BEIJING (AP) — Casi 500 estudiantes de la principal universidad china para periodistas de televisión fueron enviados a un centro de cuarentena después de que se detectaran varios casos en su residencia.
Los 488 alumnos de la Universidad de Comunicación de China, junto con 19 profesores y cinco asistentes, fueron trasladados en autobús a partir del viernes por la noche.
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Poner en cuarentena a cualquiera que se considere contacto de un paciente infectado con el virus es un pilar de la política china de “cero COVID”. Los centros de cuarentena pueden ser hospitales de campo, estadios convertidos y centros de exposiciones, y han recibido críticas por hacinamiento, falta de higiene y alimentos estropeados.
Para la semana pasada había unos 65 millones de residentes de China confinados, pese a los apenas 1.248 casos nuevos de contagios locales reportados el domingo. La mayoría eran asintomáticos.
Los confinamientos han desatado protestas en internet y confrontaciones con trabajadores sanitarios y policía, y se han cobrado un alto precio sobre la economía, además de afectar a las cadenas globales de suministro de electrónica y otros productos. Las semanas de confinamiento en la ciudad más grande del país, Shanghái, impuesta este verano provocó un éxodo de trabajadores migrantes y extranjeros, cuyas repercusiones aún no se han calibrado.
Esta semana se publican nuevos datos económicos, y los analistas buscarán indicios sobre cómo afecta la gestión china de la pandemia a la actividad económica en la segunda economía más grande del mundo. Los confinamientos se han visto acompañados por pruebas casi diarias, restricciones de desplazamientos y suspensión de clases presenciales en todos los niveles.
China ha mantenido la estrategia sin concesiones a pesar de que casi todos los demás países han buscado un regreso a la vida normal con ayuda de vacunas y medicamentos para combatir el virus.
La política de “cero COVID” está muy asociada al presidente y líder del Partido Comunista, Xi Jinping, lo que ha provocado acusaciones de que el gobierno ha politizado una crisis de salud pública. Su gobierno ha rechazado declaraciones de la Organización Mundial de la Salud sobre que la estrategia no es sostenible y se ha negado a autorizar vacunas extranjeras ampliamente consideradas como más efectivas que las producidas por firmas chinas.