Aviones de combate israelíes bombardearon barrio por barrio la Franja de Gaza el martes, reduciendo edificios a escombros, mientras Israel prometía una represalia por el ataque sorpresa de Hamas del fin de semana que “reverberará durante generaciones”.
Organizaciones de ayuda pidieron la creación de corredores humanitarios para llevar ayuda a Gaza, advirtiendo que los hospitales se estaban quedando sin suministros debido a la cantidad de heridos. Israel detuvo la entrada de alimentos, combustible y medicinas a Gaza, y el único acceso restante desde Egipto se cerró el martes después de que los ataques aéreos impactaran cerca del cruce fronterizo.
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La guerra comenzó después de que milicianos de Hamas irrumpieran en Israel el sábado, provocando tiroteos en sus calles por primera vez en décadas. La guerra en curso ya se ha cobrado más de 1.800 vidas en ambos lados, y quizás cientos más. Según Israel, Hamas y otros grupos milicianos en Gaza mantienen como rehenes a más de 150 soldados y civiles.
A partir de ahora, solo se espera un recrudecimiento. Israel amplió la movilización de reservistas a 360.000 el martes, de acuerdo con la prensa del país.
Una de las grandes preguntas es si lanzará una ofensiva terrestre sobre Gaza, un pequeño enclave encajado entre Israel, Egipto y el mar Mediterráneo donde viven 2,3 millones de personas. Está gobernado por Hamas desde 2007.
Mientas las agencias humanitarias de Naciones Unidas pedían la apertura de un corredor para llevar alimentos y suministros médicos a la Franja, el ejército israelí dijo que alcanzó cientos de objetivos en Rimal, un populoso vecindario de lujo de la Ciudad de Gaza que alberga ministerios del gobierno de Hamas, además de universidades, medios de comunicación y oficinas de organizaciones de ayuda.
Las Fuerzas de Defensa Civil palestinas sacaron a Abdullah Musleh y a otras 30 personas de su sótano luego de que su edificio de apartamentos fue arrasado por el operativo aéreo.
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“Vendo juguetes, no misiles”, dijo Musleh, de 46 años, llorando. “Quiero irme de Gaza. ¿Por qué tengo que quedarme aquí? He perdido mi casa y mi trabajo”.
Tras horas de ataques ininterrumpidos, algunos residentes salieron de sus casas al amanecer y se encontraron edificios partidos por la mitad y otros reducidos a escombros de hormigón y barras metálicas. Había autos aplastados y árboles quemados en calles residenciales que recordaban a un paraje lunar.
La enorme devastación en Rimal indicó cuál podría ser la nueva táctica israelí en Gaza: advertir a los civiles que desalojen ciertas aéreas para luego lanzar ataques aéreos de una intensidad sin precedentes. Si estas operaciones continúan, los civiles gazatíes tendrán menos zonas en las que refugiarse dado que cada vez hay menos vecindarios habitables.
Desde que Hamas llegó al poder, Israel y Egipto han restringido severamente la entrada de bienes al territorio y la circulación de gente.
Ahora, Israel dice que impondrá un asedio total a Gaza, cortando la entrada de combustible y alimentos y el suministro de electricidad. Hamas afirmó que los bombardeos israelíes habían dejado impracticable el cruce fronterizo de Rafah hacia Egipto, la única otra salida del territorio.
Los intensos bombardeos y las amenazas israelíes de acabar con el grupo avivaron las dudas sobre la estrategia y los objetivos de Hamas. Los líderes de la milicia radical no han hablado en público acerca de si esperaban la feroz respuesta de su rival —y el peligro de perder gran parte de su infraestructura gubernamental— cuando lanzaron el ataque.
En una conferencia de prensa el martes, el vocero del ejército israelí, el teniente coronel Richard Hecht, sugirió que los palestinos deberían intentar salir por el paso fronterizo de Rafah con Egipto.
Naciones Unidas dijo el martes que más de 187.000 de los 2,3 millones de habitantes de la Franja han abandonado sus casas, el mayor éxodo desde la ofensiva terrestre y aérea de 2014 que desplazó a unas 400.000 personas.
UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, acoge a más de 137.000 personas en sus escuelas en el territorio y otras 41.000 personas se han cobijado con sus familiares.
Preguntado por si Israel consideraba objetivos legítimos las sedes del gobierno civil de Hamas, como el parlamento y los ministerios, Hecht indicó que “si hay un pistolero disparando proyectiles desde allí, se convierte en un objetivo militar”.
En respuesta a la ofensiva aérea israelí, el portavoz del brazo armado de Hamas, Abu Obeida, anunció el lunes por la noche que el grupo matará a un civil israelí cautivo cada vez que se ataque a civiles en sus casas en Gaza “sin previo aviso.”
El ministro israelí de Exteriores, Eli Cohen, advirtió a Hamas que no debe lastimar a ningún rehén, y que “este crimen de guerra no será perdonado”. Netanyahu nombró al excomandante militar para gestionar la crisis de rehenes y de desaparecidos.
El ataque de los milicianos estremeció a Israel con una cantidad de muertes como no se veía desde la guerra de 1973 con Egipto y Siria, y en ella las bajas se produjeron a lo largo de un período mayor de tiempo. Produjo escenas horrendas de milicianos matando a tiros a civiles en sus autos, en las calles de las poblaciones y en un festival musical al que asistieron miles en el desierto cerca de Gaza, mientras se llevaban a hombres, mujeres y niños como cautivos.
El presidente estadounidense Joe Biden prevé hablar con el primer ministro Benjamin Netanyahu en las próximas horas sobre la coordinación con los aliados para “defender a Israel y la gente inocente del terrorismo”, dijo la Casa Blanca.