A cinco años del paso devastador del huracán María sobre Puerto Rico, el sistema eléctrico del país continúa en planes de reconstrucción, el Gobierno sigue anunciando planes y aún se ve uno que otro toldo azul sobre un techo.
Todo esto mientras el cambio climático no cede y en múltiples puntos alrededor de la isla su impacto va en aumento. Desde la erosión en las costas, el incremento paulatino de la temperatura y posibilidades de sequía, para algunos, el ciclón marcó un antes y un después.
PUBLICIDAD
Sin embargo, el pasado lustro también ha sido terreno fértil para que organizaciones sin fines de lucro, como Amigxs del M.A.R. y Taller Salud sigan su labor en favor de comunidades vulnerables.
En el caso de Amigxs del M.A.R, organización que se dedica trabajar con las comunidades vulnerables cerca de las costas, el problema principal que persiste es la poca visibilización que reciben las personas más afectadas por fenómenos como el huracán debido a su estatus económico. “Uno de los problemas más grandes es que cuando estas comunidades están en riesgo, el gobierno opta por sacarlas y estas personas no tienen los recursos para moverse. Entonces las políticas se enfocan en que son zonas inundables, que las estructuras se construyeron sin permiso, pero la vara no es igual para los de Ocean Park o para los de Rincón... Entonces cómo se articulan los planes pensando en las consecuencias climáticas y si no toman en consideración esa vulnerabilidad interseccional y de raza y género”, sostuvo la directora de la organización, Vanessa Uriarte, durante una conversación telefónica con Metro.
“También hay un derecho de permanecer en estas comunidades históricas en pueblos costeros… Y el Gobierno no provee mecanismos para qué hacer con la gente y entonces las medidas de reparación o recuperación que se establece nunca se basan en la naturaleza”, criticó Uriarte.
Como respuesta, la organización se ha enfocado en realizar encuentros comunitarios cerca de las costas de los cuatro puntos cardinales de la isla para hacer constar la particularidad de sus problemas y así marcar un hito de unión.
“Luego del huracán, mucha gente solicitó para recibir ayuda de FEMA y es la razón por la que todavía tenemos a cientos, quizás miles de personas, todavía con toldos azules y sin techo seguro ni vivienda digna porque no cualificaban por problemas de titularidades y procesos burocráticos que no deberían ser un requisito para que la gente pueda tener un techo seguro”, contó la activista ambiental.
PUBLICIDAD
Como Amigxs del M.A.R., el tema de la vivienda es una de las prioridades de otra organización cuya labor tomó auge a partir del huracán María: Taller Salud.
En su caso, Taller Salud se dio la tarea de desarrollar la iniciativa de comunidad y liderazgo, un elemento que surgió como respuesta a las diversas emergencias ocurridas durante el paso de los huracanes.
La directora del organismo, Jenifer De Jesús, explicó que Taller Salud manejó las necesidades básicas de las comunidades canalizando sus ayudas, incluyendo servicios médicos. “Estuvimos trabajando con camas, estufas y neveras porque la gente no tenía esas mínimas necesidades para sostener la salud en lo que esperábamos a que el Gobierno y FEMA lograran llegar, pero mientras pasaba el tiempo, nos dábamos cuenta con los meses que no iban a llegar”, narró De Jesús.
“Fuimos haciendo una transición hacia la organización comunitaria, a construir redes fuertes de apoyo mutuo y procesos de abogacía porque en la medida que nos damos cuenta de que el Gobierno no estaba allí para satisfacer las necesidades de la gente, no estaba allí ni siquiera para entender esas necesidades”, detalló.
Tan reciente como esta semana, Taller Salud emitió una carta al secretario de Vivienda, William Rodríguez Rodríguez, para exigir, entre otros reclamos, que asegure una inclusión ciudadana y participativa de cara a otra emergencia.