BUENOS AIRES (AP) — María Eva Noble dice que continúa con el legado de su tocaya mientras trabaja en un comedor social en un barrio obrero de Buenos Aires.
Fue bautizada con el nombre de la icónica ex primera dama argentina María Eva Duarte de Perón, más conocida como Eva Perón o Evita, quien falleció hizo 70 años el martes. El comedor en el que Noble trabaja como voluntaria en el vecindario de Flores sirve a diario a unas 200 personas y está gestionada por una organización que también lleva el nombre de la fallecida líder.
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Aunque no tiene relación sanguínea con Eva Perón, Noble dice llevarla “en mi ADN”. Y no es la única que se siente así.
Siete décadas después de su muerte, Evita sigue despertando pasiones en Argentina ya que su seguidores creen en su imagen como defensora de los más desfavorecidos es más relevante que nunca en un momento donde la desigualdad y la pobreza van en aumento, mientras la economía sigue estancada en medio de una inflación galopante.
Evita ha sido protagonista de incontables libros, películas, series de televisión y hasta de un musical de Broadway, pero para algunos de sus más antiguos y fervientes admiradores, la conexión con la actriz convertida en líder política es mucho más personal.
Juana Marta Barro fue una de las docenas de personas que el martes por la mañana hicieron fila para llevar flores y presentar sus respetos ante la tumba de Evita, en el cementerio del barrio de la Recoleta de la capital argentina.
Con lágrimas en los ojos, Barro, de 84 años e hija de una ama de casa, recordó como su vida en la provincia de Tucumán, en el norte del país, mejoró tras la entrada de Evita en la escena política, y de pronto recibió unos zapatos mejores y un uniforme escolar.
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“Ella me hizo conocer la mochila”, afirmó Barro, que sigue recordando la emoción de ver a Evita pasar por su pueblo en un tren. “Es una antorcha prendida en mi corazón”.
Evita nació en un hogar humilde en Los Toldos, una pequeña localidad rural a unos 300 kilómetros (186 millas) de la capital, a donde se mudó cuando tenía 15 años para perseguir su sueño de convertirse en actriz. Una década más tarde, conoció a Juan Domingo Perón, un militar que era funcionario en el gobierno.
Evita estuvo a su lado cuando Perón ganó las elecciones presidenciales en 1946 y pasó a desempeñar un papel sin precedentes como una primera dama poderosa. Se convirtió en abanderada de causas por los derechos de la mujer, como el sufragio, que se aprobó un año después, y sentó las bases de una fundación para ayudar a los trabajadores y a los pobres.
Pero aunque era muy querida, fue igualmente odiada por muchos de los ricos y poderosos del país, que desconfiaban de su creciente popularidad e influencia.
Su etapa bajo los focos fue intensa pero corta, ya que falleció a causa de un cáncer de cuello de útero a los 33 años, lo que causó una oleada de dolor en las calles mientras el país se vestía de luto.
Perón fue elegido presidente dos veces más y fue el fundador de un movimiento político, el peronismo, que ha dominado la vida política argentina hasta la actualidad, con muchos líderes de ideologías dispares que proclaman su lealtad al ex general.
“A Perón se lo respetaba, se lo obedecía, se estaba de acuerdo con lo que decía o no. Pero a Evita se la amaba o se la odiaba, lo que aportó una fuerte adhesión emocional al peronismo”, afirmó Felipe Pigna, un historiador que ha escrito mucho sobre la ex primera dama.
Para algunos, esa emoción perdura.
En la víspera del aniversario del deceso de Evita, María Eva Sapire y casi 100 personas más se vistieron como ella para participar en un homenaje.
Sapire debe su nombre al de Evita y ahora habla de ella con su hija.
“Cuando una escucha sus discursos, es increíble como todo cabe como ahora, tantos años después”, dijo Sapire.
Otros que comenzaron a admirar a Evita más tarde suelen decir que fue precisamente la sensación de que era una avanzada para su tiempo en muchos aspectos, especialmente en lo relativo a los derechos de la mujer, lo que les hizo unirse a sus legiones de seguidores.
“Los sectores juveniles captan en Evita a una rebelde, una figura que no echó la cabeza, que no se rindió”, y acabó falleciendo “bella y joven”, lo que contribuyó a la construcción de un “icono pop”, afirmó Pigna.
“Eva es un personaje que hechiza”, dijo Alejandro Maci, director de la nueva serie “Santa Evita” que se estrenó el martes en la plataforma de streaming de Disney y se basa en una novela de 1995 del escrito argentino Tomás Eloy Martínez.
Perón y Evita siguen siendo objeto de las críticas tanto en Argentina como en el extranjero. Algunos, por ejemplo, dicen que Evita empleó fondos estatales para llevar a cabo lo que describía como labores benéficas para construirse una imagen de santidad y ayudar a aumentar la popularidad de su esposo. Otros apuntan que la pareja recibió dinero de los nazis para ayudar a los autores de crímenes de guerra a esconderse en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial.
Cristina Álvarez Rodríguez, una sobrina nieta de Evita que funge como ministra en el gobierno provincial de Buenos Aires, afirmó que está especialmente conmovida por la cantidad de “chicas muy jovencitas que se tatuaron en la piel a Evita” y ahora “la tienen como un faro”.
Muchos añoran también una figura como la de Evita ahora.
Para algunos, el actual gobierno del presidente Alberto Fernández, quien se define como peronista, se ha alejado de esos principios.
“El pueblo argentino se siente traicionado, el peronismo nunca vino a hambrear el pueblo y ahora se esta hambreando el pueblo”, indicó Mateo Nieto, quien tiene fotos de Perón y Evita en su pizzería en la ciudad norteña de Posadas, cerca de la frontera con Paraguay.
Nieto dijo que “el gobierno que está se hace decir peronista, pero en los frutos no es peronismo”.
“La verdad se extraña alguien como Evita. Sería bueno tener una líder como ella en este momento", agregó.
Maci considera que Evita es una “interesante metáfora” para pensar en el tipo de país que quieren los argentinos en un momento de creciente pobreza y desigualdad.
“Lo que propuso esta mujer que es una sociedad con mayor movilidad, que es lo que no tiene la Argentina actual, que carece de movilidad social y si la tiene es hacia abajo”, señaló.