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Naufragio en Italia: cómo ocurrió y preguntas sin respuesta

STECCATO DI CUTRO, Italia (AP) — “¡Italia, allá vamos!", exclamaron los jóvenes en urdu y pastún, mientras se tomaban un video en un barco que navegaba por aguas azul claro.

Estaban entre los aproximadamente 180 migrantes -afganos, paquistaníes, sirios, iraníes, palestinos, somalíes y otros- que habían salido de Turquía con la esperanza de encontrar una vida mejor, o simplemente más segura, en Europa.

Unos días más tarde, docenas de ellos habían muerto. Por el momento se han recuperado 70 cuerpos del naufragio de 26 de febrero cerca de Steccato di Cutro, una pequeña localidad de playa. Pero sólo se han encontrado 80 sobrevivientes, lo que apunta a que la cifra de víctimas es mayor. Buzos del cuerpo de bomberos avistaron el domingo otro cuerpo en el Mar Jónico y trabajaban para llevarlo a tierra, según la televisora estatal.

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La tragedia ha llamado la atención sobre la menos conocida ruta migrante de Turquía a Italia. También ha puesto sobre la mesa el endurecimiento de las políticas migratorias europeas e italianas, que desde 2015 se han alejado de una estrategia de búsqueda y rescate para centrarse en la vigilancia de fronteras. El gobierno italiano enfrenta ahora preguntas sobre por qué no se envió a la Guardia Costera antes de que fuera demasiado tarde.

A partir de documentos judiciales, testimonios de sobrevivientes y familiares y comunicados oficiales, AP ha reconstruido lo que se sabe de los acontecimientos que llevaron al naufragio y las preguntas que siguen sin respuesta.

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EL VIAJE ACIAGO

En la madrugada del miércoles 22 de febrero, los migrantes -incluidas docenas de familias con niños pequeños- subieron a un barco de recreo en una playa cerca de Izmir tras llegar en camión desde Estambul y cruzar un bosque a pie.

Zarparon desde la orilla. Pero cuando llevaban apenas tres horas de viaje, el motor del barco falló. El reemplazo, una vieja embarcación tradicional turca de madera, llegó en alta mar.

Los contrabandistas y sus asistentes dijeron a los migrantes que se ocultaran bajo cubierta mientras continuaba el viaje al oeste. Sin asientos ni chalecos salvavidas, se hacinaron en el suelo y apenas salían un momento para tomar aire o aliviarse. Los sobrevivientes dijeron que el segundo barco también tenía problemas en el motor y tuvo que detenerse en varias ocasiones.

Tres días más tarde, a las 22:26 del sábado 25 de febrero, un avión de la Guardia Europea de Fronteras y Costas que patrullaba el Mar Jónico avistó un barco que se dirigía a la costa italiana. La agencia, conocida como Frontex, dijo que el barco “no mostraba indicios de problemas” y navegaba a 6 nudos, con “buena” flotabilidad.

Frontex envió un email a las autoridades italianas a las 23:03 que informaba de una persona en la cubierta superior y posiblemente más gente en el interior, detectada por cámaras térmicas. No había chalecos salvavidas a la vista. El email también mencionaba que se había hecho una llamada con teléfono por satélite desde el barco a Turquía.

En respuesta al avistamiento de Frontex, el caso fue clasificado como “actividad de policía marítima”. La Guardia di Finanza italiana, o policía financiera, que también se encarga de tareas de fronteras y aduanas, envió dos patrulleras para “interceptar la embarcación".

Cuando el barco turco se acercaba a la costa italiana de Calabria el sábado por la noche, se permitió que algunos de los migrantes del barco enviaran mensajes a sus familiares para informarles de su llegada inminente y que liberasen el pago de 8.000 euros acordado con los contrabandistas.

Los hombres que pilotaban el barco dijeron a los nerviosos pasajeros que debían esperar unas horas más para desembarcar para evitar ser descubiertos, según declaraciones de los sobrevivientes a los investigadores.

A las 3:48 de la madrugada del sábado 26 de febrero, los barcos de la policía financiera regresaron a la base sin haber llegado hasta la embarcación debido al mal tiempo. La policía contactó con los guardacostas para preguntar si tenían barcos en el mar “en caso de que haya una situación crítica”, según comunicaciones a las que tuvo acceso la agencia italiana ANSA y confirmadas por AP. Los guardacostas respondieron que no. “De acuerdo, sólo era para informarles”, dijo un policía antes de colgar.

Apenas unos minutos después, en torno a las 4 de la madrugada, pescadores locales en la costa sur italiana avistaron luces en la oscuridad. Había gente agitando con desesperación las linternas de sus celulares desde un barco varado en un banco de arena.

