Delegados de todo el mundo se reunieron el domingo en el balneario egipcio de Sharm el Sheij para conversaciones sobre la lucha contra el cambio climático, en un momento en el que el planeta también enfrenta varios desafíos como la guerra en Ucrania, la inflación, desabastecimiento de comida y una crisis energética.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió la semana pasada que el planeta se dirige de forma irreversible a un “caos climático” a menos que los países encuentren un modo de encarrillar de nuevo al mundo en la reducción de emisiones de efecto invernadero y ayudar a los países pobres a lidiar con los efectos del calentamiento global.
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Más de 40 mil participantes se han registrado en las conversaciones de este año, lo que refleja la sensación de urgencia mientras fenómenos climáticos en todo el mundo afectan a millones de personas y cuestan miles de millones de dólares en reparaciones.
Egipto indicó que asistirían 120 líderes mundiales, muchos de los cuales intervendrían en la sesión de alto nivel del 7 y 8 de noviembre. Estaba previsto que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegara más avanzada la semana.
Pero muchos dignatarios importantes, como el presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro de India, Narendra Modi, no tenían previsto acudir, lo que ponía en duda que las conversaciones en Egipto pudieran dar lugar a acuerdos significativos para reducir emisiones sin dos de los mayores contaminantes del mundo.
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La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, dijo que las conversaciones se veían empañadas por el ataque ruso a Ucrania, que ha tenido consecuencias políticas y económicas en todo el mundo.
“Pero 2022 no debe convertirse en un año perdido para la protección del clima”, dijo en un comunicado.
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“Para muchos estados, se trata de la supervivencia de su población y su cultura. Para ellos, el asunto más importante de seguridad sigue siendo la crisis climática, no la guerra de Rusia en Europa”.
Alemania está dispuesta a mostrarse solidaria con países pobres, dijo Baerbock, lo que incluye el espinoso asunto de compensar las pérdidas producidas por el cambio climático provocado por las emisiones de los países ricos.
Grupos de derechos criticaron el domingo a Egipto por restringir las protestas y aumentar la vigilancia sobre la población durante la cumbre.
Las autoridades también han detenido a decenas de personas por convocar protestas, indicó Human Rights Watch, con sede en Nueva York y que citó a medios egipcios.
“Está quedando claro que el gobierno egipcio no tiene intención de suavizar sus abusivas medidas de seguridad y permitir la libertad de expresión y asamblea”, dijo en un comunicado Adam Coogle, subdirector del grupo para Oriente Medio y Norte de África.
Human Rights Watch dijo que se había sumado a unos mil 400 grupos de todo el mundo que pidieron a Egipto que levantara las restricciones sobre los grupos de la sociedad civil.
Alaa Abdel-Fattah, un destacado activista prodemocracia en prisión, aumentó el domingo su huelga de hambre, en el primer día de la COP27, según su familia.
La tía de Abdel-Fattah, la novelista premiada Ahdaf Soueif, dijo que había iniciado una “huelga de hambre total” y había dejado de beber agua a las 10 de la mañana, hora local. Preocupada porque pudiera morir sin agua, pidió las autoridades que respondieran a las peticiones locales e internacionales y le pusieran en libertad.