NEWTON, Massachusetts, EE.UU. (AP) — Jill D’Amore ayudaba a que la iglesia de Nuestra Señora Auxiliadora luciera hermosa, cuidando las flores y decorando la parroquia. Su madre, Lucia Arpino, de 97 años, nunca faltó a misa hasta que llegó la pandemia del coronavirus. Y el esposo de Jill, Bruno, era el orgulloso encargado de cocinar las hamburguesas en el picnic de la parroquia.
Los tres murieron golpeados y apuñalados en un incidente aparentemente aleatorio durante el fin de semana, cuando la iglesia tenía previsto celebrar las bodas de oro de los D’Amore después de la comunión. El crimen ha conmocionado a la parroquia y a la comunidad en general de Newton, una ciudad que comprende una red de pueblos en los suburbios de Boston.
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“Es una pérdida estremecedora, el dolor es terrible. Pero tengo que decir que el amor de la gente no sólo ha sido sorprendente, sino también edificante e inspirador”, dijo el párroco de la iglesia, el reverendo Dan Riley.
Christopher Ferguson, de 41 años, se declaró inocente el martes en el tribunal de distrito de Newton por un cargo de homicidio en relación con la muerte de Jill D’Amore, de 73 años, y otros dos cargos de agresión y uno de robo residencial. Se tiene previsto que se le presenten cargos adicionales por la muerte de Bruno D’Amore, de 74 años, y Arpino, de 97, una vez que se concluya con las autopsias.
Jill D’Amore tenía 32 golpes y heridas de arma blanca en el tórax, la cabeza y el rostro, dijo la fiscal Nicole Allain en el tribunal.
Ferguson, también de Newton, fue detenido el lunes, pero al parecer no tenía ninguna otra conexión con las víctimas, dijo la fiscal del distrito de Middlesex, Marian Ryan. Los investigadores aún no han identificado un motivo.
La jueza Mary Beth Heffernan ordenó que Ferguson permaneciera detenido sin derecho a fianza hasta que se celebre una audiencia de causa probable el 25 de julio. Durante la comparecencia del martes, al menos ocho familiares de las víctimas escucharon en silencio mientras los fiscales detallaban su investigación. Se marcharon sin hablar con los periodistas.
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Una misa de paz se programó para la tarde del martes.
“Bruno era conocido por su voz profunda y su personalidad exuberante” y por ser el “chef principal” en los picnics, escribieron Paul y Ginny Arpino, familiares de las víctimas, en una carta a la comunidad de la iglesia.
Un amigo de la pareja encontró a las víctimas dentro de una habitación poco después de que no se presentaran a la misa de las 10 de la mañana del domingo, dijo Allain. El amigo llamó a la policía, la cual descubrió signos de entrada forzada a través de una ventana. Los investigadores encontraron huellas de pies descalzos en las baldosas del piso, junto con gotas de sangre y huellas dactilares.