LIMA (AP) — Las protestas antigubernamentales en Perú cobraron una nueva víctima en la víspera en una ciudad del sureste andino, con lo que subió a 60 el número de fallecidos en dos meses de manifestaciones en el país sudamericano.
La presidenta Dina Boluarte confirmó que un hombre de 22 años murió el jueves en la región de Apurímac, mientras la dirección de salud de la región Puno indicó que protestas en la ciudad de Juliaca, cerca de la frontera con Bolivia, dejaron a 23 manifestantes heridos, nueve están hospitalizados, incluyendo tres por arma de fuego, entre ellos un niño de 11 años con una herida en la pierna.
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Boluarte dijo en una conferencia de prensa en el palacio presidencial que lamentaba mucho el fallecimiento de Denilson Huaraca Vílchez durante un enfrentamiento en el cual fue incendiado un bus de transporte interprovincial.
Marcelino Huaraca, hermano del fallecido, dijo por teléfono a The Associated Press que su hermano había ingresado a un instituto técnico para estudiar mecánica automotriz y que viajaba en un camión junto a otros manifestantes el cual, aseguró, fue atacado a tiros por la policía. Añadió que Denilson recibió un proyectil de arma de fuego con entrada y salida a la altura de la región toráxica.
Una copia de la necropsia de Denilson, vista por la AP, indica que murió por un shock hipovolémico, perforación pulmonar y traumatismo torácico abierto por proyectil de arma de fuego.
El choque con la policía en Apurímac dejó otros tres heridos por proyectil de arma de fuego, dos de ellos con balas en el torax y el tercero con una herida en una pierna.
De otro lado, la Defensoría del Pueblo indicó en un informe que hubo choques en las inmediaciones del aeropuerto Inca Manco Cápac de la ciudad de Juliaca cuando los manifestantes buscaron ingresar mientras conmemoraban un mes de la muerte de 19 en otro choque letal con la policía.
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Antes, los manifestantes participaron de una misa católica en una vía y luego recorrieron las calles cercanas al aeropuerto exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y de los 130 miembros del Parlamento, un pedido que se extiende en otras partes de Perú.
El 9 de enero se produjo en Juliaca el episodio más letal de choques entre manifestantes y policías durante el gobierno de más de dos meses de la presidenta Boluarte. En aquella jornada murieron 19, casi todos por disparos de arma de fuego, incluido un médico que ayudaba a los manifestantes heridos y un policía quemado dentro del patrullero en una calle de esa ciudad.
Las manifestaciones también ocurren en la capital desde fines de enero luego que miles llegaron desde los Andes, sobre todo del sur. Muchos de ellos viven del apoyo de sus familiares, amigos o de redes de vecinos que han aportado dinero para su modesta manutención en Lima.
Boluarte asegura que no renunciará hasta que se elija a su sucesor en elecciones adelantadas, pero el Congreso peruano ha archivado cuatro proyectos de adelanto de elecciones, incluida una del gobierno. Las dos últimas propuestas fijaban en octubre y diciembre el llamado a las urnas, pero fueron desechadas.
Las protestas suman un total de 60 fallecidos en su mayoría manifestantes, según la Defensoría del Pueblo. Las manifestaciones se reactivan y se prolongan por dos meses después de iniciado el gobierno de Boluarte el 7 de diciembre cuando la entonces vicepresidenta asumió el poder en reemplazo del destituido Pedro Castillo. El exmandatario fue removido por el Congreso tras su intento por disolverlo para evitar su destitución, y después encarcelado con cargos por rebelión.