La decisión occidental de enviar tanques a Ucrania fue acogida con entusiasmo desde Washington a Berlín, pasando por Kiev. En un primer momento, Moscú le restó importancia, para lanzar después una nueva andanada de ataques.
Ya el Kremlin había advertido que tales entregas de tanques serían una escalada peligrosa del conflicto en Ucrania. Denunció enérgicamente el paso decisivo de Alemania y Estados Unidos de enviar armamento pesado a su enemigo, pero insiste en que los nuevos equipos no impedirán que Rusia logre sus objetivos en Ucrania.
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“El potencial que le da a las fuerzas armadas ucranianas es claramente exagerado”, aseguró el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. “Esos tanques arderán como cualquier otro”.
Moscú restó importancia a la decisión justo después del anuncio, en un aparente intento de salvar las apariencias mientras Occidente redoblaba la apuesta en Ucrania. Algunos expertos sobre Rusia también subrayaron que el suministro del blindaje letal será relativamente limitado y que podría tardar meses en llegar al frente.
Rusia lanzó el jueves una nueva andanada de misiles y drones con explosivos en Ucrania, el más reciente de una serie de ataques, muchos de los cuales se dirigieron contra centrales eléctricas y otras obras clave de infraestructura.
Los blogueros y comentaristas militares rusos aseguraron que tales ataques implican una preparación meticulosa, por lo que la última andanada probablemente se planeó con anticipación y no estuvo necesariamente relacionada con el anuncio de los nuevos tanques de combate.
Yohann Michel, del instituto de investigación Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), destacó que, aunque los suministros de armas occidentales irriten a Rusia, esta no puede hacer nada para detenerlos. “Es un problema que no necesariamente pueden atajar”, afirmó, señalando que decisiones anteriores de Estados Unidos y sus aliados de suministrar armas de defensa antiaérea a Ucrania podrían incluso haber sido más alarmantes para Moscú.
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El presidente Vladimir Putin, sus diplomáticos y líderes militares han advertido repetidamente a Occidente que el suministro de armas de largo alcance capaces de atacar en lo más profundo de Rusia significaría rebasar los límites y que ello desencadenaría una represalia masiva.
Mientras que otras armas como los tanques y ciertos sistemas de defensa aérea han provocado advertencias de las autoridades rusas, las palabras elegidas han sido deliberadamente vagas, tal vez para permitir que el Kremlin evite verse acorralado por hacer amenazas específicas.
Polonia, República Checa y otros países de la OTAN ya han proporcionado a Ucrania cientos de tanques más pequeños: de fabricación soviética, cuando formaban parte del bloque soviético durante la era de la Guerra Fría. Las fuerzas armadas ucranianas, que han utilizado armamento antiguo similar, no necesitaron entrenamiento adicional para usarlos. Desempeñaron un papel importante en el campo de batalla, ayudando a Ucrania a recuperar amplias franjas de territorio en 11 meses de lucha.
A medida que las unidades blindadas ucranianas se han desgastado y las reservas de los viejos tanques T-72 se están agotando en los arsenales de sus aliados en Europa Central y Oriental, Kiev ha presionado cada vez más para recibir tanques Leopard 2 de fabricación alemana y M1 Abrams de fabricación estadounidense.
Después de semanas de vacilación, Alemania finalmente respondió el miércoles que proporcionará a Ucrania 14 tanques Leopard 2 y que permitirá que otros aliados dispuestos a seguir su ejemplo entreguen 88 tanques Leopard más a fin de integrar dos batallones de tanques. Estados Unidos anunció que enviará 31 tanques M1 Abrams.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, y sus funcionarios, que desde hace mucho tiempo han dicho que al país le urgen cientos de tanques para contrarrestar a un enemigo con un número muy superior y otras armas, recibieron la decisión occidental como un gran avance y expresaron la esperanza de que vendrían más suministros.
“Las entregas del Leopard 2 llevarán a nuestras fuerzas terrestres a un nivel cualitativamente nuevo”, opinó el experto militar ucraniano Oleh Zhdanov en declaraciones a The Associated Press. Aunque los Leopard 2 son más pesados que los tanques de diseño soviético, tienen una gran ventaja en potencia de fuego y capacidad de supervivencia.
