WASHINGTON (AP) — La Corte Suprema de Estados Unidos falló el jueves que las universidades no pueden considerar la raza de un aspirante para determinar si aceptarlo como estudiante, lo que obligará a las instituciones académicas a buscar otras maneras de conseguir una población estudiantil diversa.
En una decisión que reflejó la mayoría conservadora de la Corte, el máximo tribunal del país declaró sin validez los planes de admisión de la Universidad de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, las instituciones de educación superior privada y pública más antiguas del país, respectivamente.
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El presidente del tribunal supremo, John Roberts, dijo que desde hace demasiado tiempo las universidades han “concluido, erróneamente, que la piedra de toque de la identidad de un individuo no son los desafíos superados, las habilidades desarrolladas o las lecciones aprendidas, sino el color de su piel. Nuestra historia constitucional no tolera esa elección”.
El juez Clarence Thomas, el segundo juez negro de la nación, escribió por separado que el fallo “ve las políticas de admisión de las universidades por lo que son: preferencias sin rumbo, basadas en la raza, diseñadas para garantizar una mezcla racial particular en sus clases de ingreso”.
El juez Thomas durante mucho tiempo había pedido el fin de la llamada Acción Afirmativa, una política gubernamental en Estados Unidos diseñada para garantizar la igualdad de oportunidades a todos sin distinción de raza, sexo, edad, religión u orientación sexual.
La jueza Sonia Sotomayor escribió en desacuerdo que la decisión “hace retroceder décadas de avances precedentes y trascendentales”.
Tanto Thomas como Sotomayor, dos jueces que han reconocido que las medidas de la llamada Acción Afirmativa desempeñaron un papel en sus propias admisiones universitarias, dieron el paso inusitado de leer un resumen de sus opiniones en voz alta en la sala del tribunal.
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A su vez, la jueza Ketanji Brown Jackson, la primera jueza negra de la corte, calificó la decisión como “una verdadera tragedia para todos nosotros”, en un mensaje separado de disidencia.
Horas después, el presidente Joe Biden declaró que está “en fuerte, fuerte desacuerdo” con el fallo y llamó a las universidades a no dejar que esa “sea la última palabra”.
Las universidades “no deben abandonar su compromiso para lograr un cuerpo estudiantil de diversos trasfondos y experiencias que reflejen a toda la sociedad estadounidense”, expresó el mandatario en la Casa Blanca. Las instituciones deben evaluar “las adversidades superadas” por los aspirantes, expresó.
El expresidente Donald Trump alabó la decisión, escribiendo en su red social que es “un gran día para Estados Unidos. Gente con habilidades extraordinarias y todo lo demás que se necesita para tener éxito, incluyendo la futura grandeza de nuestro País, finalmente está siendo recompensada”.
El expresidente Barack Obama, entretanto, dijo en un comunicado que las políticas de igualdad de oportunidades “permitieron a generaciones de estudiantes, como yo y como Michelle, demostrar que pertenecíamos. Ahora dependerá de todos nosotros darle a los jóvenes las oportunidades que merecen y ayudar a los estudiantes en todas partes a beneficiarse de nuevas perspectivas”.
En los últimos 20 años, la Corte Suprema ha confirmado dos veces los programas de admisión a la universidad que son conscientes de la raza, incluso en fechas tan recientes como 2016.
Pero eso fue antes de que los tres designados por el expresidente Donald Trump se unieran al máximo tribunal del país. En argumentos a fines de octubre, los seis jueces conservadores expresaron dudas sobre la práctica, pese a que ha sido confirmada por fallos de la Corte Suprema que se remontan a 1978.
Los tribunales inferiores también confirmaron los programas tanto en la Universidad de Carolina del Norte como en Harvard, rechazando las afirmaciones de que ambas escuelas discriminaban a los solicitantes blancos y asiático-estadounidenses.
Las dos universidades manifestaron que utilizaban el factor racial de forma limitada, pero que si lo eliminaban por completo sería mucho más difícil conseguir un alumnado que reflejara la diversidad de Estados Unidos.