Se espera que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) proponga restricciones sobre los “químicos perpetuos” que se encuentran en el agua potable después de encontrar que son dañinos en cantidades tan pequeñas como para ser detectadas. Pero los expertos dicen que eliminarlos costará millones, una carga que afectará principalmente a las pequeñas comunidades con menos recursos.
Preocupada por el potencial de los químicos para debilitar el sistema inmune de los niños, la EPA dijo el año pasado que las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) podrían causar daños a “niveles mucho menores a los entendidos anteriormente”.
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También existe evidencia de que los compuestos están vinculados a un bajo peso al nacer, cáncer de riñón y algunos otros problemas de salud. No se sabe qué va a proponer la EPA ahora y qué tanto ayudará a las personas a protegerse de estos daños recientemente entendidos.
El ácido perfluorooctanoico y el sulfonato de perfluorooctano (PFOA y PFOS, respectivamente, por sus siglas en inglés) forman parte de una familia de compuestos más grande llamados PFAS, que están bastante extendidos, no se degradan en el medioambiente y han estado presentes por décadas. Se han utilizado en sartenes antiadherentes, para empacar alimentos y espuma contra incendios. En el presente está prácticamente en desuso en Estados Unidos, pero algunos todavía persisten.
Los proveedores de aguas se están preparando para las medidas más estrictas y haciendo pruebas que sin duda revelarán PFOA y PFOS en comunidades que todavía no saben que esos químicos están en su agua.
“Esta regla ayudará a las comunidades a asegurarse de que no las están envenenando”, dijo Jonathan Kalmuss-Katz, abogado especialista en temas de exposición a tóxicos y salud en Earthjustice.
En la última década, cada vez más ciudades y pueblos —que con frecuencia colindan con fábricas o bases militares— se percatan de que tienen un problema. Por ejemplo, en 2016 Sarah McKinney estaba de licencia por maternidad cuando se enteró de que había mucho PFOA y PFOS en el agua potable en su suburbio en Colorado Springs, y decidió comprar suficiente agua embotellada para su familia de cinco. Ella recuerda tener dudas hasta de lavarse los dientes con agua del grifo.
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En respuesta a la preocupación de la gente, el servicio de agua de McKinney cambió la fuente de abasto, proveyó estaciones para llenado de botellas de agua e instaló un sistema de tratamiento de 2,5 millones de dólares que fue el primero en su tipo en el país, de acuerdo con Lucas Hale, gerente de agua en el distrito. Los químicos se filtraron al agua desde una base de la Fuerza Aérea que estaba cerca, la cual posteriormente construyó una planta de tratamiento.
Pero para las comunidades con contaminantes, no es un problema económico para resolver.
A nivel nacional, podría costar hasta 38.000 millones de dólares retirar los químicos para cumplir con el estricto límite de la EPA a niveles que no puedan ser detectados, de acuerdo con un cálculo de la consultoría Black & Veatch para la American Water Works Association, un grupo del sector.
___ Phillis reportó desde San Luis. ___ The Associated Press recibe apoyo de la Family Foundation para cubrir temas de agua y medioambiente. La AP es la única responsable del contenido.