Los socorristas se apresuraban el sábado a buscar sobrevivientes y ayudar a centenares de personas que perdieron sus casas luego de que un poderoso tornado sembró destrucción en Mississippi, donde dejó al menos 25 muertos, decenas de heridos y manzanas arrasadas en su ruta de devastación durante más de una hora. Una persona perdió la vida en Alabama.
El tornado devastó una franja de la localidad de Rolling Fork, en el delta del Mississippi, donde redujo casas a pilas de escombros, volcó vehículos y derribó la torre de agua. Los habitantes se refugiaron en bañeras y pasillos durante la tormenta del viernes en la noche, y después irrumpieron en una tienda de productos John Deere, convirtiéndola en un centro de triaje para los heridos.
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“No queda nada”, dijo Wonder Bolden, que cargaba a su nieta, Journey, mientras permanecía parada frente a los restos de la casa rodante de su madre en Rolling Fork. “Sólo está la brisa que sopla, que pasa entre las cosas... simplemente nada”.
La Agencia para el Manejo de Emergencias de Mississippi anunció en un tuit el sábado en la tarde que la cifra de muertos había ascendido a 25 y que docenas de personas estaban heridas. Cuatro personas desaparecidas ya fueron encontradas.
En otras partes del sur de Estados Unidos los habitantes retiraban los escombros causados al parecer por otros tornados. Un hombre falleció en el condado Morgan, Alabama, informó en un tuit el departamento policial allí.
A lo largo del sábado, sobrevivientes desorientados y consternados se abrían paso con motosierras entre escombros y árboles caídos en busca de personas desaparecidas. Había cables eléctricos derribados bajo robles de décadas de antigüedad que fueron arrancados del suelo.
El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, declaró un estado de emergencia y prometió que ayudaría a la reconstrucción cuando se dirigía a inspeccionar los daños en una zona con grandes sembradíos de algodón, maíz y soja, así como criaderos de bagre. El presidente Joe Biden también prometió asistencia federal y dijo que los daños eran “desgarradores”.
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La devastación en Rolling Fork era tan generalizada que varios cazadores de tormentas —los cuales persiguen tornados y a menudo transmiten en vivo imágenes dramáticas de nubes en forma de embudo— solicitaron ayuda en las labores de búsqueda y rescate. Otros abandonaron la persecución de las tormentas para trasladar a personas heridas a hospitales.
Pero el hospital comunitario en la parte oeste de la ciudad estaba dañado, por lo que fue necesario transferir pacientes a otras partes. El tornado también destruyó un almacén de algodón y arrancó el campanario de una iglesia bautista.
Sheddrick Bell, su pareja y sus dos hijas se acurrucaron en un armario durante 15 minutos en su casa de Rolling Fork al paso del tornado. Los vidrios se rompían mientras sus hijas lloraban y su pareja oraba.
“Sólo pensaba: ‘si aún puedo abrir los ojos y moverme, estoy bien’”, dijo.
Rodney Porter, que vive a unos 32 kilómetros (20 millas) al sur de Rolling Fork y pertenece a un departamento local de bomberos, señaló que no entendía cómo era posible que hubiera sobrevivientes mientras repartía agua y combustible a familias en la zona.
“Parece como si hubiera explotado una bomba”, declaró, e hizo notar que había casas encima de otras casas. Diversas cuadrillas interrumpieron el suministro de gas a la localidad para garantizar la seguridad de los habitantes y de los socorristas.
El Servicio Meteorológico Nacional había emitido una advertencia directa y clara: “¡Para proteger su vida, resguárdese ahora!”