ROMA (AP) — El papa Francisco cedió el sábado al nombramiento unilateral por China de un nuevo obispo en Shanghái al reconocer formalmente la instalación del prelado Shen Bin tres meses después del hecho.
En su boletín diario del mediodía, el Vaticano dijo que Francisco había nombrado a Shen obispo de Shanghái, trasladándolo de Haimen. El anuncio se produjo después de que la Santa Sede reconociera en abril que se había enterado del nombramiento de Shen al frente de la Iglesia católica en Shanghái a través de los medios de comunicación.
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El secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, dijo que Francisco decidió aceptar el nombramiento unilateral de China por el “mayor bien” de los fieles de Shanghái. Pero Parolin dejó claro que la medida de China había violado el “espíritu de colaboración” esbozado en un acuerdo de 2018 entre la Santa Sede y Beijing sobre los nombramientos de obispos.
En declaraciones a los medios del Vaticano explicando la decisión del papa, Parolin dijo que Francisco aprobó el nombramiento de Shen para permitir que el obispo lidere su rebaño y para “sanar la irregularidad canónica” creada por la transferencia unilateral de Beijing en abril, que dijo que ocurrió sin la participación de la Santa Sede.
Dijo que esperaba que los futuros nombramientos se hicieran de acuerdo con la letra y el espíritu de consenso que pide el acuerdo.
“Tenemos que evitar juntos las situaciones de discordia que crean desacuerdos y malentendidos incluso dentro de las comunidades católicas”, dijo Parolin. “La buena aplicación del acuerdo es uno de los medios para hacerlo, junto con el diálogo sincero”.
China y el Vaticano no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951, tras la llegada de los comunistas al poder y la expulsión de los sacerdotes extranjeros. En los últimos años, el Vaticano ha intentado abrir los contactos y reducir las fricciones, en particular sobre el nombramiento de obispos.
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El Vaticano reconoció anteriormente que el acuerdo de 2018 distaba mucho de ser ideal. Regularizó el estatus de varios obispos y allanó el camino para futuros nombramientos, pero China lo ha violado en reiteradas ocasiones en medio de una represión general más amplia del presidente Xi Jinping contra las libertades religiosas.
Nunca se hicieron públicos todos los detalles del acuerdo, pero Francisco ha afirmado que él tiene la última palabra en el proceso de nombramiento de obispos.
Beijing insiste desde hace tiempo en que debe aprobar estos nombramientos como una cuestión de soberanía nacional. El Vaticano ha insistido en la autoridad divina del papa para elegir a los sucesores de los apóstoles de Cristo.
Desde la ruptura de los lazos entre China y la Santa Sede, los católicos chinos se han dividido entre los miembros de una iglesia oficial sancionada por el Estado, la Asociación Patriótica Católica, y los que pertenecen a una iglesia clandestina leal al pontífice. Se calcula que el número total de católicos chinos oscila entre 6 y 12 millones.