A pesar de que la Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPR) advirtió que el Proyecto del Senado 967 (PS 967) pone en riesgo la prestación de servicios psicológicos, la Coalición de Psicólogos Clínicos abogan para que se apruebe y los psicólogos tengan licencias por especialidad.
El PS 967, de la autoría del senador Rubén Soto Rivera, busca definir las seis especialidades de la psicología y crear un examen de revalida para cada una de ellas lo que, según la APPR, limitaría el acceso a los servicios de salud mental en la Isla y resultaría en una falta de empleos para psicólogos.
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Actualmente, hay una reválida general por lo que en las licencias no se identifican los servicios psicológicos que cada profesional ofrece según su preparación.
La Coalición de Psicólogos Clínicos señaló que este proyecto tiene el propósito de educar al paciente y cumplir con la Ley 194 conocida como la Carta de Derechos y Responsabilidades del Paciente que establece que tienen derecho a conocer al profesional de salud que lo atiende.
Además, consideran que, al no establecerse su especialidad en la licencia, se entiende que todos los psicólogos llevan a cabo las mismas tareas.
“Esta ley contribuirá a un público mayor informado, más consciente, más responsable, por lo que deberá recibir información adecuada y suficiente relativa a la educación, licenciamiento, certificación y recertificación de los profesionales de la salud; a los años que lleva en la práctica, a la experiencia en la realización del tratamiento para las condiciones o dolencias diagnosticadas, incluyendo el costo y probabilidades de éxito de estas”, según estableció la Coalición en un comunicado de prensa.
Por otro lado, al no tener una licencia por especialidad, indicaron que los psicólogos en Puerto Rico están incumpliendo con el Código de Ética brindando servicios de salud mental sin la preparación académica o competencias necesarias.
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Por su parte la APPR indicó que entre las razones para rechazar la medida está que las definiciones de cada especialidad establecidas en el proyecto no reflejan la realidad de su trabajo e incluso, por su vaguedad, podrían traer confusión.
Además, insisten en que tanto los psicólogos clínicos como los psicólogos escolares y los consejeros psicológicos, por ejemplo, tienen competencias clínicas por lo que una definición general no recoge sus funciones.