En el barrio Tallaboa Alta, dentro de la región rural de Peñuelas, un negocio cerca de una urbanización opera como cualquier otro durante la tarde de un caluroso domingo. Se llama el Colmado Rex y el hecho de que tiene prendido su aire acondicionado significa que cada persona que entra suspira en voz alta y con un tono de alivio, pues después de todo, probablemente es el único lugar en la comunidad con tanto frío dado, pues gran parte del municipio sigue a oscuras.
El Colmado Rex ha tenido que operar con una planta eléctrica por las pasadas dos semanas desde que el paso de huracán Fiona sobre el suroeste de Puerto Rico se llevó consigo el servicio eléctrico. A pasos de este negocio un vagón dentro del mismo estacionamiento opera con dos empleados que conversan con clientes en lo que esperan por que la comida que pidieron esté lista.
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Allí, cansada pero con ánimo de dar la bienvenida está Arline Torres, empleada de Chela’s Café.
“Bendito, estoy comprando diésel todo los días… Gastamos $400 diarios más o menos”, expresó Torres.
“Prácticamente vivo aquí. ¿Sabes lo que es levantarse a las 5:00 de la mañana para prender la plantas? Tenemos que apagarlas casi a las 10:00 de la noche porque tampoco podemos dejar prendidas todo el tiempo porque se quema, pero tampoco puedo tenerlas apagadas porque se me dañan”, abundó la mujer, quien también reside en el municipio.
Como Torres se las han tenido que ingeniar decenas de comercios pequeños que ubican en la zona suroeste de Puerto Rico, el área que resultó con la mayor cantidad de daños por el huracán y que aún, al cierre de esta edición, no se le han podido restablecer el servicio eléctrico por completo.
Al momento de la entrevista, Peñuelas apenas contaba con un 12 a 15 % con servicio de energía eléctrica, según confirmó el alcalde Gregory González Souchet.
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Como si fuera poco, en el caso de aquellos pueblos de la región a los que se les restableció el servicio, las averían suelen ser constantes, si no diarios, dada la fragilidad del sistema, lo que implica que aunque haya llegado la luz, la planta eléctrica y el diésel para poderla operar tienen que estar presentes en todo momento.
Tal fue el caso de Ruth Rosado, propietaria de Danny’s and Gabby’s Bakery, una panadería en el barrio La Luna, en Guánica. Según la comerciante, su negocio ha tenido que operar con pérdidas porque lo que genera lo ha gastado en diésel. Rosado afirmó que se gasta entre $400 a $500 diarios para operar su negocio.
“Ha sido caótico porque tenía que conseguir diésel, donde no hay en ninguna parte”, dijo la propietaria desde la caja registradora de su negocio.
“Tienes que tomar del dinero tuyo e invertir porque esto no está como antes. No ves a la gente comprando dramáticamente, pero tienes que tenerlo abierto… Aunque tengas pérdidas tienes que tener el negocio abierto”, afirmó.
Rosado aseguró que al negocio le había llegado la luz, pero momentos antes de la entrevista se fue, por lo que tenía la planta eléctrica supliéndole energía. No obstante, pese a las circunstancias, la comerciante elogió el trabajo de LUMA Energy.
Rosado estaba contenta porque la empresa le restableció el servicio menos de dos semanas tras paso del ciclón, cuando tuvo que esperar 53 días luego del huracán María. Sin embargo, Guánica se ha mantenido como uno de los municipios menos energizados, pues hasta la semana pasada, el 100 % del pueblo permanecía a oscuras.
El negocio de Rosado es el único que operaba en todo el barrio, pues tanto los huracanes Fiona y María, al igual que la secuencia sísmica que provocó colapsos en la zona, obligó que el resto de lo comercios cerraran.
“Te puedo decir que LUMA adelantó mucho más de lo que se pensaba”, afirmó.
Un recorrido por la zona urbana del municipio arrojó que la gran mayoría de los negocios no estaban abiertos. En esa ocasión, solo una planta de hielo permanecía abierta pese a que no tenía luz y su generador no funcionaba correctamente.
Daniel Casiano Vega, empleado de Guánica Ice Plant, explicó que, al igual que los otros dos casos expuestos, el negocio ha tenido que gastar alrededor de $1,000 diarios para continuar operando a toda capacidad.
“Al principio fue un poco difícil porque nos quedamos sin hielo… Hay mucha necesidad. Lo que pasa es que nosotros estábamos supliendo los negocios”, expresó Casiano Vega mientras recibía clientes, la mayoría personas de mayor edad.
Guánica, al igual que Peñuelas, aún permanecen con poca energización. El alcalde peñolano explicó que aunque tiene contacto diario con LUMA, no siempre recibe la información que requiere.
Comienzan los desembolsos de ayuda del DDEC
La pasada semana, el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC) anunció que culminó la primera fase del incentivo de emergencias a pequeñas y medianas empresas, por lo que la agencia estará analizando las solicitudes de asistenci recibidas.
De acuerdo con el secretario de la dependencia, Manuel Cidre Miranda, el DDEC recibió sobre 20,000 solicitudes de pequeñas empresas, aunque solo la mitad de estas estaban completadas.
No obstante, el DDEC no cuenta con la cantidad de fondos requeridos para diligenciar la totalidad de las solicitudes.
“Imagínese por un momento que le doy $5,000 a cada uno de esos individuos, que es lo menos que pudiéramos dar. Son $50 millones que yo no tengo. Lo que hemos hecho es crear un loop entre $1,000 y $5,000, no para restablecer su negocios, sino para pagar ese diésel, el hielo”, sostuvo Cidre Miranda durante una entrevista telefónica con este medio.
A partir de esta semana se espera que los negocios que cualificaron y cumplieron con todos los requisitos comiencen a recibir su desembolso del incentivo.