Muchas personas en la Isla Grande de Hawái se preparaban el sábado para una gran agitación si la lava del volcán Mauna Loa llega a una carretera clave y bloquea la ruta más rápida que conecta los dos lados de la isla.
La roca fundida podría volver intransitable la carretera y obligar a los conductores a buscar rutas costeras alternativas en el norte y el sur. Eso podría alargar horas a los tiempos de viaje, visitas al médico y entregas de camiones de carga.
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“Estoy muy nervioso por el cierre”, dijo Frank Manley, un enfermero cuyo trayecto de ida al trabajo es de una hora y 45 minutos de su casa en Hilo hasta una clínica de Kaiser Permanente en Kailua-Kona.
Si la carretera se cierra, Manley anticipa conducir de dos horas y media a tres horas en cada dirección. Él teme perder su salario si un accidente u otra interrupción del tráfico en una ruta alternativa retrasa su llegada.
La lava avanza lentamente a un ritmo que podría llegar a la carretera la próxima semana. Pero su camino es impredecible y podría cambiar de rumbo, o el flujo podría detenerse por completo y salvar la carretera.
El flujo de movimiento lento corría a unas 2,7 millas (4,3 kilómetros) de la carretera el viernes, informaron científicos del Servicio Geológico de Estados Unidos.
Hay opciones de vivienda más asequibles en el lado este de la isla, donde se encuentra la sede del condado, Hilo. Pero muchos puestos de trabajo en balnearios, en la construcción y otras industrias están disponibles en el lado oeste, donde se encuentra Kailua-Kona. Saddle Road, también conocida como Ruta 200 o Carretera Daniel K. Inouye, conecta las dos comunidades.
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El Departamento de Transporte estatal tomó medidas el jueves para eliminar posibles obstáculos de tráfico en la ruta costera del norte al reabrir un carril a través del puente Nanue que estaba cerrado por reparaciones.
Hilo también es uno de los principales puertos de la isla, donde llega una gran variedad de mercancías por barco antes de cruzar la isla en camión.
La concejala del condado de Hawái, Susan “Sue” L. K. Lee Loy, que representa a Hilo y partes de Puna, dijo que le preocupan los grandes camiones que cruzan puentes costeros envejecidos.
“Va a costar mucho repensar cómo nos movemos en la isla de Hawái”, señaló.
Hay más de 200.000 residentes de Big Island. En medio de multitudes de turistas, camiones de reparto y viajeros forzados a cambiar de ruta, Harrison dijo que no podía imaginar la congestión.
“Incluso podría ser más rápido volar a Honolulu”, dijo sobre el vuelo de una hora. “No hay fila en el aeropuerto de Hilo. Volar, ver al médico, volver en realidad sería más rápido que conducir”.
Un cierre también podría afectar la investigación astronómica importante en la cumbre de Mauna Kea, un pico de 4.207 metros (13.803 pies) junto a Mauna Loa que alberga algunos de los telescopios más avanzados del mundo.