TOKIO (AP) — El oficial militar de mayor rango en Estados Unidos animó a Japón a mantener su compromiso de duplicar sus gastos de defensa en los próximos cinco años, calificando la controversial intención japonesa de fortalecerse militarmente como algo crucial para enfrentar las amenazas de Corea del Norte y China.
El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, mencionó las necesidades japonesas de mejorar sus defensas contra misiles crucero, sistemas de advertencia rápida y capacidades aéreas, lo que ayudaría a Estados Unidos a encarar las intenciones norcoreanas de desarrollar un programa de misiles nucleares y las crecientes agresiones chinas contra Taiwán, la isla autónoma que Beijing reclama como suya.
PUBLICIDAD
China “ha invertido enormemente en sus capacidades militares” y aspira a ser “la potencia hegemónica de toda Asia, probablemente para los próximos 10 o 15 años”, dijo Milley.
Ello “podría convertirse en algo sumamente inestable; podría ser sumamente peligroso, y creo que tener a un Japón poderoso, un Japón militarmente capaz que tenga una estrecha alianza con Estados Unidos y otros países, hará mucho para evitar una guerra”, expresó Milley.
Los comentarios de Milley, a reporteros en la residencia del embajador estadounidense en Tokio, fueron un análisis militar estadounidense de una situación cada vez más inestable en el noreste de Asia. Con más de 80.000 soldados estadounidenses en Japón y Corea del Sur, y crecientes gestiones militares de Corea del Norte y China, la posibilidad de una guerra en la región se ha convertido en una preocupación. Washington desea que sus aliados, particularmente Japón y Surcorea, hagan más.
Japón, entretanto, desde hace mucho ha debatido sobre si en realidad necesita unas fuerzas militares fuertes, en medio de inquietud nacional y regional hacia cualquier actitud demasiado agresiva. Las fuerzas japonesas invadieron buena parte de Asia en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, y la nación sigue siendo vista con recelo por sus vecinos, debido a la percepción de que no se ha arrepentido del todo.