Las ventanas cerradas son un elemento permanente en Salinas, una ciudad industrial en la costa sureste de Puerto Rico que se considera una de las regiones más contaminadas del territorio estadounidense.
Durante años, las cenizas tóxicas y los productos químicos nocivos de las centrales termoeléctricas y de carbón han envuelto a esta comunidad, y los residentes se han quejado de problemas de salud que van desde el cáncer hasta el Alzheimer.
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Luego, el año pasado, una bomba: funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) informaron desde Salinas que la ciudad también tiene una de las concentraciones más altas de óxido de etileno, un gas cancerígeno, en una jurisdicción estadounidense.
“Estamos en muchas luchas”, dijo José Santiago, un jubilado de 74 años.
Envalentonados por la atención que el gobierno federal ha puesto en Salinas, Santiago y otros están exigiendo una gran limpieza y sanciones para quienes contaminen la región.
“Hasta que yo muera, voy a seguir luchando”, dijo Elsa Modesto, una jubilada de 77 años que no ha faltado a una sola reunión de la EPA desde el anuncio del año pasado. “Quiero saber lo que hay en el ambiente”.
Con 4,2 millones de libras, Puerto Rico ocupa el puesto 22 entre 56 estados y territorios de Estados Unidos según el total de desechos administrados liberados por milla cuadrada. Seis de los 10 municipios principales en esa categoría se encuentran en la región sur de Puerto Rico, con Salinas en el sexto lugar, según la EPA.
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Salinas también tiene una de las tasas de incidencia de cáncer más altas de la isla, con 140 casos reportados en 2019, según las cifras oficiales más recientes. Salinas tiene una tasa más alta que el vecino pueblo de Guayama, donde los casos de cáncer y otras enfermedades han aumentado desde que la central eléctrica —la Corporación AES— a carbón comenzó a operar allí en 2002, dijo el doctor Gerson Jiménez, director del Hospital Menonita que ha pedido el cierre de la planta.
El nivel de contaminación ha llevado a la EPA por primera vez a analizar el aire y las aguas subterráneas en la región sureste de Puerto Rico. El titular de la agencia, Michael Regan, ha dicho que las comunidades de bajos ingresos y las de color han sufrido injustamente durante décadas.
Salinas es una ciudad de casi 26.000 habitantes, de los cuales el 28% se identifica como afroestadounidense; y más de la mitad de su población es pobre, según datos del censo.
La ciudad se ubica entre la planta de energía que quema carbón, dos de las plantas termoeléctricas más grandes de la isla y otras fábricas, incluida una que produce compuestos termoestables, un material utilizado en electrodomésticos. Esa empresa, IDI Caribe Inc., es la instalación que emite la mayor cantidad de emisiones en Salinas, según la EPA.
En general, el estireno y el óxido de etileno, un gas cancerígeno, son los dos principales químicos que se liberan al aire y al agua en Salinas, dicen las autoridades. Salinas y Guayama también tienen niveles de dióxido de azufre que superan los nuevos estándares.
Además, un estudio del Colegio de Químicos de Puerto Rico publicado a finales de 2021 encontró la presencia de metales pesados vinculados al carbón en el agua potable de Salinas. Las cantidades encontradas no excedieron los límites reglamentarios.