocada por el hombre, ya que el último tigre de Tasmania vivo documentado murió en cautiverio en el zoológico de Hobart (Tasmania) en 1936.

¿Qué implicaciones tiene este descubrimiento para los esfuerzos internacionales por resucitar especies extintas?

- Dado que las iniciativas de “desextinción” siguen centradas en la resecuenciación del ADN de especies extintas antes de pasar a desarrollar otros pasos, queremos llamar la atención sobre el hecho de que, aunque el ADN proporcione enormes cantidades de información aún por desvelar, estos datos siempre estarán incompletos. Al centrarse únicamente en el ADN, se perderán los verdaderos fragmentos de la biología celular y los elementos reguladores que aún quedan por encontrar y describir. Para poder recrear con éxito los rasgos complejos que diferencian a un tigre de Tasmania o a otra especie extinguida de sus congéneres vivos evolutivamente más cercanos, los investigadores que trabajan en la desextinción deberían centrarse también en la parte del ARN y no limitar su investigación a la secuenciación del ADN, como se ha hecho hasta ahora. De este modo, editar partes específicas del genoma de especies vivas para que se parezcan a parientes extinguidos no es una tarea trivial, y no sólo implica un profundo conocimiento del objetivo de modificación en sí, sino también de cómo se co-regulan los genes para dar lugar a rasgos complejos que están regidos no por un solo gen, sino por muchos de ellos, de una forma muy intrincada y específica. Para poder hacerse una idea completa de estas dependencias reguladoras, el ARN es una fuente de información muy valiosa. Muchos de los genes que afinan y regulan la expresión de los genes que controlan la mayoría de los rasgos que nos identifican como especie son no codificantes, lo que significa que sólo están presentes como moléculas de ARN después de haber sido transcritas a partir del ADN. Aunque todavía se pueden leer sus secuencias en el ADN, sólo secuenciando el ARN de especies extinguidas podemos acceder, al menos parcialmente, a cómo actuaban en el metabolismo real de la célula cuando estaban vivas. Esto ayudará a perfeccionar desarrollos biotecnológicos esenciales para alcanzar el objetivo final de los investigadores que trabajan en la “desextinción”.

¿Cree que podremos volver a ver vivo al tigre de Tasmania?

- Prefiero mantener la cautela, por muy atractiva que nos resulte a todos la posibilidad de volver a ver un tigre de Tasmania vivo paseando. Si estas iniciativas son realmente capaces de ofrecer un producto vivo de su investigación, será una “recreación” del extinto tigre de Tasmania, lo más parecida posible a la especie extinguida original. Su principal hipótesis de trabajo se basa en la posibilidad de introducir tantos puntos de edición genómica como sean necesarios en especies vivas estrechamente emparentadas para que, al menos externamente, podamos asociar este espécimen editado genéticamente a la imagen que tenemos de los tigres de Tasmania o de otras especies extinguidas en nuestros registros. Esta especie de nueva creación puede parecerse al tigre de Tasmania extinguido, incluso hasta el punto de ser visualmente indistinguible, pero no sería un tigre de Tasmania en sentido estricto. Así que sí, puede que veamos un ejemplar “parecido al tigre de Tasmania” caminando de nuevo entre nosotros (el plazo necesario para lograrlo es otro debate), pero lamentablemente los tigres de Tasmania tal y como eran cuando no estaban extinguidos ya no estarán vivos ni prosperarán en sus hábitats naturales. Sin embargo, siempre que los “tigres de Tasmania” recién recreados se parezcan lo suficiente a sus auténticos homólogos extintos, podrían ocupar los mismos nichos ecológicos o similares y participar en la recuperación de los actuales ecosistemas en peligro.

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