Ciudad del Vaticano (AP) — El papa Francisco actualizó este sábado una ley eclesiástica de 2019 destinada a responsabilizar a los miembros de la iglesia por encubrir casos de abuso sexual.
Francisco reafirmó e hizo permanentes las disposiciones temporales de la ley de que se aprobaron en un momento de crisis para el Vaticano y la jerarquía católica.
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Esa ley había sido elogiada en ese momento por establecer mecanismos precisos para investigar a los obispos y superiores religiosos cómplices, pero su implementación ha sido desigual y los sobrevivientes de abusos han criticado al Vaticano por la continua falta de transparencia sobre los casos.
Las nuevas reglas se ajustan a otros cambios en el manejo del abuso por parte de la Iglesia Católica que se han emitido desde entonces. Lo más significativo es que se amplían para cubrir a los líderes de asociaciones aprobadas por el Vaticano encabezadas por líderes laicos, no solo clérigos.
También, Francisco reafirmó que incluso los adultos pueden ser víctimas de sacerdotes depredadores, como monjas o seminaristas que dependen de sus obispos o superiores. El derecho eclesiástico consideraba anteriormente que sólo los adultos que “habitualmente” carezcan de uso de razón pueden ser considerados víctimas junto a los menores.
La nueva ley deja en claro que los adultos pueden volverse vulnerables al abuso incluso ocasionalmente, según se presenten las situaciones.
Asimismo, establece que una persona vulnerable es “cualquier persona en estado de enfermedad, deficiencia física o mental, o privación de la libertad personal que, de hecho, incluso ocasionalmente, limita su capacidad de comprender o querer o resistir de otro modo el delito”.
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Francisco originalmente estableció las normas en 2019 como respuesta al último capítulo de la crisis de décadas, centrado en un encubrimiento expuesto por un informe del gran jurado de Pensilvania y el escándalo sobre el entonces cardenal Theodore McCarrick.
De hecho, el propio Francisco estuvo implicado en esa ola del escándalo, luego de que desestimó las denuncias de las víctimas de un notorio depredador en Chile.
La ley y su actualización del sábado contienen normas explícitas para investigar a obispos acusados de abuso o encubrimiento, una respuesta directa al caso McCarrick, dado que era bien sabido en los círculos del Vaticano y en algunos círculos eclesiásticos de Estados Unidos.
La ley también obliga a todo el personal de la iglesia a denunciar internamente las denuncias de abuso por parte del clero, aunque se abstiene de obligar a informar a la policía.