WASHINGTON (AP) — Los demócratas fueron contra los pronósticos esta semana cuando los votantes dejaron de lado sus inquietudes sobre el presidente Joe Biden para negarles a los republicanos la amplia victoria que esperaban. Con ello, envalentonaron a una Casa Blanca cuyos instintos políticos han sido cuestionados o simplemente rechazados constantemente por sus adversarios e incluso por algunos aliados.
Fue una notable demostración de fortaleza frente a la historia y las encuestas pesimistas según las cuales los votantes, hartos de la inflación y del aumento en la delincuencia, querrían castigar al partido en el poder. A medida que continuaban el miércoles los recuentos, era evidente que los demócratas habían limitado los avances republicanos en la cámara baja y mantenían esperanzas de conservar el control del Senado.
PUBLICIDAD
Biden permaneció a la defensiva durante el tramo final de la campaña, evitando los estados reñidos donde su impopularidad podría actuar como lastre para los demócratas. Pero en la noche de la jornada electoral, pasada la medianoche, seguía felicitando a los candidatos que se suponía debían perder.
“Aunque la prensa y los expertos predecían una gigantesca ola roja, eso no ocurrió”, dijo Biden el miércoles en la Casa Blanca en sus primeras declaraciones públicas desde que terminó la votación. Señaló que los demócratas tuvieron una “sólida noche”.
Reconoció que muchos estadounidenses siguen desalentados por el rumbo que ha tomado el país, “los votantes también dejaron claro que siguen frustrados, lo entiendo", y añadió que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con los republicanos ante la probabilidad de un gobierno dividido en Washington.
Pero se comprometió a mantener el rumbo de su agenda, prediciendo que los resultados reivindicarán sus decisiones.
Puso en duda que los estadounidenses quieran realmente los grandes cambios que piden algunos republicanos, como el debate y la votación sobre la continuidad de la Seguridad Social o Medicare.
PUBLICIDAD
“No voy a cambiar nada de manera fundamental”, señaló.
“Nunca hay que subestimar en qué medida subestiman al equipo Biden”, tuiteó Ron Klain, el jefe de despacho presidencial. Biden tenía programado hablar desde la Casa Blanca y responder a preguntas de los periodistas en las próximas horas.
Pero cualquiera que sea el grado de éxito de los demócratas, la presidencia de Biden difícilmente podrá evitar una etapa caracterizada por el caos y las magulladuras. Los republicanos esperan ganar la mayoría en la cámara baja, lo cual les permitiría investigar a Biden y su familia. Las prioridades legislativas de Biden quedarían soslayadas y hasta podría resultar difícil financiar el gobierno.
El futuro del Senado seguía siendo incierto mientras se seguían contando los votos; las posibles pérdidas demócratas allí podrían limitar o incluso cortar la capacidad de Biden para confirmar nuevos jueces y otros funcionarios del gobierno.
Tampoco está claro si los resultados de las elecciones intermedias serán suficientes para que Biden pueda silenciar a los escépticos mientras se prepara para buscar un segundo mandato. Una amplia encuesta de AP VoteCast reveló una profunda preocupación por su rendimiento y su capacidad para seguir en el cargo.
Biden está cerca de cumplir 80 años, y el 58% de los encuestados dijeron que no tiene la capacidad mental para seguir cumpliendo eficazmente las funciones del presidente. El 44% lo calificó de honesto y apenas el 34% lo consideró un “líder fuerte”.
Hay otras señales ominosas sobre su posición política.
Hace dos años, cuando lo eligieron, el 54% declaró que a Biden “le importa la gente como tú”. Entre los votantes de estos comicios, la cifra bajó a 46%.
El 57% de los votantes dijeron que tenían una opinión desfavorable de Biden. Sus tasas de aprobación en materia de economía, política energética y seguridad en la frontera eran lamentables. Incluso son negativas las opiniones sobre el manejo de la situación con Rusia, a pesar de que ha mantenido una coalición internacional contra la invasión de Ucrania.
Estos índices negativas responden a las opiniones abrumadoramente negativas de los republicanos, pero los propios demócratas le han negado un apoyo enfático.
Alrededor de dos de cada 10 votantes demócratas dijeron que desaprobaban el desempeño del trabajo de Biden en general, un cambio notable en el actual entorno político hiperpartidista.
La encuesta de más de 94.000 votantes fue realizada durante nueve días, hasta el momento del cierre de los comicios, para AP por NORC en la Universidad de Chicago.
Una ventaja clara para Biden, quien basó su campaña en que era mejor que la alternativa, es el desdén que sienten sus partidarios por su predecesor.
Mientras el 50% de los que votaron por los demócratas dijeron que su intención era demostrar apoyo al presidente, una proporción aún mayor, el 65%, dijo que su voto era una expresión de rechazo a Donald Trump.
“Los demócratas sostuvieron desde el inicio que debían presentar esta elección como una opción, no como un referendo”, dijo la analista Amy Walter, del Cook Political Report. “Y esencialmente lo lograron”.
Walter dijo que los demócratas fueron capaces de mantener el apoyo en las elecciones intermedias de los votantes que creen que “Biden no está a la altura de sus expectativas, o se sienten decepcionados o se sienten decepcionados de su gestión”.
El resultado alivia la presión sobre la Casa Blanca, al menos por ahora.
“La presión se va de ‘cómo explicará Biden la situación’ o ‘qué explicaciones dará Trump’”, dijo Walter. “Las conversaciones más interesantes ahora son entre republicanos”.