“Un Leopard 2 podría ser equivalente a tres o cinco tanques rusos”, aseguró Zhdanov.
Sin embargo, subrayó que la cantidad prometida de tanques occidentales representa apenas el mínimo que Ucrania necesita para repeler una posible ofensiva de Moscú. Agregó que Rusia tiene miles de vehículos blindados.
“Kiev se está preparando para una operación defensiva y su resultado determinará la futura dirección del conflicto”, agregó Zhdanov.
Los analistas militares rusos se mostraron más escépticos acerca de los tanques occidentales, argumentando que, si bien los tanques Abrams han demostrado ser claramente superiores a los modelos más antiguos de tanques construidos por los soviéticos durante la guerra en Irak, los modelos rusos más recientes son más parecidos. También notaron que los tanques Leopard 2 utilizados por el ejército turco contra los kurdos en Siria demostraron ser vulnerables a las armas antitanque de la era soviética.
Algunos medios rusos en línea publicaron rápidamente diagramas de los puntos vulnerables del Leopard 2. ” ¡Pégale al Leopard como tu abuelo le pegaba al Tiger y al Panther!”, decía un titular, en referencia a los tanques nazis de la Segunda Guerra Mundial.
Andrei Kartapolov, un general retirado que encabeza la comisión de asuntos de defensa en la cámara baja del Parlamento ruso, argumentó que tanto el Leopard 2 como el Abrams son inferiores al T-90 de Rusia, una versión modificada del T-72.
El tanque ruso más reciente, el T-14 Armata, sólo se ha fabricado en pequeñas cantidades y hasta ahora no se ha utilizado en combate. El Ministerio de Defensa británico dijo en su última actualización de inteligencia que Rusia prepara un pequeño lote de tanques T-14 para su despliegue en Ucrania, pero dijo que tenía problemas de motor y de otro tipo.
Mientras tanto, observadores rusos señalaron que los tanques occidentales podrían tardar un tiempo significativo en llegar a Ucrania, y notaron que entrenar a los ucranianos en su uso y mantenimiento adecuado se sumaría al desafío.
“Eso seguramente significa que el ejército ucraniano quizás recibirá algunos lotes pequeños de tanques que podrían ser incompatibles entre sí”, aseguró en un comentario el analista de defensa Ilya Kramnik, quien trabaja en Moscú.
Zhdanov, el analista militar ucraniano, argumentó que al aceptar proporcionar tanques a Ucrania, Occidente cruzó una barrera psicológica importante y eventualmente podría seguir suministrando armas aún más letales.
“La entrega de los tanques Leopard 2 a Ucrania marca un cambio importante en la política de los aliados occidentales, que dejaron de temer una escalada y ahora están listos para desafiar a Rusia en la guerra de recursos”, afirmó. “Occidente se ve obligado a abrir aún más las puertas de sus arsenales militares a Ucrania”.
Hablando en un video transmitido el miércoles por la noche, Zelenskyy elogió la creación de lo que llamó una “coalición de tanques” y aseguró que Ucrania buscará ahora más artillería y presionará a favor del desbloqueo de suministros de misiles de largo alcance y, en última instancia, aviones de combate.
Desde hace mucho tiempo las autoridades ucranianas han expresado esperanzas de recibir aviones de combate F-16 y cohetes de largo alcance de Estados Unidos para los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, conocidos como HIMARS, a fin de atacar objetivos muy por detrás de las líneas del frente.
Tales deseos provocaron comentarios alarmantes del diplomático ruso Konstantin Gavrilov, similares a los expresados anteriormente por Putin y otros.
“Si Washington y la OTAN dan armas a Kiev para atacar ciudades pacíficas en lo más profundo de Rusia y tratar de apoderarse de territorios que constitucionalmente pertenecen a Rusia, obligarán a Moscú a tomar represalias fuertes”, advirtió Gavrilov durante una reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). “No nos digan entonces que no les advertimos”.
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Los periodistas de The Associated Press Yuras Karmanau en Tallín, Estonia, y Jamey Keaten en Ginebra, Suiza, contribuyeron para este reportaje.