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Captura directa del aire: ¿podemos realmente eliminar las emisiones de CO2 del aire?

La captura directa del aire ya se utiliza para extraer dióxido de carbono de la atmósfera y colocarlo bajo tierra o crear productos con él. Esta tecnología está aún en sus primeras fases, pero se espera que se convierta en un importante aliado en la lucha contra el calentamiento global.

Diseño de plataforma marina para la extracción de CO2 También existen herramientas y plataformas divinas para este tipo de casos. MIT NEWS (MIT NEWS/Europa Press)

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El calentamiento global sigue amenazando nuestro planeta y se ve agravado por la presencia de emisiones de CO2 en la atmósfera. La buena noticia es que ya existe una nueva tecnología en desarrollo que podría ayudar a combatir este problema. Se llama Captura Directa del Aire (DAC, por sus siglas en inglés). Se puede definir como procesos químicos que capturan CO2 del aire ambiente mediante enormes máquinas y lo concentran para inyectarlo en un tanque de almacenamiento.

Aunque este método parece innovador, lo cierto es que la DAC pretende ayudar al trabajo de los árboles que llevan millones de años haciéndolo.

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“Hay muchos métodos diferentes. Algunos los llevamos haciendo ya mucho tiempo, como plantar árboles, mientras que otros son más novedosos y están en fase de demostración tecnológica, como la captura y almacenamiento directo de carbono en el aire”, explicó a Metro el doctor Rob Bellamy, profesor de Clima y Sociedad del Departamento de Geografía de la Universidad de Manchester (Reino Unido).

De hecho, la Captura Directa en el Aire ya es vista como una opción para reducir la presencia de CO2 en la atmósfera por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que en su último informe reitera la necesidad de actuar urgentemente para mitigar el catastrófico cambio climático.

¿Cómo funciona la Captura Directa de Aire?

La Agencia Internacional de la Energía explica que las tecnologías de Captura Directa del Aire extraen el CO2 directamente de la atmósfera. Actualmente se utilizan dos enfoques tecnológicos para capturar CO2 del aire: DAC sólido y DAC líquido. El DAC sólido (S-DAC) se basa en adsorbentes sólidos que funcionan a presión ambiente o baja (es decir, al vacío) y a temperatura media. Mientras que el DAC líquido (L-DAC) se basa en una solución acuosa básica (como el hidróxido de potasio), que libera el CO2 capturado a través de una serie de unidades que funcionan a altas temperaturas.

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El CO2 extraído puede almacenarse permanentemente en formaciones geológicas profundas, logrando así el secuestro del dióxido de carbono (CDR por sus siglas en inglés. El gas capturado también puede utilizarse, por ejemplo, en el procesado de alimentos o combinado con hidrógeno para producir combustibles sintéticos. En la transición hacia las emisiones netas cero, el CO2 utilizado para producir combustibles sintéticos tendría que capturarse cada vez más de fuentes bioenergéticas sostenibles o de la atmósfera para evitar las emisiones retardadas de CO2 fósil cuando se quema el combustible.

Aunque esta tecnología parece alentadora para combatir el calentamiento global extrayendo el principal gas de efecto invernadero, los expertos advierten de que debe utilizarse de forma responsable, verificando su eficacia e informando a la población de los avances.

“El principio de eliminar el dióxido de carbono del aire es sencillo en muchos casos; el reto está en la práctica de controlar, informar y verificar cuánto se ha eliminado y si esa eliminación es permanente. Además, está el aspecto social: los distintos métodos de eliminación del carbono suscitan distintas preocupaciones entre la población y el medio ambiente. Tenemos que asegurarnos de que la eliminación del carbono se lleva a cabo de forma socialmente responsable”, concluyó Bellamy.

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