Ante la situación de emergencia que vive la isla y la posible escasez de diesel, el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico exigió al gobierno de los Estados Unidos que exima a Puerto Rico de la Ley Jones (leyes de cabotaje) por un término de 30 días para que barcos extranjeros puedan traer productos necesarios en Puerto Rico.
El presidente del gremio, licenciado Manuel A. Quilichini, señaló que, ante la situación actual, donde un gran porciento de la isla se encuentra sin servicio de electricidad, “es imperativo tener acceso a fuentes de combustibles como el diésel para que no se interrumpan servicios esenciales, ofrecidos por entidades tales como hospitales y supermercados, así como la transportación terrestre”.
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“La devastación y el daño causado por el huracán Fiona solo se amplificará por la actitud mezquina del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de no conceder una exención inmediata para el recibo, tanto de combustible como de cualquier producto esencial, para la supervivencia de nuestro pueblo luego de este evento atmosférico catastrófico”, denunció el letrado.
La situación es tan grave que, en su asamblea anual de 2018, tras el paso del huracán María, la American Bar Association (ABA) aprobó la resolución 10B urgiendo al Congreso federal a eximir a Puerto Rico de las leyes de cabotaje, por su impacto negativo sobre la economía del país y el acceso a productos básicos.
“Reclamamos a los gobiernos local y federal que deroguen la Ley Jones o que se exima su aplicación a Puerto Rico de manera permanente, como sucede en las Islas Vírgenes. Mientras tanto, solicitamos al DHS que exima a Puerto Rico de las limitaciones de la Ley Jones por un periodo de 30 días, de manera inmediata, para evitar más sufrimientos y posible mortalidad a nuestra ciudadanía. No podemos esperar por un proceso burocrático cuando el bienestar de millones de personas está en juego”, subrayó el presidente del Colegio.
Quilichini explicó que la Ley Jones, aprobada en 1920, buscaba proteger el comercio marítimo entre puertos norteamericanos, requiriendo que se usaran barcos construidos en los Estados Unidos y operados por entidades de dicho país. A pesar de la globalización económica, esta ley se justifica bajo el pretexto de mantener económicamente una marina mercante que no puede competir con el transporte marítimo ofrecido por otros países. Expertos coinciden que, de derogarse esta ley, el consumidor ahorraría miles de millones de dólares al año en gastos de transportación de productos. Se estima que la Ley Jones le cuesta anualmente a cada familia en Puerto Rico $300 adicionales en alimentos y bebidas, según un estudio de Advantage Business Consulting.