Los supuestos contrabandistas tomaron unos cilindros negros, posiblemente chalecos salvavidas, y saltaron al agua para salvarse, según los sobrevivientes. Las olas seguían golpeando el barco hasta que de pronto se resquebrajó. Sonó como una explosión, dijeron los sobrevivientes. La gente cayó al agua helada tratando de agarrarse a lo que podía. Muchos no sabían nadar.

La policía italiana llegó al lugar a las 4:30, la misma hora a la que los guardacostas dicen haber recibido las primeras llamadas de emergencia asociadas al barco. La Guardia Costera tardó otra hora en llegar. Para entonces ya se estaban sacando cuerpos del agua y la gente pedía ayuda a gritos mientras otros trataban de reanimar a las víctimas.

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LAS VÍCTIMAS JÓVENES

Había docenas de niños pequeños a bordo del barco. Casi ninguno sobrevivió. El sábado se recuperó el cuerpo de un niño de tres años.

Entre los sobrevivientes estaban un padre sirio y su hijo mayor, pero su esposa y otros tres hijos perecieron. El cuerpo del más pequeño, de 5 años, seguía desaparecido cuatro días después.

Un hombre afgano condujo desde Alemania en busca de su sobrino de 15 años, que había contactado con su familia para decirles que estaba en Italia. Pero el chico también murió antes de poner un pie en tierra.

El tío pidió que no se publicaran su nombre ni el de su sobrino, porque aún no había informado al padre del chico.

El adolescente de rostro aniñado había compartido un video con su familia durante la travesía, con lo que parecía buen tiempo.

Su madre había muerto dos años antes, y tras el regreso del Talibán al poder, la familia huyó a Irán. El chico siguió el viaje hasta Turquía, y había intentado cruzar a la UE en varias ocasiones.

“Europa es el único lugar donde al menos se te respeta como ser humano”, dijo. “Todo el mundo sabe que es 100% peligroso, pero se juega la vida porque sabe que si lo logra, podría vivir”.

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LAS CONSECUENCIAS

La fiscalía ha abierto dos investigaciones, una sobre los supuestos contrabandistas y otra sobre si hubo demoras de las autoridades italianas en su respuesta al suceso.

Un hombre turco y dos paquistaníes que están entre los 80 sobrevivientes han sido detenidos, sospechosos de ser contrabandistas o sus cómplices. Hay un cuarto sospechoso prófugo, de nacionalidad turca.

Un aspecto que ha recibido especial atención es por qué nunca se envió a la Guardia Costera a comprobar el estado del barco.

Al día siguiente del naufragio, Frontex dijo a AP que había avistado un barco “muy abarrotado” y lo reportó a las autoridades italianas. Sin embargo, en un segundo comunicado, Frontex aclaró que sólo había una persona visible en cubierta, aunque sus cámaras térmicas “y otros indicios” indicaban que podría haber más gente en el interior.

En una entrevista con AP, el almirante retirado de la Guardia Costera Vittorio Alessandro dijo que los barcos guardacostas están hechos para soportar la mala mar y que deberían haber salido. “Si no para rescatar, al menos para comprobar si el barco necesitaba cualquier asistencia”.

Alessandro señaló que las imágenes publicadas por Frontex señalaban que el nivel del agua estaba alto, lo que apuntaba a que el barco estaba muy cargado.

La Guardia Costera dijo que Frontex había alertado a las autoridades responsables de “seguridad” y copiado a los guardacostas sólo “para mantenerles al tanto”. Frontex indicó que clasificar los incidentes como operaciones de búsqueda y rescate es competencia de las autoridades nacionales.

“El asunto es sencillo en su naturaleza trágica: ninguna comunicación de emergencia de Frontex llegó a nuestras autoridades. No fuimos alertados de que este barco corría riesgo de hundirse”, dijo el sábado la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.

“Me pregunto si hay alguien en este país que de verdad cree que el gobierno dejó morir de forma deliberada a unas 60 personas, incluidos varios niños”, añadió.

Alessandro, sin embargo, señaló que sucesivos gobiernos han ido recortando las actividades de la Guardia Costera -que antes operaba incluso en zonas alejadas en aguas internacionales- de forma progresiva en los últimos años.

“Las operaciones de rescate en el mar no deben sustituirse por operaciones policiales. El rescate debe prevalecer”, afirmó.

En una entrevista con AP, Eugenio Ambrosi, jefe de gabinete de la Organización Internacional para las Migraciones, de Naciones Unidas, recalcó la necesidad de que se establezca una estrategia más proactiva de búsqueda y rescate a nivel europeo.

“Podemos mirar y debatir si el (barco) fue avistado, no avistado, si las autoridades estaban avisadas y no respondieron”, dijo. “Pero no nos estaríamos haciendo esta pregunta si hubiera un mecanismo de búsqueda y rescate en el Mediterráneo”.

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Brito informó desde Barcelona, España. Los periodistas de AP Trisha Thomas en Roma, Colleen Barry en Milán y Ahmad Seir en Ámsterdam también contribuyeron a este despacho.

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